Los aficionados rojiblancos padecen doblemente a la prensa deportiva. Por un lado, todo el nacionalmadridismo infecta y acapara todas las informaciones de los principales medios madrileños (en Barcelona y otras provincias están los equipos principales y el nacionalmadridismo). La información sobre el tercer equipo siempre es menor, parcial y subordinada a la ideología dominante. Por otro lado, quienes ofrecen la información, o debería ofrecer la información, o están a por uvas, o tienden a escribir al dictado de su santidad Miguel Ángel Gil.
Obviando, por hoy, el nacionalmadridismo -aunque se indicará cierta influencia que ejerce-, habrá que centrarse en la (in)capacidad que muestran quienes “cubren” la información del Atlético de Madrid diariamente. No Gonzalo Miró, que cubrirá otras cosas, pero de esto no tiene ni idea (aunque aparezca en todos los programas), sino los que habitualmente escriben o hablan sobre el Atleti. Y si cualquiera echa una mirada, sin necesidad de ser cruel, la verdad es que la situación podría ser muy mejorable. Si ustedes leen las crónicas de los partidos -incluso cruzando las de varios medios- tras haber visto aquel, en muchas ocasiones no entienden lo que han acabado escribiendo o diciendo por radio.
Puntuaciones incomprensibles a jugadores que se han estado tocando literalmente los huevos (pero han hecho dos caños y han mostrado pechito), textos que no escribiría ni un adolescente y resúmenes para radio de imágenes preconcebidas (como si se hubiesen dedicado el partido a mirar el escote de la rubia del fondo sur). En esto influye en nacionalmadridismo porque, por muy bien que escribiesen la crónica o ajustasen el resumen sonoro, ni les van a hacer caso, ni les va a valer para mejorar en su vida laboral. Es más, podría peligrar esta última si se le ocurriese al plumilla decir que la culpa es del palco. No sería la primera vez que ocurre. Lo que rodea al Atleti no interesa y por ello pueden hacer lo que les plazca, menos una. Si se meten con el Cholo, ahí sí suman en el ascenso nacionalmadridista.
En esa vida de dejadez y contra tres cositas de un entrenamiento ocurre que, al final, acaban enterándose de las cosas los últimos. Ocurre que algunos insiders aciertan fichajes o ventas; ocurre que Antoine Griezmann llega de jugar el mundial y se pone a entrenar y nadie se da cuenta hasta cuatro días después. Que lo había hecho Mbappé lo ha sabido todo el mundo. Mientras el francés rojiblanco entrenaba en Majadahonda el miércoles, los cronistas decían que volvería el domingo a entrenar. Se vive muy bien al dictado de Miguel Ángel y sin pisar callos. Lícito es querer vivir bien, pero al final se deben a unos lectores que merecen algo de información.
Quien esto escribe se ha colado en sitios no habilitados para prensa en congresos del PP y del PSOE. Tanto como para acabar votando contra una enmienda que pedía eliminar la democracia cristiana como influencia doctrinal en el PP, por ejemplo. Si van al Cerro del Espino, qué menos que mirar aquí y allí. Ver si el problema de garganta de João Félix era verdad o se estaba bajando del barco y, de repente, decir “¡Anda si está Griezmann entrenando ya!”. Cabe imaginarles por allí paseando y preguntando “¿Algo nuevo?”. “Pues no mucho, vuelven al 5-3-2” responden. Y la crónica hecha hasta que Miguel Ángel o alguno de sus secuaces filtren algo.
En los teleñecos de la noche no hay nadie independiente del Atleti. Hay algunos con intereses empresariales o amigos de Cerezo, aunque tienen más cerebro que los del otro lado. En Gol muchos días ponen a cualquiera que sea un poco tibio en su madridismo a hacer del Atleti o a Miró (casi se agradece a los tibios). En las radios no hay nadie del Atleti o es el graciosillo de la cadena. Y en los periódicos muchas veces se duda de que quien escribe el artículo sepa escribir en realidad. Alguna es culpa del nacionalmadridismo, pero el resto de males en la información del Atleti no. Y son buenas gentes y buenas personas muchos (hasta ayudan a cruzar a ancianitas la calle, no como los madridistas que si no tienen Champions las empujan), pero ¡coño, mover el culo un poco para informar y leer los artículos antes de publicar!