“La revocación o censura de un Secretario General requerirá ser motivada y acordada por un mínimo del 51% de votos del Comité Federal u órgano equiparable a otro nivel territorial y deberá ser aprobada por la militancia en una consulta. En caso de que la remoción del Secretario General sea ratificada por la militancia en un plazo máximo de quince días, dará lugar al cese automático de la Comisión Ejecutiva Federal, nombrándose una Comisión Gestora por el Comité Federal, o el órgano equivalente a otro nivel territorial”. De esta manera se pretende blindar al secretario general para que “quienes le han votado sean quienes le quiten”. No es mala la intención, pero hay que tener en cuenta que las mociones no son a la persona, sino al cuerpo ejecutivo al completo. Se presenta moción de censura contra la Ejecutiva no contra una persona en sí. Y ¿quién elige la ejecutiva? El Congreso federal. Y ¿quién es el máximo órgano entre congresos? El comité federal. Por tanto, son quienes están legitimados.
Dentro de su carácter bonapartista, el sanchismo quiere recurrir a las masas para revocar al Secretario General. «Un avance democrático» afirman, que lo es, pero que es esconde una pretensión de establecer una dirección uninominal del partido con la única conexión entre Secretario General y las bases. Una de las características del bonapartismo o de las dictaduras bananeras, concepto menos científico, pero más simbólico. Y cometen el error de no conocer el partido porque son aparato de toda la vida. Se dice en el párrafo citado que esta propuesta se extenderá a cualquier órgano territorial. ¿En las Asambleas locales también? Según el sanchismo sí. Es decir, que si una asamblea local decide censurar a una ejecutiva habría que convocar a votación de los militantes. Pero ¿si la asamblea son los propios militantes? No saben cómo es el partido y lo demuestran sin ruborizarse.
“De igual manera, las dimisiones que puedan producirse de miembros de la Comisión Ejecutiva Federal no llevarán, en ningún caso, al cese de los demás componentes de dicha Comisión, ni a la convocatoria automática de un Congreso Federal”. Vamos que puede quedarse el Secretario General sólo en la Ejecutiva y no pasaría nada. Bonapartismo. Un intento más de aferrarse al poder de todas las formas posibles de Pedro Sánchez y su gente.
“Por eso, se incluirá en nuestros estatutos el derecho de Iniciativa Política de los Militantes, para que puedan articular propuestas que sean discutidas en órganos superiores al local. La vía de la iniciativa política de los militantes será posible ante los diferentes órganos del PSOE, desde los niveles locales y de las CCAA hasta la CEF y el Comité Federal. Deberá contar con el apoyo de un 20% de firmas de los militantes del ámbito al que se dirija la iniciativa, que será de tratamiento obligado”. Una buena propuesta que queda desvirtuada por la necesidad de reunir un porcentaje de firmas tan alto para una IPM que no tiene que aprobarse, sólo debatirse. Si alguien logra el 20% de firmas para una propuesta tengan por seguro el secretario general y el comité federal que están en peligro.
“Para la elección del Secretario General Federal, Autonómico, Provincial y de Agrupaciones, las Primarias se celebrarán a doble vuelta si se presentaran más de dos candidatos y pasarán a la segunda vuelta los dos primeros. Los requisitos para poder presentar una candidatura no serán ni una barrera limitativa ni un fin en sí mismo, ni tampoco un proceso complejo, sino que consistirán en presentar un tanto por ciento máximo y mínimo del número de avales en función del número de afiliados, o un número de firmas de miembros del Comité Federal a determinar en los nuevos Estatutos del Partido”. En este párrafo se incluye la propuesta de la elección a dos vueltas, ya dijo Patxi que se lo habían copiado, pero de forma chapucera y falsa. Y siguen sin conocer cómo funciona el partido.
Si hay más de dos candidatos habrá segunda vuelta pero seguirá siendo obligatorio recoger avales en algún tipo de cantidad lo que se contradice con “no serán ni una barrera limitativa”. Cualquier tipo de recogida es una barrera limitativa aquí y en Sebastopol. Se introduce un porcentaje mínimo por el que alguien ya no puede participar. Barrera. Y recuperan las firmas del Comité Federal que existían en la época de Joaquín Almunia. Vamos un refuerzo de los candidatos del aparato. Todas las propuestas giran en torno a garantizar a Sánchez perpetuarse en el poder. Pero cuidado, a los que vengan detrás de él también. Más democrático es la elección a dos vueltas sin avales.
Incorporan las primarias a nivel local. Tienen sentido en ciudades con varias agrupaciones pero donde sólo hay una agrupación ¿qué sentido tiene? Se vuelve a despreciar la capacidad de la Asamblea local (reunión de todos los militantes). ¿Para qué hacer primarias si se pueden elegir directamente las ejecutivas en una asamblea? Es de locos y demuestra lo poco que conocen el partido.
“Por su parte, la elección de candidatos y candidatas al Congreso, Senado, Parlamento Europeo, Parlamentos de CCAA y Ayuntamientos (a partir de una determinada población) se realizará por el voto secreto y directo de los militantes y simpatizantes del ámbito territorial correspondiente mediante el procedimiento reglamentario que se establezca”. Esto supone acabar con las primarias de iure para elegir candidatos. Se legitima hacer un Gabilondo y pasar por encima de la militancia.
“Defendemos un modelo que responda a la tradición democrática de aquel PSOE de Pablo Iglesias que consultaba a la militancia las grandes decisiones, así como un funcionamiento coherente con las necesidades expresadas por la sociedad del siglo XXI”. Buena iniciativa lo de consultar a la militancia las grandes decisiones con un único pero, la pregunta la hace el consultador y se acaba el debate real y efectivo sobre el tema.
Eso sí, si tienen tiempo para leer las enmiendas organizativas se observa que todo al final se refiere a unos reglamentos que ya se harán. Todo acaba recordando al Conde de Romanones: “Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”.