Corren malos tiempos para la lírica decía la canción, aunque también para la prosa. Nadamos en una época en la que las palabras hieren, duelen, se encierran y se ciernen, sobre estaciones temporales, en las que el comentario, ha tornado en un arma arrojadiza de doble filo, debido a que los juicios paralelos, se siguen desarrollando en cualquier esquina del mentidero virtual, siendo óbice para el escarnio, la afrenta y el abuso de quien en su mayoría, solo quería dar su versión de los hechos.
En la vida lo que más duele, es la verdad, por eso que tanta gente se irrite al conocer esa parte de la realidad, la cual creían que solo estaba delante de su ser, obviando que había cientos, miles, millones e infinitas formas de ver el mundo. Es por ello, que hay que agradecer que los colectivos, las asociaciones y los representantes de estas, quieran enfrentarse a unos jueces sociales que solo tienen como razón; sentirse fieras en su refugio.
La entrevista a Luis Miguel Lorente Moreno va de eso, de decir lo que uno piensa sin tratar de hacer daño a nadie, aunque por suerte, sí de molestar, porque esta como mencioné, es la parte más dura de la sinceridad.
¿Qué es la ARP?
La Agrupación Reformista de Policías (no de la Policía, como acostumbran a equivocarse al mencionarnos, no teniendo en cuenta que anteponemos el factor humano y los principios que deben regir a los policías al pétreo corporativismo) es un proyecto sindical verdaderamente independiente hecho realidad, reformista, vanguardista, contra la corrupción, defensor de los derechos humanos y progresista. Entendiendo el progresismo como una forma de avanzar y proponer nuevos modelos de tratamiento de la Seguridad Pública acordes con los nuevos tiempos de cambio que vivimos.
Bebemos de la fuente de aquellos sindicalistas pioneros que en la Transición con su riesgo y lucha nos procuraron que actualmente disfrutemos de una Policía Civil y de unos derechos que en ocasiones, por ignorancia y juventud se olvida el apreciarlos. Como siempre me gusta decir, somos un sindicato de policías con una clara tendencia social y de conexión con la ciudadanía. Que en definitiva formamos un grupo de personas que llenamos nuestras siglas de contenido y trabajo solidario, en vez de escudarnos en ellas y aprovechar para vivir mejor que quienes defendemos.
¿Qué los diferencia de otras agrupaciones?
Principalmente nuestro compromiso, honestidad y auténtica vocación de servicio. En nuestra organización cada afiliado tiene voz y voto. Y consideramos que la participación en las decisiones es fundamental para no equivocarnos. La creación de nuestro órgano decisorio supone la mejor muestra de que este proyecto es de todos los afiliados y nos hace totalmente transparente en la toma de decisiones y administración de la organización. Entregamos gran parte de nuestro tiempo a la función sindical (no disfrutamos de ningún tipo de privilegio o liberación sindical), restándoselo a familia, amigos y ocio para poder materializar un activismo cierto y dificultoso por el estratégico “gremio profesional” que nos ocupa. Por desgracia en un momento crucial como el que vivimos actualmente, en el cual más que nunca se hace necesaria la existencia y funcionamiento reivindicativo de los sindicatos policiales de toda la vida, la actuación de éstos es deficitaria, anclados en la complacencia y en una obscena alineación y compadreo con aquellos mandos y políticos de los que deberían defender a sus afiliados.
Como ejemplo de la deriva y falta de empatía de los sindicatos representativos con su afiliación (desde la existencia de ARP que no es representativo, es decir que aún no ha podido optar a participar en las elecciones al Consejo de la Policía que son cada 4 años, la Administración y sindicatos mayoritarios hacen esa diferenciación para excluirnos. Sin ser conscientes que para nosotros que llevamos meses de existencia es una victoria porque dicha forma de expresión de exclusión denota su debilidad) podemos hablar de la existencia del movimiento de indignación policial JUSAPOL (Justicia Salarial Policial) que ajeno al control sindical y gubernamental, y formado por miles de policías en toda España, reivindica ante la apatía de los mastodontes sindicales policiales, que se dedican a ofertar lucrativos servicios y formación, olvidando su verdadera esencia.
¿Cómo valora la situación laboral del policía español con respecto al resto de países de la Unión Europea?
Hay países en la UE que nos aventajan en todo por años de democracia vividos y el haber consolidado sociedades donde la seguridad y sus leyes son unos pilares básicos para la protección de los ciudadanos. Francia, Alemania, Inglaterra y los países escandinavos saben de esto. Sus policías están bien dotadas salarialmente y con suficientes medios materiales, en esto no escatiman esfuerzos. Aunque para empezar a tener una idea lo más realista y formada de la situación de los policías españoles y poder aportar soluciones a sus problemas, créame que se tiene que utilizar más tiempo del que emplean los parlamentarios españoles. Si nos atenemos al prestigio que tienen los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado allende de nuestras fronteras somos conocidos mundialmente por nuestros éxitos en la lucha contra la delincuencia organizada y el terrorismo, a pesar de la falta de medios y de nuestro salario irrisorio con respecto a muchos países de la Europa avanzada.
En cuanto a déficit de cultura democrática y debido a la herencia pasada que aún sufrimos por no habernos aún reciclado del todo, y con los repuntes que vivimos actualmente de nostalgia retrógrada, aún queda camino para ser una Policía del Siglo XXI o Policía 3.0 como les gusta a algunos políticos considerarnos en un simple postureo de charlatanes vende humos.
En los últimos meses hemos comprobado cómo existen diferencias flagrantes –en especial en plano económico- entre los distintos cuerpos de seguridad del estado, ¿Cómo se sienten con ese agravio comparativo?
Pues partimos de la base de que nos parece una injusticia. Tal es así que en nuestros estatutos fundacionales (hablamos de mediados del año 2016) recogimos entre nuestros objetivos el conseguir que se nos equiparara el sueldo con el funcionario de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Policías Autonómicas dependientes del Ministerio del Interior en materia económica, que más cobrara. Pero con un aporte muy significativo en nuestra reivindicación que era el atender a esta mejora pero siempre con un ojo puesto en la ciudadanía. Es decir, que los policías no queremos ser erróneamente vistos como unos privilegiados respecto al resto de la sociedad por nuestro estatuto profesional y salario de funcionarios. Sino que queremos que se traslade a los ciudadanos y ciudadanas. Que se entienda que nuestra situación es el fruto de años de luchas y consecución de derechos. Actualmente somos el primer sindicato policial que apoya al movimiento por la equiparación salarial que antes te mencioné, denominado JUSAPOL y que ha sabido llegar a decenas de miles de policías y guardias civiles ante la inoperancia de los sindicatos de siempre. Ahora ante la dimensión del fenómeno y obviando a este potente agente reivindicativo, tras años de ineficacia al respecto, quieren puentear con reuniones exprés con los dirigentes políticos y policiales para intentar apropiarse del éxito de la movilización y del momento concreto. Si bien en su momento los sindicatos obtuvieron logros que hay que reconocer, ahora incapaces de entender el momento histórico quieren acaparar en extraña unidad sindical, el protagonismo en connivencia con el Gobierno y aprovechando las capacidades y canales que aporta estar sospechosamente en sintonía con ellos.
“Más que entrar en el mercadeo de las competencias hay que asegurar de verdad a la población”
Ha mencionado que es evidente la escasez de medios ¿Cómo la sienten?
Partiendo de escasez de medios de seguridad personal, de dependencias en muchas localidades por debajo del umbral de lo decente para trabajar en las mismas, de medios de transporte obsoletos, de falta de medios económicos para poder cubrir las auténticas necesidades operativas y de pago de jornadas para cubrir todos los servicios, etc. Es determinante nuestra penosa situación cuando los policías cubrimos de nuestro bolsillo muchas de las herramientas necesarias para ejercer nuestra función, desde medios de seguridad como chalecos hasta los teléfonos móviles, vestuario, etc…
Privatizar la seguridad es un acto que puede atentar no solo contra sus funciones, sino contra la imparcialidad de los actos ¿Qué opinión le merece tal situación?
Estamos en contra de la privatización de la seguridad por una razón obvia. Queremos estar bajo las órdenes de políticos elegidos democráticamente por la ciudadanía y mandos elegidos tras una oposición en la que el mérito y la capacidad sean las consignas inamovibles. Lo contrario crearía servicios a las órdenes de un empresario que como ya se sabe debe velar por los beneficios. Y en demasiadas ocasiones cuando se produjeran conflictos de intereses entre la seguridad y las ganancias correría peligro la primera. Solo hay que ver una de las puertas giratorias existentes en la Policía que es el trasvase de comisarios y mandos a la seguridad privada lo que me provoca la siguiente pregunta, ¿cómo se puede luchar por reducir la delincuencia y fortalecer la seguridad pública cuando se tiene la meta de acabar en el sector de la seguridad privada que en sus consejos de administración debe apreciar el que exista inseguridad o sensación de inseguridad para engordar su cuenta de resultados?
¿Considera que el gobierno no aprecia suficientemente su labor?
Es histórica la falta de empatía con los policías, a excepción de cuando se nos utiliza para capitalizar nuestros esforzados logros profesionales y llenar sus alforjas de éxitos que no merecen. También acostumbran a llenar sus bocas de alabanzas hacia nuestro colectivo pero a la hora de mejorar nuestras condiciones, hacen mutis por el foro. Lo que quiero decir es que dicen que aprecian nuestra labor pero no les creemos, puesto que no materializan esas palabras en un verdadero agradecimiento que se refleje en mejoras de nuestra situación. Es un mal endémico de los sucesivos gobiernos que hemos tenido. Produce hastío y desmoralización cuando se observa que en ese apartado no hay diferencias políticas.
El Ministerio del Interior es la cabeza visible de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. ¿Cuál es su valoración del mismo?
Primero de todo huelga decir la importancia capital de un Ministerio con las competencias del de Interior. Valoro sus funciones en la justa medida de su gran importancia y me siento muy afortunado de poder desempeñar mis funciones profesionales inserto en una Dirección General suya como es la de la Policía. Dicho lo cual considero que por parte del partido actualmente gobernante, el Partido Popular, la decisión de los últimos dos ministros denota falta de responsabilidad en la elección de sus candidatos a máximos responsables del Ministerio. Una cartera de tal importancia estratégica para la seguridad de la ciudadanía se ocupa con políticos que adolecen de la preparación necesaria en la materia ministerial y que por tanto en su desempeño desvelan sus carencias. Necesitaríamos creer en los responsables policiales y menos en los equipos de gobierno que se forman y que provienen del sector privado en base a la afinidad o amistad política con los ministros entrantes.
¿Se ha ganado con el cambio de Ministro?
Mejorar la actuación de Jorge Fernández Díaz, conocido por su ángel de la guarda que le ayudaba a aparcar, sus concesiones de medallas a vírgenes, el nombramiento como comisario honorario de su amigo el periodista Francisco Marhuenda y de las grabaciones en su despacho de conversaciones que avergonzarían a cualquier demócrata, es realmente sencillo. Dicho lo cual, el actual ministro Juan Ignacio Zoido ha heredado un ministerio en horas bajas por escándalos y utilización partidista de sus capacidades, pero en su proceder parece que el que quiera cambiar las influencias internas del anterior ocupante del ministerio, son simples movimientos políticos a su favor pero en un continuismo que no promete mejorías de funcionamiento y prestigio. Solo hay que poner el ejemplo de sus declaraciones previas respecto a que no había peligro de atentado yihadista en España y el fatal atentado sufrido en Barcelona. Debería corregir algunas declaraciones suyas o este Ministerio se lo “comerá políticamente”, el rodaje que le queda no es nada fácil y la herencia recibida no debe ser nada grata en estos momentos.
Se habla mucho del término Cloacas del Estado. ¿Son tan oscuras como parecen?
En cualquier país que se precie las cloacas del Estado existen y son consustanciales a la existencia de los mismos. Pero en España actualmente se diferencian dichas cloacas por diferentes factores respecto a otros países. Uno de ellos sería que se está viviendo un momento histórico de cambio y turbulencias que dispara la actuación de las mismas para intentar controlar e influenciar. Por otro lado cada vez la información fluye más por las diferentes vías actualmente existentes (redes sociales, etc) y la pérdida de miedo a tratar estos temas como síntoma de un comienzo de madurez de nuestra sociedad. Además de lo que yo llamo la mortadelización de la actuación de las mismas, que en diversas ocasiones son demasiado visibles para lo que es su intención. Últimamente se ha puesto de moda dicho término por la batería de informaciones que trufan los medios y redes sociales. En este sentido desde mi agrupación sindical e incluso yo de manera personal, no hemos querido entrar en el debate porque entendemos que aunque se conozca información contrastada que demuestra auténticas conductas antidemócratas, incluso delictivas, las cuales entendemos que deben de ser conocidas en toda su dimensión y legalmente ajusticiadas, pero como buenas cloacas que son no permiten discernir de manera concluyente quiénes son héroes o villanos en estas historias por mucho que por necesidad política o periodística se quiera etiquetar a sus protagonistas. Lo que sí está claro es que se ha hecho mucho daño a la imagen de la institución policial y a los funcionarios de a pie que desconocen ese mundo de intereses ajenos a ellos.
Es de recibo tener que nos trasladarnos a Cataluña por múltiples motivos. El primero por la deriva secesionista. ¿Cuál es su opinión?
Es un tema muy peliagudo que requiere que cualquier respuesta sobre el mismo sea muy matizada para que no sea utilizada por cualquiera de las sensibilidades que despierta.
Mi opinión es que todo lo que está ocurriendo es un auténtico fracaso del diálogo y del debate político. Es un conflicto de política inyectada en clembuterol, inflado por intereses que se alejan del sentir de la ciudadanía que está harta. Siempre he considerado que si en una familia hay un miembro que quiere marcharse porque no es feliz en su seno debe recibir la comprensión de su familia en ese sentido (aunque no la considere tal) pero tampoco puede permitir que la abandone por su cuenta y sin haber resuelto todo aquello que sea de su responsabilidad y le quede pendiente dentro del marco legal.
¿Cómo deben actuar los cuerpos de seguridad nacionales: Mossos; Policía Nacional y Local; Guardia Civil, en el caso de que se lleve a cabo el 1-O?
La respuesta es clara. Actuar conforme a la Ley y sus funciones descritas en la misma. Ajenos a celos ideológicos poco profesionales y a las consideraciones políticas que se salgan del marco de su propia seguridad jurídica en el desempeño policial, evitando ser objeto de utilización su funcionamiento como parapeto de los políticos.
Las leyes siempre van por detrás de la realidad en cuanto que ésta muta rápidamente, pero en este caso recomendaría cumplir la ley. No quisiera que los cabezas de turcos fueran los funcionarios de los cuerpos de seguridad.
¿Veremos contrariadas las órdenes políticas de los cargos del Parlament con lo que queda estipulado en la ley?
No quiero adelantar acontecimientos que se escapan a mi control. Pero como le indiqué anteriormente el cumplimiento de la ley debe ser la consigna. No obstante los sindicatos de los Mossos ya se están pronunciando en el mismo sentido que ARP.
¿Cuál es su opinión sobre las discrepancias entre los avisos -del órgano que integra la CIA- revelados por El Periódico de Cataluña?
Desde ARP nos hemos desmarcado de las polémicas y uso político de la descoordinación policial y críticas de actuaciones previas y durante lo tristemente acontecido en Barcelona. Nosotros hemos priorizado el respeto a las víctimas, que eran muy recientes, a sacar rédito político o utilizar el momento para desgastar posiciones de contrarios ideológicos. Nuestro talante en la lucha contra el terrorismo es anticipar y proponer soluciones desde una perspectiva constructiva ajena al circo orquestado alrededor del dolor ajeno.
¿Se refleja ahí una falta de coordinación entre las partes Seguridad Nacional y Seguridad Autonómica?
Como le adelanté en la pregunta anterior la descoordinación fue y es evidente. Una representación de la Agrupación Reformista de Policías, en marzo de este año se desplazó a Madrid al Congreso de los Diputados a reunirnos con los portavoces de Interior de los partidos más representativos del arco parlamentario. Y en dicha presentación les facilitamos un texto propuesta de nuevo modelo de seguridad estatal en el que uno de sus puntos era el de descoordinación policial. En el mismo nos adelantamos, haciéndose eco algún medio de comunicación nacional, a la descoordinación policial entre cuerpos policiales nacionales y autonómicos que podría repercutir en la efectividad contra el terrorismo yihadista, como el sufrido con el atentado de Barcelona.
Es decir, desde marzo los principales partidos políticos tenían en su poder un trabajo serio y riguroso al respecto, que afecta a otras muchas materias dentro del marco de la seguridad estatal, y que debe hacerles reflexionar respecto a la conveniencia de tener en cuenta el trabajo que se les aporta desde fuentes como la nuestra de máxima profesionalidad y compromiso.
Ante las revelaciones mostradas a raíz de los atentados de Barcelona. ¿Cree usted que la competencia de seguridad debe seguir delegada a las Comunidades Autónomas?
En temas de importancia capital para la seguridad de la ciudadanía y que tienen una dimensión internacional, lo normal es que, más que entrar en el mercadeo de las competencias hay que asegurar de verdad a la población. Por lo que debería estudiarse y objetivar al máximo cuál es la mejor respuesta a la seguridad y el modo de materializarla fuera de cálculos políticos. También es necesario aclarar que cualquier cuerpo policial que tenga delegadas competencias por el gobierno central, debe recibir sin ningún tipo de cortapisas herramientas que en común utilizan las policías europeas y otras policías para combatir la criminalidad y el terrorismo. Esto no debería ser discutido como ahora se está tratando de corregir, después de un atentando con víctimas.