Los trabajadores de la compañía Duro Felguera, uno de los buques insignia del sector industrial asturiano, no se fían del equipo de asesores que debe sacar a la empresa de la complicada situación de crisis por la que atraviesa. El pasado mes de mayo el consejo de administración de la entidad acordó la incorporación de Miguel Zorita como nuevo asesor del máximo órgano ejecutivo de la sociedad para salvar los muebles del grupo empresarial. El ejecutivo valenciano, considerado en ciertos círculos empresariales como un “rescatador” de empresas en quiebra, aterrizaba en Duro Felguera con la misión de negociar con los bancos las condiciones de refinanciación de la deuda de la compañía, así como para impulsar un nuevo plan de negocio que hiciera viable el proyecto y el mantenimiento de los 2.000 puestos de trabajo. Sin embargo, a fecha de hoy nada se sabe sobre el futuro de la empresa y el oscurantismo se ha apoderado de una firma histórica que desde 1858, fecha en que fue fundada por Pedro Duro, ha sido santo y seña de la industria asturiana. Nadie, salvo quizá unos cuantos accionistas que no sueltan prenda, sabe a estas horas cuáles son los planes concretos del nuevo equipo asesor, tampoco se conocen avances en la gestión para la solución de la deuda del grupo empresarial –que puede superar los 244 millones de euros– y lo que es aún peor: la comunicación con los comités de empresa y representantes de los trabajadores es casi nula. Decenas de familias viven con la incertidumbre de si terminarán en la cola del paro en los próximos meses. “No queremos hablar de momento, tenemos miedo a que puedan tomarse represalias contra nosotros. Son los sindicatos quienes tienen que defender nuestros derechos”, asegura un trabajador de la planta de Duro Felguera.
Todo es inquietud e incertidumbre alrededor de este viejo acorazado de la antaño todopoderosa industria siderúrgica asturiana que a finales del siglo XIX llegó a ser la principal empresa del sector. De poco ha servido que Miguel Zorita se haya puesto al frente de la operación de rescate. Sobre él se cierne la sombra de la sospecha de ser un “liquidador” de empresas más que un “reflotador”, de ahí que los sindicatos teman por el futuro de la entidad. En el fondo preocupa que Duro Felguera pueda correr el riesgo de convertirse en un caso similar al del Banco Popular, que ha sido descapitalizado y malvendido a terceros recientemente.
Manuel Pérez Uría, secretario de Acción Sindical de la Federación de Industria de Asturias de Comisiones Obreras, asegura que los sindicatos “vigilarán” atentamente si la intención última de Miguel Zorita es trocear la empresa y venderla por partes a grupos, multinacionales o fondos buitre extranjeros. “A Zorita lo conocemos por su paso por otras empresas como Daorje, pero todavía no tenemos el gusto de habernos sentado con él. Creemos que está negociando en representación de la banca y eso lo vemos con preocupación porque aún no sabemos qué papel va a jugar. Lo único que podemos decir es que estaremos vigilantes ante cualquier posibilidad de que se pueda trocear Duro Felguera. La venta de la empresa no entra dentro de la visión que tenemos nosotros de una compañía cohesionada en la que se mantengan los puestos de trabajo y las raíces asturianas que siempre ha tenido”, asegura Uría. Comisiones Obreras ya ha avisado de que no permitirá que se tome ninguna decisión sin contar con los representantes de los trabajadores y advierte de que las riendas de la compañía están ya en manos de “intereses de diferentes cataduras” que “no pretenden velar por los intereses de los trabajadores y que son de dudosa solvencia”.
En términos parecidos se pronuncia Javier Campa, secretario de Acción Sindical de la Federación de Metal, Construcciones y Afines de UGT. “No tenemos ninguna información más allá de lo que se va publicando en prensa. Zorita es una más de las preocupaciones que tenemos. Los bancos lo han colocado como representante para que llegue a un acuerdo con los accionistas. Nos gustaría saber el fin pero la empresa no nos facilita ninguna información”, explica Campa.