Los hechos ocurridos en el bar Júpiter de Canara de Cehegín en los que un hombre de 35 años intentó asesinar a una mujer de 32 tienen a otra protagonista, a la propietaria del establecimiento: María Carrasco. Esta mujer tuvo el valor de hacer lo que hay que hacer cuando se es testigo de un caso de maltrato machista o de un intento de asesinato, como fue el caso.
En una entrevista concedida a la Cadena SER, al programa La Ventana, María cuenta cómo, viendo cómo el hombre le asestaba ocho puñaladas a la mujer, le partía una silla y la seguía golpeando con una pata que le quedó en la mano, cogió una fregona y se enfrentó al agresor. «Veía que la mataba», afirmaba María en la entrevista. También ha explicado que el hombre estaba cegado y que ni siquiera la intentó hacer daño a ella. María Carrasco le salvó la vida a esa mujer por hacer lo que hay que hacer, por actuar correctamente.
Uno de los mayores problemas que tenemos en este país en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo machista es la falta de implicación de la sociedad cuando se tiene conocimiento de un hecho que, aún, se sigue viendo como algo «de puertas para adentro». Incluso se dan casos de reprobación a quienes arriesgan su vida por proteger a las mujeres víctimas de violencia machista.
Todos, repito, todos nos tenemos que quitar la venda de los ojos ante estos casos. María Carrasco es un ejemplo más de personas anónimas que, con los medios que tengan a mano, han evitado un asesinato machista. Todos tenemos medios. Si no queremos implicarnos directamente o dar la cara, todos tenemos un teléfono móvil para llamar a las Fuerzas de Seguridad del Estado, todos tenemos la posibilidad de enfrentarnos a los maltratadores. Entonces, ¿por qué no lo hacemos? ¿Por qué cuando escuchamos a una mujer gritar porque un salvaje la está machacando a golpes no llamamos por teléfono? ¿Por qué cuando somos conocedores de que una mujer está sufriendo malos tratos físicos o psicológicos no nos implicamos lo suficiente como para acompañarla o ampararla para que no se sienta sola? ¿Por qué no…? Hay tantas cosas que podemos hacer y no hacemos que, en la parte que nos toca, tenemos cierta responsabilidad con la no erradicación del terrorismo machista, responsabilidad in vigilando, por supuesto, pero responsabilidad al fin y al cabo.
Los niveles de violencia machista se están incrementando en nuestro país mientras desde las Administraciones Públicas no se hace prácticamente nada. Buenas palabras, sí. Minutos de silencio cuando hay un asesinato, sí. Golpes de pecho, sí. Partidas presupuestarias adecuadas, no. Protocolos de protección válidos, no. Ahora tenemos a la Subcomisión del Pacto de Estado. ¿Saldrá algo positivo de ahí? Cada día se hace más dudoso que dicho acuerdo político sea efectivo porque, mientras se debate y se trabaja en el Congreso, las mujeres siguen siendo asesinadas, los protocolos siguen fallando, los jueces siguen absolviendo a los maltratadores, los hijos continúan siendo rehenes de quienes quieren ver a sus mujeres muertas.
María Carrasco ha dado un ejemplo de lo que hay que hacer: actuar. No es una heroína, ha hecho lo que tenía que hacer ante los hechos que estaba presenciando y ha salvado una vida. Por eso, por actuar, muchas gracias María.