Como decía Andrés Perelló hace unos días en su visita a Logroño, nadie puede permanecer apático, pero los socialistas mucho menos pueden permitirse estar impasibles y sin opinión sobre ciertos temas como el de la Memoria Histórica, porque no somos geranios, tenemos sentimientos.
Este pasado mes de abril, con lo de ser tan lluvioso y tan prolífico en sentencias polémicas, parece que ha hecho florecer en prensa, redes, etc. bastante geranio, cuando no balcones enteros bien floridos.
Me explico, es incomprensible que tanto en temas de Memoria Histórica, como en las manifestaciones en defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, donde radica mucha de la historia de lucha de los nuestros, los sufrimientos de tantas familias y donde yacen ancladas las raíces de la ideología de tantos de nosotros, siempre se impliquen, involucren y reivindiquen los mismos. Lo dicho, todavía quedan o deben haber florecido en exceso por las lluvias de abril, demasiados geranios y otras especies florales en este mayo florido y hermoso.
En las tertulias de calle, entre militancia y votantes de izquierdas, nos han surgido debates sobre lo que algunos consideran patinazos o desbarres ideológicos de militantes variados.
Si hasta hace nada, había quejas y expectación por la demora de la sentencia sobre la violación en Pamplona por la mal llamada «Manada», cuando al final se hace pública, con el nauseabundo voto particular de un magistrado, resulta que no se manifiestan o necesitan un mes para leer la sentencia y decidir si opinan o no y en qué sentido. Todo esto, cuando las plazas y ciudades han sido tomadas por la indignación, el estupor y el asombro ante la injusticia que lleva a calificar el hecho probado de una manifiesta violación como un abuso sexual.
Se ve que es del todo normal que una chica joven consienta en un juego sexual a ser introducida a la fuerza en un portal y ser vejada por cinco bestias desconocidas, graben sin su consentimiento, la dejen abandonada y le roben el móvil. Las orgías normales de todo fin de semana que se precie para cualquier joven corriente según los miembros de este tribunal.
Y ya, para el magistrado del vomitivo voto particular que debió ver bastantes veces el vídeo de la grabación para conocer y valorar los gemidos y «el gozo y disfrute» de la víctima. Es del todo indignante hacer a la víctima, doble víctima y nada menos que por parte de los miembros de un tribunal. No tiene un pase.
Resultan curiosos esos contrastes entre personas que se dicen de izquierda, según algunos porque sus padres y abuelos lo fueron o porque quedaba bien o se llevaba en su juventud el decir que eran de izquierdas, pero a ellos les da un tremendo apuro manifestar su desacuerdo con el establishment (sea judicial y/o político) y tienen un serio complejo para manifestarse como clase trabajadora con conciencia plena de serlo y no pertenecientes a una falsa clase media. No se les ve en ninguna manifestación de lucha sindical ni reivindicando la memoria de los nuestros en actos de homenaje en ayuntamientos, cementerios y memoriales.
Tiene que chocar bastante a la ciudadanía ver a esos mismos compañeros y compañeras en eventos variados, entregas de premios, exposiciones y demás festejos, pero que cuando se trata de ser coherente con actos «de su clase», de lucha por sus derechos, de reivindicar igualdad y justicia social, se escondan cual cangrejo ermitaño.
El último episodio, la proposición de ley del PSOE sobre la Eutanasia, se trata de dignidad humana, un derecho de la persona, en la vida y en la muerte porque sigue siendo prolongación de la dignidad de cada ser humano.
¿Es difícil o es tema complicado pronunciarse sobre un derecho? Con otros que hemos conseguido los socialistas teníamos la misma o más dificultad y muros igual o más altos. Habrá que recordar de donde venimos, que somos y que hemos venido a hacer al militar y al hacer proselitismo de izquierdas y que queremos dejar como nuestra estela.
Y no, no se trata de pasar lista, que a nadie le importa, pero sí de ser coherente con las ideas de cada cual y ante todo de no ser geranios. Eso, quizás lo dejamos para los posibles e impasibles votantes de corruptos e incoherentes (sean de derecha o Izquierda) o de algunos votantes de la llamada «nueva política», aquellos que venían a regenerar la vida política y evitar los clasismos, actitudes, y vicios caros de «la casta».
Resu Cruz Vallejo