La repentina muerte del Fiscal General del Estado ha generado teorías presuntamente conspiranoicas respecto a las causas de la misma tras la publicación en un portal de una noticia en la que se hace referencia al hecho de que José Manuel Maza no murió de forma natural, sino que fue asesinado por la rama más sionista del Mossad, el servicio de inteligencia israelí.
Esta información ha comenzado a correr como la pólvora a través de redes sociales y replicada en diferentes blogs. Tal ha sido el revuelo generado por la noticia que un medio nacional ha salido a desmentirlo a través de fuentes médicas y de expertos en las que se niega que la toxina que provoca la infección renal que terminó con la vida del Fiscal General del Estado haya sido fabricada en un laboratorio porque no hay constancia de que pudiera realizarse tal cosa. ¿No hay constancia o no hay evidencia de que eso sea así?
El emperador romano Claudio dijo que «el mejor amigo para guardar un secreto es el amigo muerto». En el último año tres personajes públicos con cargos importantes han desaparecido. ¿Esto es casual? Saber demasiado de sus amig@s, ¿acabó con sus vidas? Rita Barberá, ex alcaldesa de Valencia; Miguel Blesa, ex presidente del Consejo de Administración de Cajamadrid; José Manuel Maza, Fiscal General del Estado. Los tres, fallecidos en situaciones complejas y extrañas, sin que nadie pida autopsia sobre los motivos de su muerte y siendo incinerados sus cuerpos y con él sus conocimientos. Así nadie podrá caer en la tentación de iniciar buscar en el más allá. Pero si algo tenemos claro es que los tres desaparecidos SABÍAN demasiado. Napoleón —como dice el amigo Pedro desde su atalaya— no se fio nunca de lo que comía, ni en Elba ni en Santa Elena… ¿Por qué sería?
El ser humano es un ser terrible que es capaz de llevar a sus semejantes a situaciones extremas para lograr un beneficio propio. Sartre afirmaba que no existe tal condición humana puesto que el hombre es un ser indeterminado. Sin embargo, para nosotros el sabio francés erraba en sus planteamientos puesto que sí, el ser humano tiene una naturaleza y, como consecuencia, pudiera ser terrible. En el libro Banco Popular: una operación diabólica. La ignominia y la sinrazón, el autor establece que el hombre es un ser «terriblemente humano» porque es capaz de realizar actos tan diabólicos como los perpetrados en la presunta estafa de la operación por la que el Banco Popular fue vendido por un euro al Banco Santander y que generó la ruina de más de 305.000 familias para poder salvar a un banco sistémico que el sistema y las élites no podían permitir que cayera. En esta actuación la condicional es terrible.
Respecto a lo referente a la muerte de José Manuel Maza ocurre algo similar. Lo «terriblemente humano» se demuestra en el hecho de que alguien publique una noticia con una acusación tan grave o que alguien lo desmienta sólo por el hecho de que no hay constancia de que eso pueda ser posible. ¿Y si hay evidencias de ello? Acusar al ala más sionista del Mossad de haber asesinado al Fiscal General del Estado para relacionar posteriormente el hecho con el secesionismo catalán es llevar las cosas demasiado lejos y puede crear un estado de opinión que encrespe más los ánimos en España de lo que ya lo están con todo lo relacionado con la situación política en Cataluña. ¿Por qué no vamos más allá y se acusa directamente de que los partidos soberanistas contrataron los servicios de esa rama de la inteligencia israelí? ¿Qué interés tiene Israel en desestabilizar a España o de apoyar al independentismo catalán?
Todo esto nos lleva a la conclusión de que el periodismo se hace en los periódicos y en los medios digitales porque el hecho de que una noticia se publique bajo una cabecera es garantía de que el medio se hace responsable de lo allí publicado. Diario16 es una cabecera histórica que nació en el año 1.976. Lo mismo ocurre con otras que no tienen tanta historia pero que sus editores se responsabilizan ante la sociedad y ante sus lectores de lo publicado. Una red social o un blog no. Detrás de una red social hay unas reglas de comportamiento aunque se respeten menos de lo debido, sobre todo en lo tocante a la moralidad, pero no de responsabilidad puesto que de lo que se publica en ellas el responsable último es el propio usuario. Ya lo estamos viendo con las querellas o condenas impuestas en España en los últimos tiempos. Lo mismo ocurre con un blog. No es una cabecera sino la persona que publica la que se hace responsable de sus contenidos. Un medio de comunicación tiene una responsabilidad con las personas que trabajan en ella, además de la económica.
Esto trae como consecuencia la aparición de lo que se ha dado en llamar la «posverdad» o las «fake news». Alguien puede publicar en su blog una opinión como la referida anteriormente y convertirse en viral en pocos minutos por su expansión a través de las redes sociales. Todo tiene un interés, ya sea político, económico o personal, pero lo «terriblemente humano» es que se considere noticia lo que no está ni comprobado ni contrastado ni reflexionado sin tener en cuenta el daño que puede llegar a hacer o que se publiquen desmentidos vacíos de contenido. Terrible, terriblemente humano.