La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la Red Española de Inmigración y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) han pedido que la llegada de migrantes a España no sea denominada como “avalancha”, sobre todo después de los últimos rescates de embarcaciones en el Estrecho de Gibraltar y en el mar de Alborán.
Según las ONG el problema de la llegada de migrantes a España no se resuelve colocando más vallas o más muros porque eso genera más muertos en el Mediterráneo que ya sangra en sus costas. El hecho de que tanto desde ciertos medios de comunicación como desde algunas instituciones públicas se hable de avalanchas es un modo de criminalizar a las personas que huyen de sus países para salvar la vida de las guerras, de la persecución o del hambre.
Las ONG han instado a la Unión Europea a que no sólo pongan recursos en los acuerdos de subcontratación con terceros países para poner fronteras exteriores sino que es obligación de las instituciones europeas trabajar en programas de solidaridad, comprensión y acogida a los refugiados porque no sólo se pueden acoger a los migrantes porque huyan de la guerra. Hay otras circunstancias que el derecho internacional reconoce como causas para otorgar el estatus de refugiado.
Lo que está ocurriendo es una consecuencia de las políticas erráticas de la Unión Europea. Un ejemplo de cómo España no está asumiendo sus responsabilidades está en el cierre temporal de la frontera de Ceuta que no es otra cosa que una medida punitiva de control a la migración.
Ciertos políticos españoles han hablado de avalancha para referirse a la llegada de migrantes a nuestras costas. No es una expresión casual sino que tiene una clara intención de generar en la población una situación de emergencia que justifique las medidas represivas implantadas olvidándose de un hecho que es vital para entender la urgencia de estas personas que arriesgan sus vidas para llegar a nuestro suelo: el número de muertes en la frontera sur española aumenta cada año que pasa.
De igual modo, las ONG critican que los puestos fronterizos y las oficinas de asilo siguen siendo inaccesibles para los migrantes subsaharianos, lo que provoca que intenten saltar la valla o lanzarse al mar para llegar a suelo español.
En lo que va de año ya han sido rescatadas en el Mediterráneo más de 8.000 personas. Sólo en agosto fueron 700 en las aguas del Estrecho y del Mediterráneo español. En 2016 fueron 6.726, según datos de Salvamento Marítimo.