Ni siquiera la gran operación de adquisición por un euro del Banco Popular ha logrado que el mercado crea en el Santander. Las dudas respecto a la entidad presidida por Ana Patricia Botín siguen flotando entre los expertos y no la operación no ha tenido el impacto esperado ya que, según diferentes especialistas en los mercados bursátiles consultados por Diario16, el valor del Santander por las previsiones de la rentabilidad que le va a aportar el Popular tendría que estar situado ya por encima de los 8 euros por acción y no es así, sino, más bien, al contrario.
En este medio ya hemos indicado que el Santander, a través de diferentes conceptos, ya ha contabilizado en sus cuentas más de 18.000 millones de euros procedentes del Popular y que en los próximos meses se llegará a la cifra de los 43.547 millones. Por sí solas estas cifras tendrían que haber provocado una revalorización de la entidad presidida por Ana Patricia Botín por encima de los 8 euros la acción. También hay que tener en cuenta el hecho de que el propio mercado está estimando que el beneficio que obtendrá el Santander del Popular será muy superior a lo dicho por el banco cántabro. El grupo bancario y financiero Mirabaud ha estimado un ROIC (retorno sobre capital invertido) del 20%, un 7% por encima de las previsiones del propio Santander. ¿Estaba la entidad cántabra haciendo estimaciones a la baja para que no resultara demasiado obvio que habían adquirido por un euro un banco solvente y con músculo financiero? Ni con estas previsiones tan positivas el Santander consigue un incremento de su valor en el mercado.
Además, hay que tener muy en cuenta dos aspectos. En primer lugar, los análisis que estiman que el verdadero valor de la acción del Santander estaría en los 3 euros por acción, es decir, un 40% menor del actual. En segundo lugar, el banco alemán Barenberg estimó que el Santander tenía un déficit de capital de 10.000 millones de euros. Estos dos aspectos pueden dar luz a la duda de por qué el Santander no se ha revalorizado tras la adquisición del Popular.
En otro orden de cosas, Diario16 ya informó de que el Santander comunicó al mercado su intención de ampliar capital por 7.000 millones de euros la mañana del día 6 de junio, cuando aún no se había tomado la decisión de intervenir al Popular porque Emilio Saracho aún no había notificado que la entidad era inviable. Si se anuncia una operación de este calibre es porque la decisión ya estaba tomada y eso en el mercado genera desconfianza.
Otro punto que da a entender que el mercado no cree ni en el Santander ni en la operación del Popular lo tenemos en las agencias de rating. Según ha publicado el diario económico Expansión, las agencias calificadoras van a revalorizar el rating de varias entidades españolas entre las que no se encuentra el Santander. Entre esos bancos que van a ver modificada su calificación está el BBVA que se colocará al mismo nivel que la entidad presidida por Ana Patricia Botín, algo que el banco vizcaíno está logrando gracias a sus estrategias y sin torpedear otras entidades. En una operación como la del Popular, el rating del Santander tendría que haber mejorado, y no lo ha hecho.
Como indicábamos anteriormente, hay expertos que estiman que el valor real del Santander tras una operación de la envergadura de la adquisición del Popular por un euro tendría que haber tenido un impacto muy importante. Sin embargo, no ha ocurrido así. A lo largo del último año el valor del Santander sólo superó los 6 euros el día 5 de mayo y se ha movido en máximos entre 5,9 y 5,8. El día 6 de junio el Santander estaba en 5.60 y el día 7 de junio bajó a 5,55 euros por acción. Tras el anuncio de la compra del Popular por un euro llegó a bajar incluso hasta 5,41. Por tanto, el propio valor en bolsa indica que el mercado no se cree ni confía en el Santander.
Esta es una de las razones por las que entre los máximos accionistas del Santander, entre los que se encuentran, precisamente, corporaciones expertas en mover el mercado a su antojo y que llegan a mover billones de euros al año, se están planteando un cambio radical tanto en los órganos directivos como en la presidencia del Santander.