Al final lo echaremos de menos cuando Casado le corte la cabeza el día 3 de diciembre. Pero estas meteduras de pata, estas cosas chuscas sólo se le ocurren a Juan Manuel Moreno Bonilla, candidato oficioso a la Junta de Andalucía. No se le ha ocurrido otra cosa que, imitando a Artur Mas (lo que debería hacerle ver que algo estaba haciendo mal), ir a un notario para firmar y comprometerse a no apoyar a Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía. En cuanto se ha separado de su jefe de filas la ha liado. Y dirán ustedes ¿por qué? Porque una cosa así sólo la firma quien sabe que no va a ganar.
Lo primero que uno piensa cuando alguien dice que no va a apoyar a otro partido es reconocer que el otro partido, en este caso el PSOE-A, va a ganar las elecciones y el tuyo no. Por tanto Moreno Bonilla va reconociendo que no va a ganar las elecciones con esa firma. Por mucho que diga que él es “garantía de cambio”, implícitamente reconoce que no. Ni de cambio, ni de apoyo, ni de nada. Es un cero a la izquierda y sin coma que le de algún valor. Alguien le podía haber advertido que estaba metiendo la pata, como en tantas otras ocasiones (la foto en la hamburguesería, por ejemplo), y que con esa firma ante notario reconocía que es Díaz la que ganará. Está bien esa humildad ante los datos de los sondeos, pero no es propio de un partido político que quiere gobernar España ir mostrando las miserias antes de comenzar.
Y como la firma se ha producido antes de pasearse por unas famosas bodegas no se puede decir que fuese borracho y le haya dado un calentón de “sujétame el cubata”. Y la cosa no se queda en que ya de por perdidas las elecciones antes de casi comenzar la campaña, sino que admite que no va a quedar ni segundo. Vamos que será último, salvo que su hijo bastardo (Vox) consiga algún diputado. ¿Por qué? Porque si el PP quedase segundo, nadie le pediría pactar con el PSOE-A, lo lógico es que asumiese la primacía de la oposición. Lo de los pactos queda para los terceros o cuartos partidos. Por tanto al firmar que no pactará con Díaz no sólo reconoce la derrota, sino que va a quedar entre los partidos menores que sirven para apuntalar a las mayorías minoritarias. Así pues, reconoce Moreno Bonilla que hasta el desconocido candidato de Ciudadanos le va a mojar la oreja.
Lo único que podría salvarle de quedar medianamente bien y sin hacer mucho el ridículo es que sumasen los partidos de derechas y desalojar al PSOE-A, porque de forma contraria no sólo el PP, sino también Ciudadanos van a tener que comerse algunas palabras y hacer una jugada alambicada para que no les corten los respectivos cuellos, que por algo le han puesto a Marín a Imbroda al lado. El caso es que Moreno Bonilla se ve como un perdedor en estas elecciones. Claro que también es hasta normal verse así cuando tu propio partido te quita de los carteles electorales de la presentación de candidaturas para colocar a Pablo Casado. Para que luego digan que les importan Andalucía.