La burguesía europea debe estar alarmada, porque seguramente entiende bien que con el programa que está desarrollando el Presidente Trump, se desestabilizan los mercados mundiales afectando también a Europa. Las medidas xenófobas castigan a los sectores menos favorecidos que ven el recrudecimiento de nuevos ataques y recortes, afectando a todo el mundo, de forma aún más severa que soliviantan a los movimientos sociales y bursátiles. El FBI y Trump andan enfrentados por un informe sobre la trama rusa; chocó también con la CIA y otros poderes del establishment. Con el descalabro ha saltado la alarma por el derrumbe de las bolsas mundiales: ”Sobre Wall Street, el Dow Jones cayó en picado, perdiendo 660 puntos y se clasifica como el peor día del mercado desde que Trump asumió la Presidencia” (BBC News 3-1-18).
Pero con el lunes negro del 5-1-18 el Dow Jones se pegó otro batacazo peor bajando 1.100 puntos (4,6%) contagiando al resto; Tokio se desplomó perdiendo un 4,73%, Hon Kong el 4,5%, por lo que empezó a cundir el pánico con fuertes caídas de las bolsas europeas. Ese modelo “proteccionista” camina hacia la “autarquía”, planteada como el gran desafío por el Presidente USA. Es completamente reaccionario y utópico, porque agudiza la guerra comercial por los estrechos y menguantes mercados mundiales entre China y USA; y disputan el control y la hegemonía tanto de U.E. como Rusia; esos cuatro grandes bloques económicos dominantes, pretenden la misma política: inundar los mercados del mundo vendiendo a los demás, cerrando a su vez sus fronteras, con fuertes aranceles para proteger su producción interna, pero si todos aplican el mismo “nazionalismo económico”, la economía irá de mal en peor.
La economía mundial se ha visto sacudida por el abrupto desplome de las bolsas y los índices de sus plazas principales han perdido miles de millones. Este colapso económico tiene similitudes con la crisis del 2007/8 pero anuncia algo más dramático que el ajuste de los excesos cometidos por los especuladores financieros ya que la principal potencia económica mundial está en manos de un elemento imprevisible que ha cometido ya demasiados errores. Si continúa insistiendo en sus barbaridades tomando medidas inadecuadas podrían desestabilizar aún más las economías e incrementar cierres de empresas por no poder colocar sus excedentes de producción. Aumentará el paro, a su vez, tomarán conciencia amplias capas de trabajadores, agobiados por años de estancamientos salariales y ataques, sin que se cumplan por los Estados las promesas. Buscarán un cauce de expresión del descontento y al no encontrar una salida que cumpla sus expectativas de recuperación del declive salarial y nivel de vida destrozado por la crisis en toda Europa, podrían optar por saltar a la lucha social reivindicativa, al comprender que la incipiente recuperación ha servido para aumentar la brecha de la desigualdad entre ricos y el pobres.
En Europa, el neoliberalismo económico, incluso utilizando la muleta de la socialdemocracia derechizada, ha fracasado en su intento de salida de la crisis. El modelo capitalista está agotado, pero el antiguo modelo “proteccionista” por el que quieren sustituirlo ya fracasó. Ahora, con vehemencia demagógica, movimientos ultraconservadores de corte fascista, lo defienden en Europa: Se polarizan a la derecha como AfD Alternativa para Alemania, AD Amanecer Dorado en Grecia, FN Frente Nacional en Francia, LN Liga Norte en Italia, FN Frente Nacional de Bélgica, DF Partido Popular Danés, PNR Partido Nacional Renovador en Portugal… A su vez se polarizan por la izquierda, como Syriza en Grecia, Mélenchon con Francia Insumisa, Bernie Sanders-EEUU reclamándose Socialista Democrático, Izquierda Laborista de Jeremy Corbyn, Alemania con Oskar Lafontaine Die Linke (La Izquierda), etc.
El “Gobierno Mundial en la Sombra” compuesto por unas 130 personas invitadas por el Club Bilderberg se reunió en junio pasado en Virginia (EEUU), para analizar la situación económica mundial. Hablaron sobre la Política de Trump, la situación de la U.E., relaciones con la OTAN, guerra de la información, relaciones con Rusia y China, los populismos, Oriente Medio y proliferación nuclear, como temas principales. Por el Estado español fueron invitados: Ana Botín, Juan Luis Cebrián, Albert Rivera y Luis de Guindos. Reflexionemos en el tipo de “democracia billetera” utilizada para elegir a esos invitados. Los estrategas del capitalismo están alarmados por la situación y marcan la hoja de ruta que aprueban esos “antidemócratas”, por no llamarles cosa peor. Persuaden con campañas financiadas por la clase dominante “dictando” a sus sectores claves lo que tienen que cumplir.
El intento de salir de la crisis con el proteccionismo, significa levantar aranceles, cerrar fronteras y equivale a saltar de la sartén al fuego, porque volver al “nazionalismo económico” es como inyectarle un virus extraído de un cadáver del propio capitalismo en descomposición. El efecto que produce ese veneno que representa el virus del fascismo, que es la esencia del capitalismo químicamente puro y salvaje, llevado hasta sus últimas consecuencias, es altamente peligroso para la estabilidad.
Trump se enfrentó en su primer año de mandato a una complicada situación mundial muy tirante por el desequilibrio económico del sistema, el aumento de las tensiones bélicas, el realineamiento de otras potencias que podrían producir un recrudecimiento de la recesión. Ese pequeño núcleo de elementos potentados se apropiaron y controlan la banca, las multinacionales y las finanzas mundiales, pero se ven forzados a presionar a Trump para que no cometa muchas locuras con medidas aislacionistas y proteccionistas, pues los imperialistas necesitan el mercado mundial para seguir explotando y oprimiendo al resto de los países. Defenderán sus beneficios por delante de cualquier gobierno. Las contradicciones de la clase dominante continuarán agudizándose porque con la lógica del lucro privado la crisis del sistema se encuentra en realidad estancada y sin paradigma.
Cualquier política que quieran seguir aplicando, bien “liberalismo”, “proteccionismo” o un “híbrido”, representa el desarrollo de una política reaccionaria, negativa para los trabajadores, juventud, migrantes y países oprimidos del planeta, cuya situación de empobrecimiento y opresión es cada día más insufrible. Las masas han comenzado su reorganización que tendrá que cristalizar para frenar en lo posible la ofensiva que se avecina, viéndose obligados a construir un movimiento de resistencia fuerte, para plantar cara mediante acciones sindicales y políticas a las medidas reaccionarias que quieren seguir llevando a cabo, pues la lucha conjunta y la organización es lo que podrá frenarles.
La burguesía comete un error si piensa que con tener domesticados a los dirigentes de los sindicatos de clase, el movimiento obrero está derrotado. La necesidad y el interés que está despertando en la conciencia del mundo del trabajo, la desigualdad y bajos salarios que soportan millones de trabajadores, se expresará más temprano o más tarde en luchas sociales y buscarán el camino del socialismo, extendiendo el sentimiento anticapitalista entre millones de trabajadores y jóvenes. Comprenderán que ninguno de los partidos burgueses les ofrecen una salida y están sacando la conclusión que es preciso luchar contra este injusto sistema exigiendo la unidad de la izquierda y un gobierno de los trabajadores.
En toda Europa se están dando ya las condiciones objetivas para construir fuertes partidos de izquierdas internacionalistas, que defiendan con firmeza los intereses del pueblo excluido. La situación está madurando a pasos agigantados y esa es la tarea fundamental a la que se enfrentan los pueblos, porque la lucha por el socialismo globalmente es más necesaria que nunca y la salida “nacionalista” que buscaban algunos, con referéndum o sin él, como demostró Escocia y ahora acaba de comprobarse en Cataluña, en líneas pequeño burguesa es una utopía reaccionaria, al igual que la Europa de los Mercaderes, con la que tampoco hay salida y necesitaremos luchar por la Europa Federal de los Pueblos.
La mayoría, los trabajadores, junto con los movimientos feministas, ecologistas, pensionistas y los estudiantes debemos seguir desarrollando mecanismos de solidaridad en líneas de clase que nos conduzcan hacia la salida de un nuevo modelo combativo por un mundo mejor, pero evitando la dispersión y buscando la coordinación y solidaridad, tanto en Europa como del resto del planeta, porque el socialismo es internacionalista y democrático o no será más que un sucedáneo.
Infinidad de movimientos sociales de masas, llevados a cabo en los últimos años, sobre todo a partir de la crisis estructural del capitalismo que se inició en 2007/8, reflejan los cambios bruscos y repentinos que se dan en los procesos de la lucha entre las clases. Puede parecer contradictorio, pero es dialéctico, y afecta a la toma de conciencia de los sectores menos favorecidos que soportan el castigo de los recortes y las políticas de austeridad que beneficia a la clase dominante, perjudicando a las capas medias, trabajadoras y los pobres. En esos procesos de cambios, lentos o acelerados y violentos, podrían provocarse procesos revolucionarios en un momento dado. Percibimos ya las tres fases clásicas por las que transcurren dichos movimientos sociales:
Primero: Polarización entre ricos y pobres, poniéndose las clases oprimidas enfrente de la clase poseedora. Segundo: Radicalización creciente que se refleja desde aquella etapa de los “indignados” que cristalizó en los movimientos del 15-M con la famosa consigna del “Si, se puede” (“Yes, We Can”), que tras las “primaveras árabes” recorrieron todos los continentes, incluido Europa y que representó un incipiente proceso de Politización: Ésta es la tercera fase del proceso, distorsionada ahora por el movimiento nacionalista, que representa una deformación de los movimientos sociales de clase, porque las direcciones del movimiento obrero no han estado a la altura de las circunstancias, pero reflejan la nueva época en la que hemos entrado y que son procesos históricos que se repetirán tarde o temprano buscando el cambio para la transformación socialista de la sociedad