Se aprovecha de esa locura, para nada transitoria, que tienen los aficionados y la extraña comunión con el Cholo Simeone, pero la realidad es que todo lo malo que viene sucediendo al Atlético de Madrid tiene un claro culpable: Miguel Ángel Gil Marín. En breve alguno de sus amanuenses preferidos le hará algún tipo de entrevista, o filtrará alguna conversación informal (guiño, guiño), para poder poner todas las excusas que se desee. Habrá campaña de lavado de imagen. ¿Por qué? Porque hasta los más fieles ya están empezando a mirar hacia el palco.
El nacionalmadridismo, ese mal ideológico del periodismo deportivo, aprovecha las derrotas para lanzarse contra el Cholo Simeone. Normal, temen al que es su gran enemigo. El problema es que hay mucho seguidor rojiblanco que les escucha y les cree (y no, no hablamos del todólogo Gonzalo Miró, quien es solo un jeta que vive del cuento). Tan es así que ayer culpaban al entrenador rojiblanco por haber hecho malos cambios. Como si en el banquillo estuviesen Haaland, De Bruyne y cualqueira de esos. No había gran cosa porque se va a los fichajes gratis o de saldo.
Como decía Barbero, si cambia se le cae el equipo y si no lo hace también. La media de edad del Atlético de Madrid, al menos de los “titulares”, está en los treinta años. Y como los recambios o no son fiables (por calidad o físico) o no tienen ganas, al final jugadores que deberían descansar de vez en cuando (en partidos de Copa, por ejemplo) acaban jugando todos los minutos. Y en el fútbol actual se necesita, además de calidad, físico. En muchos casos bastante están dando.
Gil y su colega Enrique Cerezo (ya que es presidente por algo o para algo) solo tienen en mente vender el equipo de aquí a dos años. Trincar 400 o 500 millones y a otra cosa. Para ello deben terminar todo lo que hay alrededor del Metropolitano y no gastar demasiado en el equipo. Y todo sin haber puesto un euro. Cuando algún bocabajo o ñangotado les cuente que han puesto su patrimonio como aval, no se lo crean. Han puesto las acciones que consiguieron fraudulentamente sin poner una peseta y quedándose con el dinero de los socios que sí lo hicieron. Por no hablar de que alquilaban el Calderón al equipo para jugar y tantas jugarretas financieras con las que se enriquecieron.
En las últimas cinco temporadas, según Transfermarkt, el Atlético de Madrid ha obtenido 53,35 millones de beneficio entre ventas y compras. Eso es un 5 decente o dos centrales jóvenes, por ejemplo. Justo lo que viene pidiendo el entrenador. Si ya hubiesen fichado a un goleador sería para ganar todos los títulos. No es que sean las que entran por las que salen, no, es que salen a mansalva y no entra nadie. Y cuando por algún casual entra alguna es para dar sus última bocanadas de fútbol. Y suerte que han salido un par de canteranos apañados y una operación de Berta también. Bastante hace el Cholo con deshechos de tienta.
No busquen a otros culpables. El Cholo se puede equivocar, lo hace como todos los entrenadores. Igual habría que cambiar de método de entrenamiento físico. Pero el mayor culpable es Gil Marín. No hay otro. Es el problema. Y como tienen a muchos periodistas a su favor (no vaya a ser que les despidan si sus jefes son cagones) y venden la mejor plantilla del año, el mejor equipo de la era Simeone, al comienzo de cada campaña pues se lo creen muchos incautos. A ello se le suma que el nacionalmdridismo está deseando que echen al Cholo y apoya esas campañas de peloteo gilista. Unos aparatos ideológicos bien engrasados para que el culpable se vaya de rositas. Pero no. Aquí se tiene claro. Habrá que retomar el “Gil cab##n fuera del Calderón”.