En ciertos momentos hay que abandonar la lírica y el análisis para pasar a la acción afirmativa, para situarse en el centro del combate, sea ideológico, sea de otro tipo. Ha llegado el momento en que las personas decentes, la mayoría de las que habitan España, digamos basta y enfrentemos el golpe de Estado que están perpetrando las derechas. De modo sutil, incluso difuso, con la excusa de la ruptura de no se sabe muy bien qué, quieren subvertir la voluntad popular, la poca soberanía que le queda al pueblo español, y acabar no sólo con un gobierno legítimo, sino con todo aquello que no encaje en su totalitarismo mental. Nos venden una falsa libertad que no es más que una pareja de grilletes para cada uno de los españoles de bien.
Hay que decir basta a la generación más mediocre y vendida al establishment de la Historia de España. Una Historia con mancillan con tan sólo proferir el nombre de España y que se han inventado para sojuzgarnos bajo la apariencia de una tradición inventada de la que ellos siempre han sido justicieros del poder instituido. Nunca han sido pueblo y en esta ocasión quieren que España deje de ser pueblo, quieren súbditos. Les molestan las políticas sociales de un gobierno socialdemócrata; les molesta la existencia de un partido como Podemos que hace de la virtud apuesta política; les molesta que haya partidos nacionalistas y/o republicanos; les molesta que la gente piense por sí misma; les molesta que haya sindicatos y un fuerte movimiento social; les molesta que la libertad real sea la propuesta por los demás grupos y no ellos, les molesta en términos generales que la nación española sea diversa y no homogénea y sometida como la que sí les gusta a ellos.
Dicen defender una Constitución que pisotean cuando acaparan el Poder Judicial; cuando ningunean las asambleas autonómicas; cuando ponen sus garras sobre los fondos públicos para llenar las arcas de sus partidos; cuando entregan el esfuerzo productivo de los españoles a la primera multinacional del establishment internacional; cuando obvian la soberanía popular para entregarse al Imperio; cuando trabajan en la política para que sus jefes de la clase dominante sigan forrándose a costa de los trabajadores.
Y ahora, visto que no pueden con la unión de todas las fuerzas políticas dignas y decentes de este país, se lanzan a la conquista de la calle mediante una excusa banal que no han tenido la valentía de expresar en la casa de todos: el Parlamento. Convocan una manifestación para quebrar España, para imponer su visión del mundo, para acabar con la democracia porque se ven incapaces de articular alternativa alguna. Están preparando un golpe de Estado en toda regla, con apariencia de democracia, pero en realidad es un asalto a todos los derechos conquistados por las luchas de trabajadores, demócratas, dominados, excluidos y, especialmente y con una fuerte virulencia, se posicionan contra la emancipación de las mujeres. La reacción, empujada por el capital por interés propio, quiere retroceder en el tiempo en que unos mandaban y todos callaban. Han escogido la fórmula de la identidad nacionalista, no quieren que el conflicto termine, porque es la más adecuada a la consecución del golpe de Estado.
Mientras se han visto con el poder, que piensan que sólo es legítimo cuando es suyo y no del pueblo, no han dicho nada, sólo han amordazado a la población y le han ido quitando derechos sociales poco a poco, a cuenta gotas para entregar a la clase dominante el dinero de todos, pero ya no aguantan más sin mandar. El establishment sabe que viene una crisis económica que se llevará por delante todo el falso armazón financiero y especulativo que han construido para seguir acumulando mientras las personas decentes pasan frío en invierno por no poder pagar la calefacción. Por eso lanzan a las hordas de la derecha a asestar un golpe de Estado que debemos parar con todas nuestras fuerzas, librando un combate en todos los órdenes de la vida. Luego no valdrán las lamentaciones cuando, por fin, la derecha española se ha quitado la careta y muestra su verdadero rostro. Esto no es contra Pedro Sánchez, es contra todos.
Con un hagstag como #Yonovoy no basta, hay que decirles que no nos gusta su España homogeneizadora y retrógrada. Queremos una nación española donde quepan gallegos, astures, cántabros, vascos, navarros, catalanes, aragoneses, riojanos, valencianos, andaluces, extremeños, castellanos, bercianos, castellanos, manchegos, valencianos, baleares y canarios, cada uno con sus peculiaridades, sus idiomas, sus culturas y su gastronomía. Que España es grande por diversa, plural y respetuosa con el otro. Esa España que nos pretenden inocular es machista, arcaica, excluyente y de derechas. No es la España de todos, no es la patria de los españoles, sino de las élites españolas que es algo muy distinto. España es una nación en tanto en cuanto está conformada por naciones y regionalismos. En la nación que se construye todos los días caben todos y no sobra nadie, pero por la fraternidad no por la obligación. Es más lo que nos une que lo que nos separa, menos para la derecha que siempre ha puesto la bota encima de la cara de quien quería expresarse con libertad.
El frente demócrata debe parar a estas derechas reaccionarias y fascistoides acudiendo en masa a votar, llenando las urnas de votos frente a la reacción. Debe hacerles frente en las redes sociales acusándoles de dar un golpe de Estado, de querer quebrar España por intereses egoístas, de querer una ciudadanía sometida a una ideología que cercena la libertad, la fraternidad y la igualdad. Debemos señalarles cuando ataquen a las mujeres, a los extranjeros o, simplemente, cuando se metan con alguien que opina distinto. La derecha se ha levantado con una excusa banal (¿un relator es una traición?) en defensa de una Constitución que nunca ha respetado, ni le ha gustado. Intentan que las personas decentes, a fuerza de sentirse humilladas por pensar distinto, acaben quedándose en su casa en vez de ir a votar. Controlan todos los aparatos de dominación, pero aún hay resquicios de libertad en España para oponerles y enfrentarles. No somos malos españoles, los que no sienten España, la España bonita y diversa, son ellos.
No es una lucha por nación tan sólo, si fuese por eso se la podrían guardar para ellos solos. Es que lo que hay detrás de la nación, gran máscara teatral, son trabajadores que tendrán peores condiciones laborales, que no tendrán pensiones, ni sanidad pública, ni educación para sus hijos y que, además, verán como los aparatos de dominación le atacarán cuando protesten. ¿Han visto la criminalización de los taxistas?, por ejemplo. Detrás de esa nación hay millones de mujeres que no quieren que las maten, ni las maltraten, ni las humillen, ni que las paguen menos, ni que utilicen sus vientres como un nicho de mercado, ni que tengan techos de cristal u hormigón armado. Y todas estas mujeres están en peligro por el golpe de Estado de la derecha. ¿No han visto las intenciones de Casado respecto a la ley del aborto o de Rivera con los vientres de alquiler?, por ejemplo. Detrás de esa nación hay niños y niñas a los que quieren quitar el futuro. Detrás de esa nación hay personas decentes, un pueblo que no debe, ni puede permitir que le roben los sueños desde la derecha.
La peor generación de políticos de la Historia de la derecha, la más ignorante, la más necia, la más inculta quiere dominarnos mediante un golpe de Estado que los medios de comunicación del establishment están cocinando a fuego medio. No quieren quitar a Sánchez por nefasto para España, sino porque la coalición del gobierno perjudica sus intereses. Es el egoísmo de las derechas, no el narcisismo del presidente, lo que está detrás de este levantamiento, de esta llamada a las masas. Que son masas sin capacidad analítica alguna sino movidas por el odio, desconociendo que su destino es caer en las fauces del poder de la clase dominante. Ante esto no queda más que levantarse y pelear en cada rincón del espacio público. El frente democrático es más necesario que nunca.
Post Scriptum. ¿Cómo se pagarán los autobuses todo gratis del PP? ¿En esta lucha dónde se posiciona Felipe de Borbón? ¿Saben que UPYD apoya esta manifestación? ¿Sabrán que las banderas que llevarán el domingo están fabricadas en China los muy patriotas?