El Gobierno de Pedro Sánchez ya ha demostrado que va a por todas para implementar medidas efectivas de lucha contra la pobreza infantil. Esta es una de las mayores consecuencias de las políticas austericidas impuestas por la Unión Europea y aplicadas sin ningún tipo de cuestionamiento por el Gobierno de Mariano Rajoy.
España es el segundo país de la OCDE donde más creció la pobreza infantil, sólo superados por Grecia. Un tercio de los niños españoles son pobres a consecuencia del desempleo o de los empleos precarios que tienen sus progenitores. Un país desarrollado como España no puede tener esas cifras vergonzosas y, por esta razón, el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido declararle la guerra a la pobreza infantil y desarrollar una estrategia para una erradicación de la misma.
Tras acceder a la Moncloa, una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo Ejecutivo fue la creación de un Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil. Ahora se da un paso más y se va a crear una especie de diplomacia de la pobreza por la que se estudiarán las medidas que están adoptando otros países y crear un grupo de presión para colocar el tema como asunto prioritario en la agenda europea para, de este modo, presionar de un modo efectivo a la hora de conseguir más recursos de la Unión.
Desde que el Alto Comisionado fue puesto en marcha ya se han mantenido reuniones de alto nivel con instituciones de otros países europeos como, por ejemplo, Francia, para tener un conocimiento de primera mano de lo que en el país galo se está haciendo.
Nos encontramos ante un problema que tiene una magnitud con consecuencias no sólo en el presente sino también para el futuro, ya que afecta, además de a la salud del menor, afecta al nivel educativo porque se traduce en fracaso escolar prematuro.
Dentro de las medidas que está trabajando el Alto Comisionado se encuentra la ampliación gradual de las ayudas que reciben las familias hasta alcanzar los 6.000 millones de euros a través del ingreso mínimo vital.
La agenda social del Ejecutivo Sánchez está, además, la erradicación de la pobreza infantil a través de medidas de tipo laboral que mejoren los ingresos de los progenitores y se reduzca la precariedad del empleo, hecho en el que España también ostenta un vergonzoso liderazgo.