Hace unos cuantos días se comentó por aquí que al Atlético de Madrid seguramente no se le permitiría llegar a la final y, mucho menos, conquistar el primer mundial de clubes de la FIFA. Pruebas existen desde hace tiempo y solamente hay que recordar lo que pasó en la última Champions League donde apareció, por aviesa sorpresa, un doble contacto en un penalti que podría eliminar al Mal. Ni la regla tenía algo que ver con la no demostrada posibilidad, ni nadie en diez segundos es capaz de demostrarlo pues UEFA, a día de hoy, no ha podido y se verá en los tribunales gracias a las asociaciones rojiblancas.

Por todo ello nada mejor que el Atlético de Madrid acuda para llegar tan lejos como le permitan y rascar todo el dinero que sea posible. Vamos, que acudan a que les «enseñen la pasta» como en Jerry Maguire. Si, además, pueden ir encajando algún fichaje veraniego, mejor que mejor. Ya sea Baena o cualquiera de esos que se inventan cada día en las redes sociales. Por pedir, Jack Grealish por el juego que puede dar, precisamente, fuera del terreno de juego tirándole fichas a las esposas o novias de los jugadores del Mal. Hay que entrar en el juego sucio sin miramientos.

Esto se dice desde una posición de completo escepticismo ante organizaciones mafiosas pero es que si cualquiera analiza el sorteo realizado por FIFA y los posibles cruces entiende que esto está peligrosamente preparado. Tanto para que el Mal venza, como para tener una final América/Europa. Hay grupos donde solamente hay un equipo europeo —el A donde está el Miami de Messi (curioso ¿no?), o el B del Chelsea, o el F del Dortmund, o el E del Inter— y donde hay dos, por extraño que parezca, hay uno que es ya equipo venido a menos —como el H donde juega el Mal contra el Salzburgo— City, PSG, Juventus, Atleti, Bayern o Benfica a darse de leches y con algún sudamericano importante.

Luego los cruces están diseñados para octavos donde se eliminen, supuestamente, europeos fuertes y lleguen equipos de lo más diverso a cuartos. Por ahí bien. El problema es que algunos hasta semifinales no verán a nadie importante y en forma a día de hoy y otros se tropezarán con equipos, cuando menos, aguerridos y cancheros. Que hay vencido el PSG en la final de Champions, más allá de los infartos en la prensa deportiva española, no le ha debido sentar bien a FIFA/UEFA porque les impiden atracar sin piedad en unas posibles semifinales. Ahí se les ha escapado algo y no han calculado. Pero que estaba previsto así no lo duda nadie, como que habrá algún arbitraje, preferiblemente de árbitro asiático, raro para cargarse a algún equipo europeo.

Si a todo ello, a las pocas ganas de los aficionados europeos, que los equipos del viejo continente llegarán con la gasolina justa y que los horarios serán imposibles para medio mundo, este Mundial no es que entusiasme demasiado. Si se le suma que esto va a acabar en atraco a mano armada, pues menos. No van a permitir que un equipo que no hay ganado la Champions europea o asiática o la Libertadores venza. Eso sería mala publicidad. FIFA, vamos Infantino, tiene sus preferidos a uno y otro lado del Atlántico y por ello ha movido fichas y bolas calientes para que haya una final que les reporte dinero. Porque todo esto no es por el fútbol, ni por el deporte, esto es por la pasta y a la pasta no le gusta lo no controlado. Da igual en el fútbol o en la vida real.

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