Ante la visión de una concatenación de fracasos (electoral en Cataluña, en el Congreso, en las negociaciones con el PSOE…) Podemos ya no sabe a quién aferrarse para conseguir sacar adelante la discutidísima ley sobre transexualidad, transegenerismo y demás cambalache queer. Lo que se conoce como ley Loretta y que pretenden que sea un tanto a favor del partido morado está siendo fuertemente rechazada por la población (era falso que cuenta con un 80% de aceptación), por los medios de comunicación (especialmente los no vinculados a lobbies), por las feministas (a las que califican de antiguan y amenazan y coaccionan todos los días) y por cualquiera que tenga plena facultades en el uso del raciocinio. Esto supone una humillación para Irene Montero, la cual, más allá de tener mucama con coste a los presupuestos generales del Estado, se muestra completamente incapaz de sacar algún proyecto.
Si fuese Alberto Garzón, cuya preocupación por las mascarillas FFP2 portando una ya roza el patetismo, ninguno de los actuales dirigentes de Podemos movería una pestaña. Ni Enrique Santiago, para que entiendan quienes son los dirigentes de Podemos. Pero al ser Irene Montero todas las huestes se han lanzado a caza y persecución de las feministas y de cualquier discrepante. Al fin y al cabo hay que proteger a la “Evita” morada. Han sacado hasta a los señoros que tienen cierta presencia mediática a defender lo indefendible porque ven que ni el PSOE, ni el feminismo apoyará la extravagancia legislativa y anticonstitucional que pretenden llevar a cabo. Lo que no se esperaba es el giro en el guión que la ministra de Igualdad tenía preparado.
Tras llamarles corruptos, franquistas, fascistas, carcamales, lame-curas y demás gracietas populistas durante años, Montero se ha lanzado a la conquista del corazón de Pablo Casado y el PP para aprobar, como sea, la ley Loretta. Cierto que lo ha hecho mezclando churras (acoso a los gays y lesbianas) con merinas (trasgenerismo), pero eso no importa a Podemos si con ello consiguen sus propósitos. “De la necesidad de la ley trans y la ley LGTBI nadie duda. Pido a Pablo Casado que mantenga el compromiso del PP en 2019 para garantizar el derecho a la libre determinación de la identidad de género” ha escrito en redes sociales la ministra. Curiosamente pone una imagen del presidente del PP donde dice que la “la ley trans no es necesaria ni nadie la ha pedido”. Tampoco han debido leer en el ministerio de Igualdad (bastante tienen con leer a supuestas pensadoras que piden la legalización de la pedofilia) a todos los asesores, pensadores y demás escritores vinculados al PP hablando de la ley Loretta. No hay ni uno que la apoye. Ni jurídica, ni socialmente.
Esto demuestra el grado de desesperación que existe en Podemos ante los continuos fracasos por hacerse con el control del movimiento feminista, o al menos con simbolizar que son los más feministas del mundo, y por estar perdiendo votos a chorro semana a semana. Ya saben que desde que llegaron al ministerio de Igualdad han logrado algo tan necesario como cambiar el nombre al Instituto de la mujer por Instituto de las mujeres, o que sin ellas no habría políticas públicas feministas (debe ser que la paridad, por ejemplo, llegó mediante inspiración divina). No existía nada antes de su llegada y muchas mujeres piensan que quedará aún menos tras su salida. Este miedo les atenaza tanto como para pedir al partido conservador que les apoye en algo que cualquier persona entiende choca con los valores defendidos por el PP. Ya existe una ley que permite a las personas transexuales cambiar de sexo y eso mal que bien es aceptado haciendo del liberalismo algo amplio, pero que los sentimientos tengan reflejo en la legislación permitiéndose el fraude de ley jamás lo apoyarán.
Políticamente, además, el PP está ante una buena oportunidad de dar un golpe al Gobierno oponiéndose a esta legislación que se pretende por el mecanismo de las prisas. Porque como todo el mundo se pregunta ¿a qué viene ahora esta ley con la pandemia y la crisis económica que existe en España? A eso, como ya ha apuntado Casado, se va a aferrar el PP para dañar al Gobierno. Por mucho que el PSOE se oponga a este tipo de legislación, realmente Podemos está haciéndole el juego al PP. Algo que no les importa porque para ellas es más importante que Montero, la sucesora, tenga algún éxito que llevarse a la boca. Importan más los deseos de Galapagar que la realidad o dañar al PSOE. En realidad dañar al PSOE es la verdadera estrategia de Podemos en estos tiempos. Si no lo fuera ¿por qué se lanzan a pedir el apoyo del PP?