En el Ayuntamiento de Valencia ya son conscientes de la posibilidad de que fondos que han otorgado a diversas asociaciones ucranianas, con el fin de apoyar a los niños y niñas afectados por la guerra en aquel país, se estén desviando para otros fines. En concreto, a financiar presuntamente a grupos fascistas ucranianos. De momento, el Ayuntamiento, según fuentes municipales, no va a mirar esas ayudas a la espera de recabar información. No se trata de que el Ayuntamiento de Valencia esté destinando esos fondos de manera irregular. Es lo contrario: conceden esas ayudas para ayudar a los niños y niñas de la guerra de Ucrania y, presuntamente, las asociaciones a las que se les ha concedido lo desvían hacia esas organizaciones de extrema derecha.
Puestos en contacto con diversas personas de origen ucraniano, confirman que no “suelen acercase a ciertas asociaciones porque saben perfectamente a qué se dedican”. En concreto señalan a Conucrania por derivar presuntamente fondos a ATO, que en su página web catalogan como Operación Antiterrorista pero que también significa Unión de veteranos de Ucrania. Un grupo que, en las últimas fechas, como desveló Público, apostaba por acudir a España a salvarla con armas de los independentistas.
ATO se califican a sí mismos como “soldados portadores de las tradiciones europeas y la mentalidad cristiana del siglo XIII. Representamos el lado de la luz contra el lado oscuro”. Entre los batallones de voluntarios que dicen financiarán desde estas asociaciones se encuentran el Batallón Azov, más conocido como los hombres de negro por su indumentaria, y a cuyo frente están Oleh Lyashko y Dmytro Korchynsky (de la extrema derecha UNA-UNSO). Su emblema conjuga la variante horizontal de la runa Wolfsangel, también conocida como Doppelhaken, un símbolo utilizado por la división panzer Das Reich de las SS durante la Segunda Guerra Mundial y que se ha convertido en un distintivo recurrente en el imaginario neonazi actual.
Existe preocupación entre distintas organizaciones vinculadas a la ayuda humanitaria por la posibilidad de que se estén desviando esos fondos, los cuales, en principio, se deberían destinar a ayudar a la infancia ucraniana, la que más está sufriendo una guerra oculta en muchos medios de comunicación pero cruenta en los resultados.