Las principales organizaciones empresariales catalanas están muy preocupadas por el rumbo que está tomando el proceso soberanista. De hecho, temen que de prosperar, sus empresas se vean afectadas de forma negativa.
Aparte de Foment, que no descarta pronunciarse públicamente antes del 1 de octubre, las otras dos organizaciones más importantes esperarán a después de esa fecha para dar a conocer su punto de vista. Se trata de
Cambra de Barcelona y la Junta del Cercle d’Economia.
Algunas de sus conclusiones comunes son la crítica a la dinámica parlamentaria y legal impuesta por Junts pel Sí y la CUP en el Parlament, los tres foros ya habían manifestado su consideración de que el límite de cualquier acción estaba en el respeto a la ley; crítica al inmovilismo del Gobierno de Mariano Rajoy, “incapaz de hacer una sola propuesta en todos estos años”, según uno de los presidentes; enquistamiento de la cuestión catalana sea cual sea el resultado del 1 de octubre, no habrá vencedor en el choque.
Su pronóstico es que Catalunya camina hacia unas nuevas elecciones con resultado incierto. Las escasas esperanzas del mundo empresarial organizado de que se alcance un acuerdo, siempre después del 1 de octubre, se alimentan con poco entusiasmo de las propuestas de creación de una comisión en un Congreso de los Diputados sin mayorías absolutas. Diagnóstico en gran medida compartido por al menos una parte de la gran organización empresarial española, la CEOE, que preside el catalán Juan Rosell y que también ha optado por un perfil público muy bajo, a la vista de las diferentes sensibilidades que conviven en su seno.