La posible llegada de Cristiano Ronaldo –comentada por el grupo Prisa, medios adláteres y entregados a Jorge Mendes, negada por los medios más cercanos a la SAD- no preocupa a los atléticos. Le jode, les da asco, les trae igual y algunos hasta se tocan en la intimidad de su cama pensado en él. Como se ha comentado en redes sociales lo extraño es que Edu Aguirre no lo haya negado. Por tanto hay mosqueo con el tema. No preocupación.
La renovación de Jan Oblak ha gustado y aliviado a más de tres. La de Thomas Lemar ha causado mucha indiferencia pues se preveía que fuese uno de los que saliesen en este mercado veraniego. Ya es seguro que no sale… este año. Parece que en breve va a llegar Nahuel Molina (con el envío de Nehuén Pérez a Udine). Alegría pues se ficha a un lateral derecho de verdad. Con dos piernas y que suele pasarlas a los compañeros. No se rían que hay jugadores que la temporada anterior hacían más pases a los contrarios que a los propios. Pero los problemas con el fairplay financiero persisten. Hay que vender para poder inscribir –como le pasará al Barça por mucho que fiche-.
¿Vender a Griezmann?
El nuevo patrocinador de la camiseta y el del estadio permiten al Atlético de Madrid no tener problemas, más problemas cabe decir, financieros. Pero el equilibrio entre fichajes/ventas y salarios persiste. En El golazo de Gol han deslizado que se podría vender a Antoine Griezmann para fichar a Ronaldo, pero huele más bien a táctica para que el francés se baje aún más el salario. Ya lo hizo para fichar el año anterior, ha prometido bajárselo y lo que intentan es que eso se concrete. Ni de coña se desprende de él Simeone. Salvo que quiera dormir en el sofá. Aunque se lo baje, hay que equilibrar.
Cerezo dijo que por 40-45 millones de euros (sin contar cómo haya quedado la operación con el Udinese). Hasta el momento no han ingresado nada, salvo los posibles 8 millones de Berterame en el trapicheo mexicano. Sigue faltando dinero. Y aquí es cuando los sudores de la afición rojiblanca empiezan a aumentar. No por el calor que hace, eso se supera con cervezas, piscina o abanicos, sino porque se sabe que Miguel Ángel Gil hará alguna gorda. Y no va a ser una heitingada de última hora sino algo peor, algo que va a doler mucho más.
Uno bueno sale
Fijos para el Cholo son los renovados, el niño bonito, João Félix, Axel Witsel, Savic, Reinildo y Koke. Luego están los de “si pagan la cláusula y se van jodería”: Giménez, Llorente, Kondogbia, Cunha y Carrasco. Luego vienen los que ni molestan, ni son fundamentales: Lodi, Correa, Hermoso, Saúl, Grbic, Samuel Lino y Felipe. Y por último los raros que tiene que aguantar: Wass, Marcos Paulo y Morata. Todas las miradas, obviamente, se centran en los tres últimos y alguno de los ni fu, ni fa. Pero ¿se conseguirán los 40 millones o más que serían necesarios para inscribir jugadores e igual a CR7?
Con Morata se espera ingresar casi esa cantidad aunque la Juventus está racaneando como hace siempre con el Atleti –porque con otros se baja las bragas y acepta lo que le piden-. Con los otros dos serían, con suerte, migajas. Por tanto todo el mundo se teme que alguno de los queridos por la afición saldrá. Las miradas se centran en Correa, Carrasco, Lodi y/o Saúl. Gil sabe que puede sacar dinero con el jugador belga, cuestión distinta es que Simeone le diga que no. Así que tocará desprenderse de alguno de los otros, especialmente, el jugador que siempre ha rendido, no ha protestado y al que se ha ofrecido por medio mundo: Correa.
Esto sí produce más miedo que la llegada de Cipriano. Gil nunca ha dudado en reducir la calidad del equipo si podía sacar un buen dinero. Ahora, con la excusa del fairplay, puede hacer su agosto, nunca mejor dicho. Si pudiese vender a tres de los cuatro citados, mejor. Y si pudiese vender a alguno tipo Giménez tampoco lloraría. Esto lo sabe de sobra la afición rojiblanca y por eso ya comienza a sudar como si no hubiese un mañana. Los que dicen que CR7 subiría la calidad del equipo, además de no haber visto arrastrarse al jugador por la Premier, no piensan en que Gil vendería a esos que hacen tener calidad a un equipo. Comienza el tiempo del miedo en el Metropolitano.