Utilizaré, como no marcan los cánones, la primera persona al haber visto la luz, haber caído del caballo por el enorme rayo que ha caído ante mis ojos en forma de artículo de opinión, haber comprobado ¡qué mal marxista soy! Toda una vida dedicada al estudio del marxismo, de la realidad social (incluso recurriendo a la teoría de sistemas de Niklas Luhmann), para que un columnista sutilmente acabe desmontando en un solo párrafo la lucha de millones de personas (todas engañadas como pueden entender), la lucha en la teoría y la lucha de clases en sí. No entiendo cómo hemos podido vivir los marxistas tan engañados por el ¿obrerismo? y el análisis materialista cuando ahí mismo, en el mundo de las subjetividades y el idealismo estaba la solución a la transformación del sistema. ¡Cuántas horas perdidas de análisis para ver cómo construir un sujeto revolucionario cuando con Greta Thunberg y una niña transexual de 10 años bastaba!¡A la mierda El manifiesto y demás textos de la lucha de la clase trabajadora! La luz nos ha venido a ver en forma de párrafo que deberá ser tomado como cualquier otra escritura bíblica o sacra.
Todo el mundo debe conocer el párrafo sagrado para que la verdad quede revelada completamente: “Si de verdad el marxismo es tu guía no intentas modular el sujeto político revolucionario, simplemente trabajas con el que tu época te ha dado. No existe ninguna posibilidad radicalmente transformadora en el obrerismo actual, aquel sujeto político está mitificado y no se corresponde con su capacidad performativa en la actualidad. El ecosocialismo y el feminismo, y no el transexcluyente, sino el que se abraza junto a las trans en una pancarta, es el movimiento conjunto que tiene capacidad disruptora en 2020 para dar solución a los problemas de la clase trabajadora. Asúmanlo o échense a un lado, el sujeto político revolucionario de nuestros días es Greta Thunberg entrelazando los brazos con una adolescente feminista y una trans de 10 años. Un marxista se pondría detrás”. Cualquier marxista al leer esto debería abjurar de su materialismo, de su sentido teleológico de la historia, hasta de la clase trabajadora en favor del tofu, el veganismo, lo queer y demás subjetividades que el propio sistema favorece. Resulta que la solución a todos los males del capitalismo como sistema estaba en las propuestas sesentayochistas, en los liberales y anticomunistas de Die Grünen (no se queden sólo con la socialdemócrata Petra Kelly), en una política transversal que la clase dominante (¿habrá que dejarla de llamar así? Ya nos lo contará el mesías) acepta de buena gana (recuerdan cómo en la reunión de la CEOE todos estaban comprometidos con la Agenda 2030) y en un feminismo (¡ojo al dato!) que no es anticapitalista. Pobres feministas como Alicia Miyares que ven en la estructura patriarcal un nexo de unión con la estructura material de la sociedad, ¡qué equivocadas están! Por eso debe ser que hay que regular la prostitución y los vientres de alquiler como defienden en ciertos colectivos de la diversidad. Como ya no hay un sujeto revolucionario vinculado a la clase, y si queda algo debe ser subalterno, la explotación de la mujer trabajadora es lícita y necesaria.
El obrerismo es una mitificación, ya no existe… Como marxista no sé cómo he podido pasar tanto tiempo pensando en un mito. Realmente no lo he pasado porque el obrerismo, el operaismo si lo prefieren en terminología italiana, hace tiempo que no es algo extendido en Europa debido a la deslocalización de las fábricas, pero quedan trabajadores (especialmente los subcontratados, por ejemplo) que no son amos del producto de su esfuerzo laboral. Estos deben ser pocos y todos de clase media y por ello no merece la pena tenerles presentes como sujeto revolucionario. Tampoco he visto en los cientos de libros sobre marxismo que el proletariado, la clase trabajadora o como quieran llamarla fuese el único sujeto revolucionario. Siempre he leído que era el principal. Con ver lo que aconteció en la Revolución Francesa, donde hubo una alianza de clases, es obvio que ni Karl Marx apostaba por un sujeto monolítico. De hecho, buena parte de los fundadores del socialismo político (fuese utópico o científico) fueron pequeño burgueses o autónomos. Perder tantos pensando y actuando (unión de teoría y praxis) para conseguir crear conciencia de sujeto para que el nuevo mesías nos diga que el sujeto se construye espontáneamente. E. P. Thompson ha tenido muchos seguidores por lo que se ve, aunque su teoría de la espontaneidad no se cumpla ni para la clase trabajadora inglesa y mucho menos para la occidental. Pero es que no hemos sabido vislumbrar esa espontaneidad en la construcción del sujeto porque estábamos empeñados en analizar lo material.
La época siempre nos dicta el sujeto revolucionario cierto. Alain Badiou con su teoría del acontecimiento (al menos el que más la ha desarrollado) nos viene advirtiendo que es éste el que acaba determinando el sujeto. Y la verdad es que ya hemos visto a los indignados, a los bohemios burgueses y a tantos otros rebeldes que nos han vendido como sujetos revolucionarios que igual nos da por dudar de ello. Entre otras cuestiones porque, pese a que se desarrolle la conciencia de clase o de oprimido, siempre, como ha demostrado la historia (¡qué manía con ponerme materialista!) tiene que existir una organización que sea el motor revolucionario. Igual no lo hemos visto con Thunberg patrocinada por BMW y demás empresas capitalista. Igual tampoco lo hemos visto con esos seres peneportantes que se sienten mujeres pese a tener más barba que Jeremiah Johnson. Igual no hay un sujeto ecosocialista, aunque sí hay uno feminista al que se quieren llevar por delante con cuestiones “performativas” y de generismo queer.
Ya que soy bastante althusseriano cabe recordar que el materialismo, sí materialismo, del encuentro o aleatorio nos hablaba de las posibilidades revolucionarias. Louis Althusser, después de ver cómo vendían los gerifaltes del PCF a la clase trabajadora, se desvió en parte de sus supuestos más teoricistas, abandonó en materialismo dialéctico como filosofía y alumbró un nuevo materialismo menos teleológico y que pedía esperar a la clase trabajadora para ver en qué momento se producía el acontecimiento revolucionario y qué alianzas podrían establecerse para acabar con el capitalismo como sistema. Con la clase trabajadora como sujeto principal no como fuerza subalterna. Sin embargo, todo esto es falso, no tiene sentido porque el sujeto no tiene anclaje en lo material sino que se construye idealmente, en la mera subjetividad y no nos habíamos dado cuenta. Después de cuarenta años de ecologismo, que no se haya hecho carne el sujeto ecosocialista no es culpa del mesías, es que no ha llegado el acontecimiento.
La clase dominante desaparecerá por un tipo de feminismo (no el feminismo tal y como vienen defendiendo las feministas) y el ecologismo. Dos doctrinas que hasta el momento lo que han hecho es imbricarse con el sistema (no el feminismo clásico) y venderse como la verdadera alteridad al propio sistema. Por eso reciclamos plástico (la economía circular saca dinero de ello, por cierto), nos enfurecemos ante los pesticidas pero el tofu lo lleva un chico explotado en una bicicleta a la casa del sujeto revolucionario. Los indignados se rebelaron, como hicieron los niños pijos en 1968, y protestaron, con muchos memes además, y el sistema sin enterarse. De hecho los hijos del 68 acabaron todos en la derecha, algunos más buenistas que otros, como está pasando en la actualidad en todos los países con aquellos indignados. De querer cambiar el sistema a adaptarse al mismo. En el caso contrario el sistema se ha adaptado perfectamente, hasta haciendo negocio, con el ecologismo. Mientras no se toca la base misma del sistema de dominación el capitalismo es capaz de aceptar de todo y hasta sacarle un dinero. El feminismo queer tiene esa virtud para el sistema y por eso lo fomentan, lo apoyan y lo miman. Pero esto no es más que análisis materialista y marxista avejentado.
Si Etienne Balibar hablaba de dominación de clase como vía socialista, donde habría una alianza de clases sabiendo que existe esa alianza de clases y los peligros que acechan, es que estaba construyendo un sujeto equivocado. Si Göran Therborn nos enseñaba (y enseña) cómo domina la clase dominante fue para nada, porque realmente unas niñas pueden acabar con el sistema. Si Clara Zetnik y Rosa Luxemburg mezclaban conciencia de clase y feminismo, olvidando el ecologismo, demuestran el error marxista. Si se es marxista, parece ahora, que hay que renunciar al materialismo como mecanismo analítico y entregarse a los sentimientos; hay que renunciar a la negación de cualquier tipo de organización como mecanismo de lucha y de construcción del sujeto revolucionario; hay que renunciar a cambiar la estructura material del sistema y contentarse con hacerlo más ecológico, más comunitarista, más diverso…; hay que renunciar a la militancia activa y convertirse en un activista de las redes sociales que con eso basta; hay que publicar con perspectiva de clase pero sin querer abolir las clases, ni el género; hay que esperar a que la revolución la hagan otros porque, ese tipo de argumento es lo que demuestra, la historia no se mueve por la lucha de clases. He sido un mal marxista por pensar de forma materialista, intentar en esta columna desentrañar las fórmulas de dominación de la clase dominante, defender a la clase trabajadora en sus luchas, defender el feminismo clásico, sumar aspectos que atacan la estructura del sistema del ecologismo, intentar discernir qué tipo de encuentro podría ser revolucionario o esperar el acontecimiento para la revolución socialista. Con esperar a dos niñas bastaba y yo perdiendo el tiempo. Nunca se lo podremos agradecer a Antonio Maestre… que es de suponer que quitará su sección de La Marea llamada Apuntes de clase, como todo está en Pierre Bourdieu bastará con leer a su interprete en la Tierra. Aunque me huele que hay mucho de dominación simbólica en las palabras del mesías. Pero qué voy a saber yo que sólo soy un marxista que debe tener un papel subalterno… mientras escribo esto está cerrando Alcoa, Podemos vota a favor de la mochila austriaca, Nissan se llevará su producción donde tenga menos problemas con los obreros y obreras y los medios de comunicación del sistema siguen con su campaña para ocultar a la mujer. ¡Uy! Que ahora ser dice ser vulvoportante, o progenitor gestante o lo que se inventen desde el idealismo, debo leer más al mesías que no me entero bien de las cosas.
Cuanto daño hacen algunos periodistas como Antonio Maestre, que sólo sabe vender el discurso hegemónico readaptado para que parezca progre e incluso revolucionario. Por el camino utiliza conceptos que ni siquiera comprende (performatividad) pero que quedan muy guais en el texto, dándole un aspecto de exquisitez intelectualoide a un artículo que precisamente destaca por su escasez analítica, incapaz de profundizar en las cuestiones que trata. Puro panfletismo, que es lo único que saben hacer las y los periodistas.