Con rictus serio, el estómago encogido y aguantando el apretón previo a la diarrea, así se ha escenificado la unión entre PP y Ciudadanos en Andalucía, o lo que es lo mismo, la unión civil entre Juan Manuel Moreno Bonilla y Juan Marín. Sólo ha faltado que Elías Bendodo, Patricia del Pozo, Carmen Crespo, Rocío Ruíz, Marifrán Carazo, Rogelio Velasco y demás consejeros y consejeras vitorearan a los miembros del enlace, en sus bodas de chupa-chups, y pidiera alegremente “¡Que se besen, que se besen!”. La escena hubiese sido preciosa y el vídeo hubiese quedado para el recuerdo de los concurrentes. La felicidad en la familia naranjoazulada para la preservación de los cargos y las mariscadas.
No ha sido así y Canal Sur, ya que no ofrece noticias de la corrupción del PP, ni de sus líos en Almería y otros lugares, se ha quedado sin buen material para ofrecer a los cada vez menos televidentes. Y no ha sido así porque en realidad lo que había en esa rueda de prensa era más miedo que vergüenza –de esta han demostrado a lo largo de sus vidas carecer-. Algo incomprensible porque, a diferencia de lo que puede suceder en otras regiones, en Andalucía tanto el PP como Ciudadanos tragan con lo que le eche la ultraderecha. Si quieren pin parental, les ofrecen dos. Que quieren acabar con el medio ambiente, hasta abren nuevos cementerios de litio, nucleares o lo que haga falta. El caso es que los socios no se quejen y les dejen hacer con total libertad en las demás cosas. El trifachito andaluz vive en armonía porque, al fin y al cabo, quieren lo mismo aunque lo disimulen.
También es cierto que no hay alternativa posible. No porque Susana Díaz no quiera y Marín acepte que le ofrezcan lo mismo que tiene, sino porque necesitan los votos de lo que hay a la izquierda del PSOE y eso es imposible. No hay nada políticamente. Tan sólo una continua pelea para ver quién es más populista, más demagoga o simplemente por ver quién acaba antes fuera de la instituciones. Por tanto no era necesaria la comparecencia de Moreno Bonilla y su colega naranja. No habiendo alternativa posible ¿para qué han salido? Porque el miedo es libre y ambos son muy miedosos y temen que sus jefes madrileños les obliguen a hacer algo que no quieren. No se han presentado para dotar de estabilidad su coalición sino para que nadie de más arriba de Despeñaperros venga a estropearles el buen chiringuito que tienen montado. Con la cantidad de amigos, lebreles y paniaguados que han colocado como para decirles ahora que se van a la calle por el deseo de un señor o señora de Madrid.
A nivel andaluz no hacía falta esa rueda de prensa, pero a nivel Madrid sí. Ha sido un dejadnos en paz Casado y Arrimadas. Ha sido un “haz lo que quieras, pero aquí no molestes que estamos muy bien los dos cogidos de la mano”. Si alguien en Madrid piensa que se van a perder las comidas de coalición con buenos caldos, langostinos buenos, jamoncito de ese que tiene mucha veta y demás manajares que les pagan todos los andaluces, es que están locos. Viven muy bien a costa de Andalucía y eso no se lo chafan ni en Madrid, ni en Sevilla, ni en Bruselas.