La brecha de la desigualdad sigue creciendo. La acumulación de la riqueza en el polo de los más ricos se ensancha desaforadamente, mientras que en polo opuesto de la pobreza, la explotación y la miseria de la humanidad está llegando a situaciones límites. El sistema de explotación instalado por la clase dominante, bien por medios pacíficos o por la represión, somete a los pobres a guerras sangrientas de las que sacan enormes beneficios los grupos imperialistas que dominan la economía.
Cada vez son más los economistas, incluso los que son claros defensores del capitalismo, que reconocen que si las tendencias a las desigualdades actuales se mantienen, podría ser inevitable una nueva recesión en Europa y EEUU que se podría contagiar al resto del mundo, estrangulando a los países más empobrecidos, lo que podría provocar una nueva recesión que caminara hacia la depresión severa de la economía mundial. Es difícil pronosticar si serán capaces de evitarla o si será la clase trabajadora con sus luchas la que tendrá que poner freno a esas terribles tendencias inhumanas y contradictorias.
Para intentar aproximarnos a la situación actual analizaremos la distribución de la riqueza por tramos, dividiendo el reparto en varios grupos, para intentar averiguar de forma más científica, cuánto posee cada grupo de esos archi-capitalistas, empezando por los más ricos, con respecto al resto de los menos ricos y en qué situación se encuentran los pobres en este mundo globalizado:
El 1% de los grandes capitalistas multimillonarios tienen más riquezas que el 99 % de la población mundial que somos más de 7.000 millones de habitantes.
El 2 % de los capitalistas más Ricos y potentados tienen más riquezas que el 50 % de la población mundial que suman más de 3.500.000 habitantes.
El 10 % de la población más rica posee el 94 % de las riquezas mundiales.
Según estimaciones del Banco Mundial, 1.300 millones de pobres viven en el mundo. l.
Estos son los 10 capitalistas más ricos a enero de 2018, según la Lista Forbes, que reúnen una riqueza de 746.000 Millones de dólares:
1.- Jeff Bezos (Amazon) 108.100 Millones $
2.- Bill Gates (Microsoft) 92.000 “
3.- Warren Buffet (diversos) 91.600 “
4.- Amancio Ortega (Inditex) 76.100 “
5.- Mark Zuckerberg (Facebbok) 73.100 “
6.- Carlos Slim ( Telecom) 69.200 “
7.- Vernard Arnaud (LUMH) 69.200 “
8.- Larry Ellison (Oracle) 61.400 “
9.- Larry Page ((Google) 52.700 “
- Michael Bloomber (Bloomber) 52.600 “
Las 300 personas más ricas del planeta controlan el 95 % de las empresas multinacionales.
El 90 % de los pobres no poseen prácticamente nada. Se estima que actualmente existen 171.300 toneladas de oro físico en el mundo y se cotiza a 1.300 $ la onza.
Un grupo pequeño de personas que caben en un yate de lujo son los dueños del planeta y tienen más riqueza que la población de Africa, la India, Brasil y Argentina juntas.
La capitalización bursátil mundial en 2017 alcanzó los 80 billones de dólares, más que todo el valor de la producción del planeta. Está todo ya en manos de la banca privada y unos pocos grandes magnates, mientras las deudas se siguen acumulándose mayoritariamente en el sector público saqueando materialmente a los asalariados que somos los que pagamos mayoritariamente los impuestos.
La deuda mundial conjunta de Gobiernos, particulares y empresas ha crecido desde el 2007 que estaba en 142 Billones de dólares, a 232 Billones en 2017, alcanzando un 318% del PIB mundial.
Esa deuda es impagable y las estadísticas nos dicen que es creciente. Hace unos 200 años, las naciones ricas eran 3 veces más ricas que el resto de las más pobres. Al final de los años 60 con la llamada descolonización, las 3 primeras potencias mundiales eran ya 35 veces más ricas que el resto de las más empobrecidas. En 2018 vemos que los 4 grupos imperialistas que se disputan la propiedad del planeta Tierra, EEUU, U.E. Rusia y China controlan 80 veces más riquezas que los 190 países restantes del mundo.
Por otra parte, el engaño de las ayudas humanitarias con las que intentan aplacar las conciencias de los ricos, es monstruoso, amparados por organismos supranacionales cuya cabeza visible es la ONU, La FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura), UNICEF y otros organismos “humanitarios” que dicen dedicar miles de millones cada año a luchar contra el hambre y la pobreza en el mundo, pero con nulos resultados.
“La FAO, en su Cumbre Mundial sobre Alimentación en 1996, se comprometió a reducir el número de hambrientos de 816 millones a 408 millones en 2015. Ahora en 2017, la misma FAO denuncia que 815 millones de personas pasan hambre. No han avanzado nada. Hay 155 millones de niños menores de 5 años con desnutrición crónica. Millones mueren de enfermedades curables por falta de agua y alimentos. El 11 % de la población mundial se muere de hambre”, según uno de sus informes recientes.
Dado los malos resultados que muestran los datos anteriores, deberían disolverse esos inútiles organismos, porque son colaboradores necesarios del crecimiento de la pobreza, el hambre y las guerras y debieran dimitir todos los gobiernos que están haciendo enormes inversiones en armas y guerras destructivas y asesinas, pero no lo harán y habrá que echarlos a patadas.
La pregunta que debieran responder es ¿Cómo es posible que en vez de solucionar el problema del hambre y la pobreza en el mundo, como nos repiten que están haciendo, en vez de solucionar los problemas sociales de la humanidad, sigan aumentando la brecha entre ricos y pobres?
Los imperialistas, a través de las multinacionales invierten miles y miles de millones de euros o dólares basados en el sistema de intercambio de materias primas como el petróleo y otros, como oro, plata, piedras preciosas, coltán… bienes raíces de importante valor, pero con la lógica del beneficio privado capitalista, ese intercambio se hace devolviéndoles productos manufacturados, servicios y bienes de menor valor, además de la corrupción y la especulación, del comercio y las divisas, que sufren alteraciones de precios que son manipulados por esas injustas transacciones comerciales, con normas y tratados internacionales impuestos a sangre y fuego por los países imperialistas en este nuevo modelo de “colonialismo económico” porque el llamado proceso de descolonización inacabado representa un fraude colosal y la Democracia Plena que contemple el Derecho de Autodeterminación efectivo de los pueblos brilla por su ausencia.
Los pueblos más empobrecidos y endeudados son obligados a pagar a la Banca Mundial y al Fondo Monetario Internacional más de 700.000 millones de dólares anuales en intereses y prestamos, que como crueles usureros, aplastan las débiles economías de países hambrientos. Para más afrenta, el modelo de “nacionalismo económico” que está introduciendo el Presidente Trump, levantando aranceles para beneficiar todavía más a los grandes capitalistas y sus multinacionales norteamericanas, representará un nuevo ataque contra los más pobres, medidas apoyadas e incluso aplaudidas por sus amigotes cómplices de sus gobiernos títeres respectivos como Macron en Francia, Merkel en Alemania, Rajoy en España, etc.etc.
Eso representa una cruel ignominia cuando los Gobiernos de los países más ricos, amparados por la ONU y sus pandillas de burócratas y gobiernos mercenarios al servicio de los saqueos, las estafas y las evasiones sistemáticas de recursos hacia reductos de sus Paraísos Fiscales, toleran y defienden a toda esa pandilla de capitalistas asesinos y sus gobiernos títeres que desatan guerras monstruosas. Algunos se denominan Demócratas, pero en vez de defender a sus pueblos se dejan manipular y asumen la hoja de ruta que les marca el clandestino y despótico Club Bildergerg, que es el verdadero gobierno mundial en la sombra, amparados por las mafias del capitalismo defendido por el Complejo Militar Industrial de EEUU, la Asociación Nacional del Rifle e incluso el KKK y demás grupos políticos-religiosos-económicos de la derecha extrema y los nazi-fascismos rampantes.
Insisten con campañas “humanitarias y caritativas” de que están ayudando a los pobres, mostrando potentes colectas que luego solo el 18 % llegan a su destino, según algunos informes de ONGs críticas, evitando que se cumplen ese insuficiente cometido, cuando los datos demuestran la realidad, manipulada con ese gran engaño, pues continúa la explotación, la opresión, las masacres bélicas, el rearme constante, los chantajes y las amenazas para continuar la dominación de los pobres por unos capitalistas sin escrúpulos. Existen informes que dicen que con el 2 % de lo que se gasta en armamento y destrucción, dedicado de verdad a acabar con el hambre y la miseria, en menos de 10 años se podría acabar con las lacras que hemos comentado.
En el Estado español, la bajada de salarios por la contra-reforma del PP ha sido brutal. Más de 8,16 millones de asalariados (un 47% del total) no llegan a 1.000 euros al mes. Y 6 millones (34,4%) no llegan al salario mínimo de 736 euros mes. Mientras que en 2017, las empresas del Ibex35 que operan en bolsa han ganado un 67% más de beneficios que en 2016, por un importe de 49.058 millones de euros. Según Eurostat “el riesgo de pobreza afecta ya al 29,2 % de la población española y amenaza al 35,5 % de los niños menores de 16 años y al 40 % de jóvenes de 16 a 24 años”.
Todos esos datos indican que el imperialismo capitalista no funciona con la lógica de ayudar a los pobres, como algunos nos quieren hacer creer, sino para seguir acumulando beneficios, por ello, la lucha legítima que tenemos que llevar a cabo la clase trabajadora y las capas medias honestas en la batalla por la transformación de la sociedad, que es ahora más necesario que nunca. El objetivo tiene que estar encaminado a “expropiar a los expropiadores que han venido oprimiendo, explotando, saqueando y robando a los pueblos desde tiempos inmemoriales”. El sistema capitalista está llegando a sus límites y si no cambiamos de modelo, podremos correr el riesgo, como le ocurre a los viejos edificios, que por “fatiga de los materiales” o por cualquier incendio, se podría derrumbar por implosión y puede convertirse en una catástrofe para la Humanidad. Como repetimos permanentemente en nuestra corriente, la clase trabajadora, para avanzar en la transformación de la sociedad, debemos buscar la unidad de acción contra el capitalismo, defendiendo el programa adecuado y la táctica correcta, porque otro mundo es posible y necesario pero con el Socialismo genuino y la Democracia plena.