Ya tiene preparado un nuevo escrache Albert Rivera. Si antes fueron los catalanes (los tabarneses no), los vascos, los andaluces (que eran tontos y había que enseñarles a pescar) y siempre Pedro Sánchez, ahora le ha tocado el turno a los valencianos. Una comunidad que es una especie de Cataluña Baja según es vista por el dirigente de Ciudadanos y su troupe de cómicos sin gracia y mucho odio. En esta ocasión, además del presidente del Gobierno, el escrache del odio va dirigido también contra Ximo Puig y Mónica Oltra. O en otras palabras contra el Gobierno del Botánico tan peligroso porque es de izquierdas y nacionaliza hospitales. Y lo que es peor habla en valenciano.
El acto tiene como lema “Contra los indultos y por la defensa del castellano”. Como se puede comprobar todo muy democrático, muy deliberativo y muy respetuoso. Por eso ha mandado por delante al odio-bus naranja, para crear caldo de cultivo a sus majaderías y sus manías. Además, irá con el protagonista de las mentiras curriculares Toni Cantó, que antes odió en UPYD, y que sigue sin dimitir por incumplir el código ético de Ciudadanos. Aunque hablar de código ético en la secta naranja es una ilusión. Todo está permitido salvo enfrentarse al sumo sacerdote y alguno de sus edecanes, el resto es sólo parte del utillaje del cuñadismo ideológico. Rivera y Cantó se bastan y se sobran para mentir a los incautos valencianos que acudan (hasta el momento todos los actos han sido un completo fracaso). Y explicarles que aunque vivan mejor y su gobierno autonómico no les robe (los anteriores se lo llevaron a espuertas), es todo muy malo y negativo porque hablan en valenciano.
El valenciano es otro de los males que se ha propuesto perseguir Rivera. Cuando dice que habla en favor del castellano (aunque sea lengua española oficialmente, pero su cabeza no da para más) realmente lo hace contra el valenciano porque se enseña en las escuelas, se usa en las administraciones y es un peligro porque fomenta el comunismo o algo por el estilo. Bien visto tampoco le gusta el gallego o el euskera, pero como en esas regiones no le votan ni los propios afiliados pues allí no va con odios. Realmente es que carecen de algún motivo realmente político contra Puig y Oltra y por eso se inventan la defensa del español y la estupidez de los indultos. Ya se le ha dicho por activa y por pasiva que no hay indultos porque no hay condenas y si, como lleva pidiendo desde el 2 de junio, hubiese elecciones a saber qué pasaría en ese momento futuro. El caso es odiar un poco más a los que no piensan como él. Y para ello cuenta con la ayuda de Cantó que para odiar es único pues aprendió perfectamente al lado de una odiadora profesional como Rosa Díez.
Realmente acuden a Valencia para machacar a los aliados del sanchismo, ese mal que según Rivera está penetrando en las venas de España, y él las quiere bien naranjas (seguro que cuando le hacen un análisis de sangre dice que la suya es naranja, que no puede ser roja, salvo que sea rojigualda), o azules con apoyo naranja. O incluso llenas de neofascistas, pero jamás de rojos que hacen cosas sociales y no explotan a las personas como a él le gusta. Como Puig ya es sanchista pues al ataque. Como Oltra es feminista y de izquierdas, al ataque. Como Podem es populista, al ataque. Todo lo que no sea como a él, o al establishment que le apoya, le gusta es malo para España. Habrá que ver qué dice del Corredor Mediterráneo que tanto ha apoyado el Gobierno del Botánico, que tan contentos tiene a los empresarios valencianos, que apoya el gobierno del PSOE y la UE, y que no ha sido idea suya. La verdad que de esas cosas no habla si no puede ponerse la medalla y en esta ocasión, ni la cuerda que la sujeta puede rozar.
Valencia el nuevo destino de los escraches del odio de Rivera. Aprovechando que Sánchez acudirá un día antes a la región. Una estrategia para poder negar todo lo que prometa el presidente del Gobierno o venderlo como que es idea suya. El cuñadismo ideológico funciona de esa forma y siempre está presto a apropiarse de las cosas de los demás. Empezando por las cosas de todos y todas, de lo público, para entregárselo a sus amigos y amos de la clase dominante. Si por Rivera fuese el modelo Alzira hubiese sido el modelo Valencia. Aunque aspira al modelo España en manos de los ricos y poderosos. A los oprimidos que les den. Eso es lo que va a contar en Valencia como eufemismos eso sí y mucha bandera de España de 2,50 euros y cuentas bancarias en Suiza.