Cuando se piensa en el rock y en el metal, de forma genérica, suele asociarse a la imagen de hombres. Ellos han sido los protagonistas indiscutibles. Algo así como si este medio de expresión artística no tuviese nada que ver con las mujeres. O como si las mujeres asociadas a él fuesen mas un objeto que un sujeto.
Si bien es cierto que la representación sigue siendo ocupada mayoritariamente por hombres, también lo es que existen mujeres haciendo música rockera y metalera desde hace décadas. El fenómeno da como para hacer un análisis de género y apreciar cómo los patrones de desigualdad no son ajenos a la música.
No parece casual que haya mayor presencia de mujeres en estilos más populares, como el Pop, y menos en los estilos más duros y extremos, estos últimos más asociados a la transgresión, agresividad, dominación o dureza. Características asignadas tradicionalmente al género masculino y no tanto a las mujeres. Tampoco parece casual que haya más vocalistas que mujeres componiendo o tocando algún instrumento, al menos en el ámbito occidental. A fin de cuentas la música no deja de ser un espejo de la realidad patriarcal en la que se vive.
Para Unai Endemaño, crítico musical y colaborador de publicaciones como Metalhammer, Ruta 66, DiabloRock.com o Mondo Sonoro, el rock y el metal «es un campo que ha estado olvidado para ellas». También es el autor de ‘Rock and Roses’, una exposición fotográfica que recoge en 30 imágenes un tributo a mujeres artistas del ámbito nacional e internacional, como forma de visibilizar su aportación al rock y el metal. «Son mujeres a las que admiro y merecen estar ahí por algo».
Endemaño, que se autodefine como «un heavy que ama la música y que saca fotos» destaca en su trabajo fotográfico por captar el ánima de sus protagonistas, sin caer en la constante cosificación ni en destacar el componente sexual de las mujeres. «No son objetos, son artistas», por eso, sus fotografías se centran en la música y lo que la artista le transmite, no en sus cuerpos. «Cuando fotografío en un concierto, nunca me paro a pensar en la sexualidad de la artista. Los conciertos y la música en sí, es mucho mas serio que eso».
En esta muestra fotográfica se encuentran artistas como Jinx Dawson, de la banda Coven surgida en la década de los sesenta, y considerada como «una de las pioneras del heavy metal y la precursora de la mano cornuta, el famoso signo de los cuernos» que simboliza hoy en día el heavy metal. Una década después y como ha ocurrido históricamente con las aportaciones de las mujeres, Ronnie James Dio, se apropiaba del gesto de Jinx y se erigía como el pionero en el uso de la mano cornuta.
También la muestra recoge a artistas como Marilu Glez. Tudanca, la primera mujer en el Estado español que se subió a un escenario al frente de una banda de heavy metal. O Patricia Andrade, de la banda Sinistro y que utiliza su voz como una herramienta de expresión dramática. Su puesta en escena juega con su faceta de actriz, dando rienda suelta a un tipo de interpretación con sello propio. Endemaño retrata igualmente a Virginia Fernández, batería del grupo bilbaino Last Fair Deal. Diva Satánica, de la formación de death metal Bloodhunter y que sorprendía en la primera ronda de La Voz cantando en gutural. O Leire Prettykiller, vocalista de Fear Crowd y que se acercó a la inauguración ‘Rocks and Roses’ en el Centro Cultural Clara Campoamor de Barakaldo (hasta el 29 de noviembre).
En el plano internacional se destacan imágenes de la formación estadounidense de hard rock y glam metal fundada en 1980, Vixen, compuesta íntegramente por mujeres. O la canadiense Alissa White-Gluz mezzosoprano y actual vocalista de Arch Enemy y conocida por ser una de las pocas mujeres en usar voces guturales, cambiando radicalmente de tipo de voz. Igualmente está la imagen de la vocalista sueca Elin Larsson en Blues Pills, la bajista británica Lena Abé, de la formación My Dying Bride o Cammie Gilbert, cantante de Oceans of Slumber y posiblemente una de las pocas mujeres negras que se encuentran en el mundo del metal.