El jugador de fútbol del Real Betis Balompié Rubén Castro ha finalizado hace cuatro días el Campeonato Nacional de Liga sin contratiempo alguno pese a estar imputado de varios delitos de malos tratos hacia su ex pareja que comienzan a juzgarse este jueves 25 de mayo. El futbolista canario, de 35 años, se sienta en el banquillo acusado por el Ministerio Fiscal de ocho delitos: uno de maltrato habitual, otro de amenazas leves y seis delitos de maltrato en el ámbito familiar.
Después de marcar 13 goles en 35 partidos jugados de los 38 que componen el campeonato, el delantero centro canario –que juega en el Real Betis desde la temporada 2010-2011– ha recibido en todo momento el respaldo del club andaluz aunque está acusado de graves delitos relacionados con los malos tratos en el seno de la pareja. El futbolista afronta este jueves el inicio de la vista oral en el Juzgado de lo Penal número 14 de Sevilla. El juez ha accedido a la petición de la acusación particular que ejerce la víctima de que la vista oral del juicio se celebre a puerta cerrada.
El pasado diciembre, la titular del juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Sevilla impuso una fianza al futbolista de 200.000 euros, petición que la defensa del jugador intentó rebajar sin éxito al considerarla “desproporcionada”.
Los hechos enjuiciados se remontan a los años 2012 y 2013, por los que la Fiscalía le reclama cuatro años de cárcel y la acusación particular ocho años y nueve meses. Asimismo, el ministerio público reclama al jugador del Betis que no se aproxime a su expareja a menos de 300 metros y que no mantenga con ella ningún tipo de comunicación durante un periodo de dos años y tres meses.
En febrero de 2016, cuando el futbolista ya formaba parte de la plantilla del Real Betis Balompié desde cinco años atrás, la Audiencia de Sevilla contempló la denuncia de nuevas agresiones del futbolista hacia su expareja, como la de haberle propinado una patada en el estómago, cogerla fuertemente del cuello o golpearla en la cara y causarle un hematoma en un ojo.
La Audiencia de Sevilla estimó parcialmente el recurso presentado por la defensa de la ex pareja del jugador y añadió que durante la relación “fueron frecuentes las disputas verbales, incluso físicas, entre ambos” y que Castro ejerció “frecuentes actos de violencia” contra su víctima.
Cuando el caso saltó a la opinión pública tanto el club de futbol sevillano como su entonces entrenador Pepe Mel defendieron la presunción de inocencia del jugador asegurando que tendría que ser un juez el que dictaminara si Castro es un maltratador o no para que pueda, o no, pisar un campo de fútbol. Esta presunción de inocencia es la que le ha llevado a ser un fijo en el once inicial del club verdiblanco durante los últimos años e incluso ha sido el primer jugador que ha superado la barrera de los cien goles con el club del barrio de Heliópolis.