Improvisación. Esa es la palabra que define a la perfección lo que está ocurriendo en la red de oficinas del Banco Santander. La semana pasada, Diario16, publicó sobre la negativa de la entidad presidida por Ana Patricia Botín a que sus empleados llevaran medidas de protección contra el coronavirus. Sin embargo, lo que nadie podía esperar del primer banco de España es que las medidas para proteger la salud de sus trabajadores y clientes se vayan implementando «sobre la marcha».
Han sido varios los trabajadores de la red comercial de toda España los que se han puesto en contacto con Diario16 para exponer la situación que están viviendo.
Un trabajador nos expone la situación que se vivía el viernes pasado: «No permiten la rotación de los trabajadores que no tenemos medios para el teletrabajo. Mientras vemos cómo el único bote de gel que mandaron para oficinas de 10 personas se va gastando. Vemos con terror cómo nos van a exponer al 100 por cien sin hacer turnos».
En referencia a la situación vivida el pasado viernes otra empleada hacía referencia a la recogida que se está haciendo de las delegaciones de voto para la Junta de Accionistas: «Santander tiene abiertas las oficinas para entregar unas bolsas por delegar el voto en una Junta de Accionistas que a estas alturas ya debería estar suspendida y para recoger una bolsa de menos de 2 euros de coste. Que le hagan mantener el poder a costa poner en peligro la vida de sus trabajadores… Esto se tiene que saber porque este banco no permite que nada se sepa fuera de sus paredes, pero cuando la vida de los trabajadores está en juego en esta emergencia sanitaria hay que decir la verdad alto y claro. Parece que no importa la vida de algunos, sólo las de aquellos que pueden irse a casa a trabajar con una mano a jornada completa como un esclavo del siglo XXI y con la otra intentar cuidar a sus hijos con 3 reuniones diarias para reportar “que se ha hecho»».
Sin embargo, tras el decreto del estado de alarma, la improvisación ha sido la pauta en el día de ayer. Los trabajadores afirman que el domingo se informó que se hacían turnos en todas las oficinas, que incluían a los empleados de atención al cliente y a los ejecutivos comerciales. Un poco más tarde se informó del cierre de oficinas de universidad y grandes superficies dejando a las de centros comerciales abiertas.
Ayer por la mañana, y por la presión de los trabajadores, «hemos evitado males mayores ya que se ha recomendado desde los sindicatos el cierre preventivo de oficinas y, por último, esta tarde se decidió el cierre del aproximadamente el 50% de las sucursales cuando, desde el principio, el banco había negado esas medidas», afirma un trabajador a Diario16.
Respecto a las medidas de protección de empleados y clientes, ayer continuaba el descontento por la descoordinación ya que la semana pasada, tal y como informamos en Diario16, enviaron un solo bote de gel por oficina. «El banco dijo que mandarían guantes, mascarillas y más gel. Por supuesto, esto no ha sido así. En muchas oficinas se ha estado comprando desinfectante saliendo del bolsillo de los empleados ante tamaña dejadez», dice una empleada.
Los trabajadores ven muy peligrosa la sensación de que el banco presidido por Ana Patricia Botín no tiene muy claro qué hacer «Esperemos que mañana acabe de entrar el sentido común en esta empresa y cierren la mayor parte de las oficinas. Aún no han dado datos definitivos. Hasta mañana los trabajadores que ya habían planificado su conciliación tendrán que volver a planificar su vida por el mal hacer del banco. A todo esto, aquellos que no pueden teletrabajar, como son los de atención al cliente, ni les dicen a cambio de qué les conceden (desde el punto de vista económico) la rotación generando más confusión y más estrés», afirma un trabajador.
Por la salud de los trabajadores y de los clientes, la coherencia y el sentido común es el mejor rumbo que seguir y, por el bien de todos y todas, también es necesario para toda la sociedad que el Santander lo haga.