Tras la adaptación postvacacional de los pocos jugadores que no han acudido con sus selecciones a los compromisos internacionales, el Atlético de Madrid afronta su semana clave. Tras haber puesto los dientes largos a los aficionados, el propio Miguel Ángel Gil desde México lo ha hecho, ahora es el momento de demostrar que el camino se hace andando. Son demasiados años de gilismo como para no sospechar que en todo puede haber truco. También es clave en el sentido futbolístico y físico.

Comenzando por lo que puede preocupar menos a los aficionados pero es clave para el desarrollo de la temporada, el nuevo preparador físico (en el primer equipo no en la casa pues entrenaba al B) Luis Piñedo debe dar un paso adelante en lo referente a la preparación. Los últimos años del “comandante” uruguayo, el profe Ortega, habían dejado excesivas dudas pues ha sido más que evidente que los jugadores llegaban fundidos al tramo exigente de la temporada. Alguno, de hecho, no se recuperaba después de diciembre. Las lesiones por la condición física (no impactos) también han sido un lastre. Si hay un cambio de sistema y mejoran los jugadores, se habrá dado un paso adelante. Habrá que estar atentos.

En esta semana se verá qué camino quiere tomar el Cholo Simeone, tanto en lo táctico como en la confianza en jugadores más tiernos. Respecto a lo táctico se verá si se sigue con el Atleti de los mediapuntas, con los cinco atrás y dos delanteros o se vuelve al clásico cholista del 4-4-2. Sin duda, no obstante la versatilidad de algunos jugadores, será importante analizar si coloca a los jugadores en aquellos puestos donde mejor responden futbolísticamente (más allá de necesidades puntuales). Para ello, obviamente, deberá saber con qué jugadores cuenta en la plantilla, algo que al día de hoy es todo un misterio. La subida de Luis García Tevenet al primer equipo debería incidir en una mayor confianza en la cantera y los más jóvenes, en vez de inventarse posiciones para lesionados. A saber.

Y lo principal está en los despachos. El “hombre sin voz”, Andrea Berta, ya habrá descansado y ofrecerá al entrenador recambios de garantías por los que se han ido. Los fáciles (Memphis, Soyuncu, Paulista y Hermoso) no le han llevado mucho esfuerzo laboral. Saúl algo más, pero se marcha cobrando 15 millones, que es menos que los 28 que habría que haberle pagado de quedarse. Morata (¿se va, se queda?) parece que va dejar 15 millones y se marcha a Milán. ¿Entradas? Salvo el “cerrado” Le Normand, nada. Cero. Y las posibles incorporaciones ya han terminado, casi todos, sus competiciones de selecciones y no hay noticias. Salvo que hoy sorprendan y comiencen a informan de fichajes como si no hubiese un mañana, cero. Nada. Y el entrenador necesita saber con qué material va a trabajar. Ahí es donde se consume la ilusión y comienza el gilismo.

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