Según quien haya visto el debate de las primerias del PSOE basculará en la victoria o en la preferencia del discurso de cada uno. Aquí como en Botica hay gustos para cada uno. Sin embargo, Patxi López y Susana Díaz han presentado de mejor forma su proyecto para el partido más antiguo de España. López ha querido evitar el debate a dos y en parte lo ha conseguido, como también ha logrado huir del pasado como rémora para el PSOE. “No pienso dedicar ni un minuto al pasado” ha comentado el vizcaíno. Un pasado que ha sido puesto en la mesa constantemente por el candidato Pedro Sánchez. Es curioso que quien tiene un proyecto más elaborado, al menos así lo ha presentado su gente, se haya dedicado a hablar de la abstención, de sus acciones del pasado y en establecer una dicotomía entre él y los demás.
Sánchez, como así le han reprochado sus contendientes, ha dedicado gran parte de su discurso al victimismo sobre su persona. Con un discurso demagógico y populista, el dirigente madrileño se ha presentado como una persona a la que los poderes fácticos del partido han perseguido constantemente. Algo que se ha sido tirado por tierra tanto por López como por Díaz. “Cambias de opinión según te viene bien” ha sido el golpe a la mandíbula que le ha mandado la presidenta de la Junta de Andalucía en busca de poner en claro los constantes cambios de opinión de Sánchez. López le ha recordado al madrileño que el PSOE no se define sobre la base de “con quien pacta” sino mediante un proyecto autónomo que busque el “para qué”. Una vez claro ese principio, afirmó el vasco, ya se podrá ver con quien se llega a acuerdos.
Sánchez, abandonando los temas de debate, ha estado atacando a Susana Díaz constantemente. Incluso trayendo frases del pasado y posturas defendidas hace años. Le ha recordado que aprobó, siendo diputada en el Congreso, que apoyó el Estatuto de Autonomía de Cataluña sin modificarlo, acercándose a las posturas del PP en este sentido. Claro que ha obviado que él apoyó la reforma del artículo 135. Y ha salido en defensa de la especifidad nacional de España. Díaz ha contraatacado diciéndole que nunca se sabe lo que va a apoyar porque él apoya siempre lo que le mejor le conviene en ese momento. De esta forma, comentó la presidenta andaluza, que ha pasado de defender la nación de naciones al federalismo nacional en menos de una semana. Pero quien realmente le ha dado una lección de conocimiento político ha sido López. Directamente le ha preguntado si sabe qué es una nación. Y después de responder sobre aspectos culturales, sentimientos e historia, el ex-lehendakari le ha dado una lección sobre ciencia política y las diferentes concepciones de nación. Tanto la cultural como la política.
Sánchez, tras verse acorralado en el primer punto del debate, ha salido con fuerza a intentar arreglar el desaguisado, pero lo ha hecho por los mismos canales y poniendo en duda la gestión de los que debatían con él. Pese a ser economista ha vuelto a mostrar graves carencias en el debate sobre los aspectos económicos y de políticas públicas. Aquí Susana Díaz le ha dado un repaso, por su implicación directa en la gestión, y ha utilizado a sus compañeros Guillermo Fernández Vara, Ximo Puig, Javier Lambán o Emiliano García Page para demostrar que, se pacte con quien se pacte, el PSOE siempre hace una política de izquierdas. Algo que Sánchez había puesto en duda poco antes. Patxi López por su parte le ha recordado que la O de PSOE tiene una importancia sustancial en la capacidad de representar a las personas, algo que Sánchez olvidó en sus acuerdos.
Respecto al tema de la violencia machista tanto Susana Díaz como Patxi López no se han movido ni un milímetro de lo que viene defendiendo el PSOE históricamente. Es más, López ha solicitado que se incluya en la Constitución todo el tema del terrorismo machista. Frente a una mujer y alguien que ha hecho propuestas contundentes, Sánchez ha cometido un error gravísimo al ejemplificar que su apoyo contra la violencia machista (pese a sus citas a Miguel Lorente) se debe a tener dos hijas pequeñas. Daba a entender el ex-secretario general que su compromiso es sólo circunstancial y contingente. Sobre este tema no han pasado los otros dos contendientes, aunque Susana Díaz sí le ha recordado cómo en el pasado ha utilizado a las mujeres como intercambiables. Ha puesto la presidenta el ejemplo de Irene Lozano, persona que había insultado gravemente al PSOE, y que fue impuesta por Sánchez en las listas de Madrid frente a las compañeras del propio partido.
Sánchez, arrinconado por las razones de sus contrincantes, reclamaba lealtad si él gana, la misma que le han pedido Díaz y López cuando desde su candidatura insultan gravemente a los otros candidatos y a quienes les apoyan. O lealtad a lo que deciden los militantes como pasó con Tomás Gómez, como le ha recordado Susana Díaz. De esta forma derribaba la candidata el mito de la democracia interna de Sánchez. Igualmente le recordó lo acontecido en Galicia. Le permitió esto retomar el discurso de ataque a Sánchez y su cambio de parecer constante y acomodaticio a sus deseos personales. “El problema lo tienes tú contigo mismo Pedro” ha espetado Díaz. O “Yo creo que eres pro-Pedro Sánchez y que sólo defiendes lo que te viene bien en cada momento” como le ha dicho en otro momento.
Patxi López, tras el intento de Sánchez de desvirtuar sus propuestas dando a entender que quedaban incorporadas a su proyecto, ha sido muy contundente: “Me parece muy bien que si no tenías ideas cogieras las mías”. Golpe verbal tremendo de López frente a un Sánchez desarmado. A lo que ha añadido el vizcaíno “Yo no cambio de ideas”, siguiendo la estela de la volatilidad del otro candidato. También le ha atizado a Sánchez al decir que “espero que todos seamos candidatos de la militancia” porque tanto por cuestiones previas que había dicho Sánchez, que se presentó como le único de la militancia, como por lo que dicen las huestes del sanchismo en las redes sociales. También le ha recordado Díaz que lo más importante es que “lo que diga [en referencia a Sánchez y su pasado] no lo haga”.
Ante los ataques de Sánchez intentando dejar a sus contrincantes como parte de la elite del partido, le han respondido recordando todo lo que él hizo. Como la cortina detrás de una cortina para votar. Tanto se ha visto acorralado Sánchez que ha cometido un error grave. Ha manifestado que si gana él tendrá una ejecutiva paritaria. La tendría pero no por su propia voluntad y deseo, sino por exigencia de los estatutos del propio partido.
En general se ha visto a un Sánchez que sólo quería hablar de abstención y hacerse la víctima, frente a otros dos candidatos que han intentado presentar su propio proyecto (mejor López en este aspecto) y presentarse como secretario general ideal (mejor Díaz aquí). Sánchez ha ido generar polémica, dualismo, agonismo destructor copiando el ejemplo de Pablo Iglesias Turrión, y ha sido contrarrestado por los otros dos candidatos con firmeza. Es curioso cómo las obsesiones personales (ante Rajoy, ahora Díaz) hacen que Sánchez pierda los debates políticos. Alguien tan poco avezada en estas lides como Díaz ha dado una mejor imagen en pantalla que Sánchez, que debería estar más entrenado al menos. Sánchez ha intentado que el debate se centrase en él y el pasado suyo y, sin embargo, los otros dos candidatos han sabido evitar esa contienda sin dejar de demostrar la táctica que ha utilizado. Sorpresa López y Díaz sin lugar a dudas en este debate.