¡Váyanse a la mierda! ¡Métanse la Champions li por donde les quepa! ¡Basta ya de mafias! No tienen la valentía de hacer lo que vienen haciendo con el Atlético de Madrid en todo este tiempo con otros equipos. Mucho menos si son de los que ponen pasta para sus fiestas (con caballos o yeguas que decía el Gordo), sus trinques y sus viajes por todo el mundo. Tampoco el presidente de la Federación Española se libra porque es incapaz de defender a los equipos españoles… bueno a dos sí los defiende.
La actuación mafiosa de la UEFA debería despertar a los adormecidos titanes para que fuesen a Suiza y aplastar a Čeferin y los suyos. No sólo sancionan a Antoine Griezmann con dos partidos, sino que lo hacen mediante alevosía. Comunican que uno, contra el Liverpool, seguro que no lo juega y ya veremos si nos apetece ponerle más. Por una patada sin intención y sin causar lesión alguna, estos sinvergüenzas meten dos partidos a un jugador con alevosía y… premeditación.
Premeditación porque han esperado a ver si podían joder al Atleti y cómo para que no se clasifique. A ver señores de la UEFA, que el equipo que está en la Superliga es el otro de Madrid. ¡Ah pero con ese no se atreven! Como el viudo con gafas preside, se achantan y se ceban con el equipo rojiblanco. Luego no se extrañen si no pueden entrar al Metropolitano un día. Son muchas las que la parroquia rojiblanca tiene apuntadas contra los mafiosos que se esconden en Suiza.
Para más inri, también le ponen dos partidos de sanción a Felipe (aunque este igual nos viene bien para no sufrir) por una patadita de nada. No les valía con dejar al equipo con diez casi todo el partido, hay que hacer sangre y dejar al equipo con los números del 22 hasta el 40. No existe mayor sinvergonzonería (bueno sí existe pero hoy no es día de lucha contra el nacionalmadridismo) que la de este grupo de mafiosos protegidos por el silenzio stampa. Porque el consejero bastante tiene con subir en la lista Forbes ¿para qué protestar? Si no quieren que juguemos la Champions, lo dicen el primer día y nos ahorramos cabreos.