Desde que Juana Rivas tomó la justa y digna decisión de rebelarse contra una decisión judicial injusta y fuera de toda lógica para defender a sus hijos de ser entregados a un maltratador condenado y denunciado, una decisión que, además, va en contra los convenios internacionales firmados por el Estado español, se han dicho muchas cosas sobre lo que esta madre ha hecho. Incluso ha habido medios de comunicación que han llegado a insinuar que el maltratador tiene razón y que los hijos deben ser entregados a quien sometió a Juana a violencia continua, lo que la llevó a tomar la decisión de huir de Italia.
Mariano Rajoy afirmó que había que ponerse en la piel de Juana para entender su justa rebelión. Todo el mundo se ha posicionado porque tenemos almas limpias o sucias, pero no hemos sentido en nuestro corazón lo que ha debido sentir Juana en toda su peripecia, desde que huyó de Italia hasta el momento en que se negó a cumplir con una decisión judicial fría e injusta. Para poder llegar a entenderla y, sobre todo, para que nuestro corazón o nuestra alma haga caso a Rajoy y se ponga durante un momento en su piel, no hay nada mejor que la música.
Para poder vivir la experiencia que les proponemos, deben escuchar la canción que tendrán a su disposición bajo estas líneas con los ojos cerrados. Dejen su mente en blanco y sientan la melodía, sientan la letra, aunque no la entiendan (al final del artículo tendrán una traducción de la misma, pero es mejor que no la lean). Piensen, si son madres, en sus hij@s e intenten sentir en su corazón los sentimientos que tendrían si alguien quisiera arrebatárselos; si son hombres o no tienen hij@s, piensen en sus madres y qué reacción tendrían si por una decisión injusta les quisieran separar de ella. Y ahora, mientras las notas van penetrando en su interior, piensen en ustedes mismos, imagínense siendo testigos de cómo alguien maltrata un día sí y otro también a quien les dio la vida, a quien lo daría todo por ustedes y intenten comprender que lo que está haciendo Juana Rivas es luchar por la justicia, no por la que está en los códigos, sino en la que se halla en la certeza de los sentimientos más puros, de los sentimientos que una madre entrega a sus hij@s. Ahora escuchen la canción siguiendo estos sencillos pasos.
Para terminar, les dejamos la traducción de la letra para que entiendan por qué esta canción es para Juana Rivas pero, sobre todo, para que todos entendamos y nos pongamos en la piel de esta madre y comprender los sentimientos más puros que la han llevado a rebelarse contra un sistema injusto para defender a sus hijos y a la propia justicia.
Navego,
tratando de no ahogarme.
Me dejo llevar,
he encerrado al mundo fuera.
Estoy aquí,
a un paso de tu aliento
que no me deja caminar
que me tiene encerrada aquí.
Suspendida
a un paso de mi destino.
Suspendida
en los campos de gravedad
Naufrago,
buscando recuperar
las cosas que he perdido,
que dejé marchar
como si
el tiempo se hubiera rendido
y no me deja avanzar
me tiene atrapada aquí.
Suspendida
a un paso de mi destino.
Suspendida
estoy encerrada aquí.
Suspendida
Suspendida
Suspendida
Suspendida
Ahora lo entienden mejor, ¿verdad?