Decía Oswald Spengler que en el punto de máxima efervescencia del proceso de civilización (ya saben que es el paso decadente), lo religioso tornaría a espiritualidad. El libro del argentino Lucas Cervetti que hoy se presenta en estas páginas, digitales, eso sí, es un reflejo perfecto de ese espiritualismo civilizatorio. La luz de la conciencia (Koan) es el clímax espiritual propio del siglo XXI.
Todo comenzó con un rechazo social por ser una persona diferente, desprejuiciada desde la infancia y que escuchaba voces en su cabeza durante sus años mozos sin saber el porqué. La muerte de su hermana y la adaptación social le llevó a sufrir un infarto que le produjo una muerte temporal. En ese lapso mortal, en ese momento en que se acercaba al Estigia, “un ser que, hasta el día de hoy guía mi camino, se acercó y se presentó como dios”. Gracias a ese presencia Cervetti tomó conciencia de su historia álmica y decidió “entregar todo el amor que pudiera”. Este libro es producto de esa toma de conciencia, de ese despertar a la verdad y a la libertad, las cuales se encuentran en el propio interior de cada persona.
Todo fluye, nada es rígido, el universo está en constante movimiento, como ya descubrió el sabio jónico Heráclito. De este fluir son parte las almas, las cuales navegan de cuerpo en cuerpo, de época en época, hasta alcanzar la máxima dimensión posible y así llegar a fundirse completamente con el todo. Ahora, nos advierte el autor argentino, estamos en un momento de vibración de Gaia, en un salto cuántico que nos lleva a un nuevo ciclo evolutivo. Un salto enorme de la tercera a la quinta vibración, que es la del amor incondicional. Algo que los sabios de Lemunia y la Atlántida planificaron en las civilizaciones maya, inca, sumeria y esenia mediante sus grandes conectores entre cielo y Tierra, las pirámides.
El ser, nos cuenta Cervetti, tiene tres niveles de identidad: la personalidad o yo inferior; el alma o yo medio; y el espíritu o yo superior. Según seamos capaces de activar uno u otro podremos conectar con nuestro propio ser y con los externos. La introspección es, por tanto, el camino fundamental para la realización del ser. Para la conexión espiritual mediante los canales álmicos. Las más de las veces se deberá recurrir a guías espirituales (o ángeles en sentido cristiano), pero el principal aprendizaje es que el yo inferior, el ego-personalidad, deberá estar siempre al servicio del yo medio o alma.
Durante la lectura podrán entender la importancia de las dimensiones de la conciencia, de los Chakras, de los guías espirituales, de las distintas leyes universales que son producto de la causalidad (karma, abundancia, espejo, equilibrio, atracción, “como es dentro es fuera”, resistencia, fluir, dar y recibir, o afirmación). Una completa conformación de la conducta, por tanto una ética, para conseguir que el cielo se implante en la Tierra esa quinta vibración. Una visión bastante gnóstica, en ocasiones, de la vida.
Un libro especialmente indicado, del que no se ha querido destripar más, para todas esas personas que, sintiendo que el ser humano necesita algún tipo de espiritualidad, buscan un camino distinto. Un libro que entronca con la new age derivada del verano del amor y pretender ser, filosóficamente hablando, un compendio de distintas aportaciones religiosas (de ahí la mezcla de la trinidad con los chakras o el veganismo). Una guía que pretende sanar tanto cuerpo como alma. O mejor dicho, pretende liberal tanto al cuerpo como al alma de la cotidianeidad que impone el vivir en el mundo tal y como se vive.