En Diario16 ya explicamos todos los movimientos oscuros que se estaban realizando para dejar a la compañía en manos del Santander y que esta entidad pudiese especular con los diferentes activos de Duro Felguera y, de este modo, lograr una rentabilidad que, al igual que ha realizado con otras empresas, le arregle unas cuentas deterioradas por una gestión más que discutible desde el punto de vista de negocio y, sobre todo, desde la ética que se espera de un banco sistémico.
Para poder hacerse con el control de Duro Felguera, el Santander impuso al anterior Consejo de Administración a un personaje oscuro y siniestro como Miguel Zorita para, teóricamente, reestructurar la deuda que la compañía tenía con el pool bancario y para diseñar un plan de viabilidad que permitiera a la empresa poder continuar con su desempeño, además de buscar a un inversor que diera aire a Duro. Zorita no hizo ni lo uno ni lo otro, sino que estuvo moviéndose para, precisamente, sacar al anterior presidente de su puesto y para introducir a personas afines o idóneas a ojos del Santander. De ahí que cuando hubo importantes compañías que se acercaron para proponer su entrada en la epecista asturiana, se encontraran con un Miguel Zorita que les exigía la firma de un documento en el que se garantizara que el valenciano sería el presidente tras la salida de Ángel Antonio del Valle. Nadie puede entender que un banco como el Santander apostara por Zorita con el currículum de fracasos y de operaciones oscuras que ostenta. ¿Qué le debe la entidad presidida por Ana Patricia Botín a Zorita como para encomendarle una operación tan delicada? ¿Tendrá que ver con el tiempo en que Zorita presidió Deloitte, entonces la auditora del Santander? ¿Qué sabe Zorita del Santander? Estas son algunas de las preguntas que cualquier persona con una mínima cordura se haría, máxime con lo que está ocurriendo en bolsa y las informaciones contradictorias que se publican sobre los compradores.
A todo lo anterior habría que unir las relaciones entre el actual presidente de Duro Felguera, la esposa y el cuñado del ex ministro venezolano Rafael Ramírez, su papel en la operación venezolana que ha llevado a los dos anteriores presidentes a ser imputados por la Fiscalía, la importancia de Nervis Villalobos y su papel real en España o las intenciones de la oferta de Blas Herrero, temas que trataremos en los próximos días.
Todo lo que se está haciendo con Duro Felguera no es nuevo. El Santander ya lo hizo con Abengoa. Hay que recordar cómo Rodrigo Echenique engañó a Felipe Benjumea y al Consejo de Administración de Abengoa respecto a una ampliación de capital siempre que el anterior presidente de la multinacional sevillana abandonara su puesto, ampliación que, una vez que se produjo, no fue apoyada por el Santander. Todo ello vino, además, precedido de una campaña de desprestigio de Felipe Benjumea iniciada por su propio sobrino, Francisco Javier García-Carranza Benjumea quien, a día de hoy, es la persona que controla Abengoa a través de Gonzalo Urquijo porque éste no da un paso sin el consentimiento de aquél. La realidad es que Urquijo está presuntamente liquidando poco a poco la empresa y todo se decidirá definitivamente una vez que se anuncie la sentencia del juicio contra los antiguos gestores de Abengoa iniciado el pasado mes de octubre. Esto es lo que mismo ocurrirá en Duro Felguera, lo único que cambian son los nombres porque el procedimiento es exactamente el mismo.
La evolución en bolsa de Duro Felguera es calcada a la que tuvo Abengoa en los meses previos a la salida de Felipe Benjumea en los que, a pesar de que ya se conocían las enormes dificultades de la multinacional sevillana, el precio de la acción se revalorizó alcanzando los 3,25 euros, manteniéndose en valores similares hasta el mes de junio en que comenzó un descenso en picado que lo llevó a los días previos a la dimisión de Benjumea a alcanzar los 0,70 euros. A partir de ahí el precio de la acción de Abengoa no ha alcanzado el euro hasta el nivel actual que apenas es de 0,01 euros.
Con Duro Felguera se están produciendo una serie de movimientos especulativos que están incrementando el valor en bolsa de la empresa asturiana, sobre todo teniendo en cuenta que el precio de la acción de Duro se ha depreciado casi un 500% en el último año.
Un hecho de que esos movimientos especulativos son una realidad lo tenemos en el anuncio de la compañía, a través de un hecho relevante a la CNMV, de que se habían perdido 32 millones de euros en tres proyectos en Bélgica, Argentina y Costa Rica y en la reacción de los mercados: el valor de Duro Felguera subió, algo que no es normal cuando una compañía comunica pérdidas. ¿Interesa al mercado que Duro Felguera continúe perdiendo proyectos o facturación? Más bien, no, simplemente que la demanda se ha disparado porque alguien, presuntamente, está recibiendo información privilegiada de toda la operación. En la compañía se está produciendo algún hecho relevante que no ha sido comunicado a las autoridades y que, presumiblemente, sí a quien está realizando esos movimientos especulativos. ¿Quién está comprando estas acciones? La propia CNMV debería parar la cotización de Duro Felguera e iniciar una investigación sobre los compradores de las últimas sesiones. Tal vez se sorprenderían de que no son tantos.