Unai Sordo acaba de aterrizar como nuevo secretario general de CCOO cuando concede esta entrevista a Diaro16. Durante la conversación con Agustín Millán demuestra ganas de impulsar al sindicato pero no desde la exaltación, no es demasiado crítico con el pasado de su sindicato ni con el desencanto social y la responsabilidad que CCOO tiene en ello y, eso sí, tiene muy claro que “lo que la empresa ha desintegrado laboralmente, que lo integre el sindicato”.
Dijo usted que la ejecutiva de comisiones obreras era paritaria y que las mujeres adquirirían responsabilidades históricamente ocupadas por hombres. ¿Por qué no se conoce a las mujeres sindicalistas?
Las organizaciones sindicales no son cuerpos extraños al conjunto de la sociedad, y mucho menos al mundo del trabajo. La tardía incorporación de las mujeres en España al trabajo remunerado, así cómo las situaciones de discriminación y desigualdad, acaban reflejándose en el sindicato. La incorporación de las mujeres a puestos de responsabilidad, se da más tarde en las organizaciones sindicales. El reto que hemos afrontado en la Ejecutiva Confederal de CCOO, era dar un salto, no solo en lo cuantitativo en el número de las mujeres, sino en la asunción de responsabilidades que históricamente han realizado hombres.
¿Considera que hay una desconexión entre los partidos de izquierda y los sindicatos?
No ha habido nunca desconexión; lo que pasa es que hay una relación de absoluto respeto de la autonomía de las partes. Los partidos se dedican a hacer política, y las organizaciones sindicales nos dedicamos a construir organización y hacer sindicalismo. Tenemos pasarelas de comunicación común, porque somos un sindicato sociopolítico que aspiramos a cambiar las normas y el marco legal en el que desarrollamos la acción sindical. Pero la relaciones, en este caso con el PSOE y con Podemos y también con otros partidos, son relaciones perfectamente engrasadas.
Desde que en 2012 el PP intentó destruir a los sindicatos, hay cierta desconfianza en la sociedad española. ¿Como piensa devolver la confianza a la sociedad por parte de su sindicato?
Ha habido un periodo de desafección de una parte de la ciudadanía a todo hecho representativo y eso en parte también ha afectado a las organizaciones sindicales. Creo que la peor época la hemos dejado atrás, y que hemos recompuesto la figura. El sindicato tiene que hacer un ejercicio de transparencia permanente; ya lo veníamos haciendo, pero tenemos que contrarrestar las informaciones terriblemente tendenciosas y sobre todo, un cuestionamiento de sesgo ideológico del hecho y de la utilidad sindical.
Entonces no hay responsables del desencanto…
Vivimos en una sociedad en la que las viejas legitimidades del sindicato ya no se otorgan graciosamente, si no que hay que ganárselas. La gente que se incorpora al mundo del trabajo, seguramente ya no es tan consciente del valor de estar organizado, de porqué sus condiciones de trabajo derivan de un convenio colectivo y que un convenio colectivo deriva de un sindicato. Esta relación pedagógica con la gente la tenemos que reforzar.
Existen campañas contra los sindicatos muy interesadas…
Será la mejor manera de contrarrestar cualquier tipo de campaña de mala organización sobre las organizaciones sindicales. El conocimiento directo del trabajador de lo que es un sindicato, se da más donde tiene una presencia organizada, y las estadísticas que alguna vez hemos hecho sobre la visión de la gente que tiene del sindicato, muestra realidades radicalmente distintas. La mayor desconfianza se da en personas que trabajan en empresas donde no existe sindicato. Por lo tanto transparencia y presencia continua a pie de tajo con los trabajadores y trabajadoras.
Usted dijo que Comisiones Obreras tenía que modernizarse y avanzar hacia el siglo XXI. ¿Qué tipo de relación va a adoptar para acercarse a los trabajadores?
El proceso de por un lado está la de desvertebración de la negociación colectiva, intentando que el convenio colectivo sea menos referente. Por otro lado las empresas hoy en día se han desintegrado y funcionan en red y esto hace que la sensación de compartir intereses comunes se haya debilitado en la sociedad. El trabajo ha perdido centralidad dentro de cómo se organiza la sociedad.
¿Como podemos contrarrestar eso?
Lo hemos dicho; intentando una vez más que la herramienta del sindicato, el producto que genera el sindicato, que es el convenio colectivo sea la acción sindical en la empresa y afecte e influya en las condiciones de trabajo. Sobre todo de esa nueva clase trabajadora terriblemente fragmentada y terriblemente precarizada.
Y cómo se puede hacer?
“Lo que la empresa ha desintegrado, que lo integre el sindicato”, se trata de poner en relación las partes más fuertes del mundo del trabajo y las secciones sindicales con las partes más precarizadas y debilitadas, como las contratas, las empresas en red. Los grandes ámbitos donde la organización sindical tiene que funcionar, lo deben hacer de una forma muy cooperativa.
Si estos trabajadores que están más desestructurados y precarizados, entienden la utilidad del sindicato, porque el sindicato está con ellos en la empresa. Estoy convencido que se podrá recomponer esa percepción “de unidad de clase”, que no me gusta decir, pero si “de tener un interés común”.
¿Es posible dejar de ser un sindicato para funcionarios a serlo de todos los trabajadores?
Los funcionarios también son trabajadores. Einstein decía que “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Yo estoy convencido que alguien ha situado el prejuicio, que el sindicato se dedica a la gran es empresa y a la función pública, y ve esa realidad simplemente porque quiere verla. Es evidente que esto no es así; el sindicato tiene la mayor parte de sus recursos sindicales mucho más a disposición y mucho más vinculados a la realidad de la pequeña y mediana empresa, de lo que tiene a la gran empresa.
¿Qué es lo que ocurre? En la gran empresa hay una situación de mayor fortaleza objetiva del sindicato y del mundo del trabajo. Por tanto, es donde se consiguen mejores condiciones y la organización sindical es mucho más visual, mucho más evidente. Esto no quiere decir que el sindicato no esté haciendo frente a estas situaciones de trabajo en la pequeña y mediana empresa, o en las cadenas de subcontratación.
Es verdad que ese trabajo es mucho más ingrato y más complicado, y da frutos de una forma mucho más dificultosa. Transparentar ese trabajo, hacerlo público y notorio. Como decía antes, que estos dos mundos: la parte fuerte del mundo del trabajo y la parte debilitada, no sean mundos paralelos, sino que sean mundos perfectamente integrados. Ese es uno de los grandes retos organizativos que tenemos y que hemos planteado de repensar el sindicato.
¿Cómo van a asumir la representación de becarios, falsos autónomos, nuevos empleos por horas… el ‘empleo digital’ donde ni siquiera hay comités de empresa?
Tenemos que buscar cómo integrar estas formas atípicas de trabajo. Yo distinguiría dos partes: el trabajo asalariado precarizado. Aquí hay que plantear medidas de acción sindical, de presencia del sindicato utilizando los recursos que tenemos, poniendo las prioridades reivindicativas al servicio de estos colectivos. En segundo lugar, las formas de trabajo, que como bien dices, son falsos autónomos o autónomos dependientes; donde no hay una relación laboral al uso, y donde tenemos que imaginar nuevas formas de organización, que no se van a vincular a un convenio colectivo.
¿Y entonces?
Mientras no sean trabajadores por cuenta ajena, el sindicato tiene que ser una parte que ayude a organizar estos colectivos, bien a lograr que sean reconocidos como trabajadores asalariados, u otras formas de organización en cooperación con otras entidades asociaciones de autónomos. Tenemos que dar una respuesta. Hemos creado una secretaría, que además de juventud, va a llevar cómo acercarse a estas formas de trabajo, a estar realidades del mundo del trabajo.
¿Es el sindicalista de referencia quien va a formar a los trabajadores y les va a explicar lo que es un convenio colectivo, cuáles son sus derechos?
Lo que plantea Comisiones Obreras con el “sindicalista de referencia” es que en cada empresa en que el sindicato actúe, tenga que haber un sindicalista, que tiene que ser el referente en esa empresa. Que un trabajador afiliado de esa empresa sepa, no ya a que organización tiene que recurrir, sino que a qué sindicalista tiene que recurrir para resolver una duda, para buscar un asesoramiento, para organizar una movilización o para hacer una reclamación, y a su vez, que que cada sindicalista de referencia tenga claramente definido el conjunto de empresas que están bajo su responsabilidad, de manera que la gente encuentre un vínculo en las siglas, pero también en el sindicalista.
¿Qué va ha hacer CCOO para conseguir que los trabajadores vuelvan a sindicarse?
Hay que lanzar un mensaje a la clase trabajadora, y hay que decirlo con absoluta claridad: el sindicato no lo puede todo, no es una organización para las seis horas o para hacer de notario de la realidad. El sindicato sobre todo es una organización para organizar a la gente en el centro de trabajo. Los trabajadores y trabajadoras tienen que corresponsabilizarse y afiliarse al sindicato. No es por una defensa corporativa de la organización, por una falsa salvaguarda financiera o de sostenibilidad financiera. Hoy en día, con la facilidad que tienen las empresas para incumplir lo pactado en los convenios colectivos, si no hay un fortalecimiento de la organización, si no hay una mejora de los Ratios de afiliación, de representación y por lo tanto de penetración del sindicato en la empresa, la gente lo va a pasar mal.
¿Entonces?
La pregunta, no es, que va hacer el sindicato en clave de asesoramiento o de sindicato de servicios, sino como organizarnos a CCOO a otro sindicato. Es muy importante que la gente lo entienda. Los derechos no se van a heredar, ni nos van a caer del cielo.
¿Se van a hacer asambleas en empresas o en zonas donde las empresas sean muy pequeñas, para que los trabajadores vayan tomando conciencia de sus derechos laborales?
Se intenta ir y crear sinergias. Si hoy convocas una asamblea en un polígono, así sin más ni más, es muy difícil que los trabajadores vayan a participar y vayan a salir del puesto de trabajo para venir a la asamblea. Hay que visitar a las empresas, entrar y hablar con la gente. Pero como bien dices, visitar a las empresas una a una, es terriblemente complicado. Tenemos que interactuar con una presencia en los medios de comunicación y en las redes sociales; con fórmulas de comunicación digitales. Pero nada puede sustituir el contacto personal del sindicato/sindicalista con las plantillas o con las personas trabajadoras.
Medios de comunicación
¿Es consciente que en los medios de comunicación, es uno de los focos donde más se vulneran los derechos de los trabajadores? ¿Por qué nunca se atreven con esto?
Los sindicatos han hecho y hacen acción sindical. Ha habido regulación de los medios de comunicación, convenios. Es verdad que los medios de comunicación han pasado una enorme crisis, sobre todo en los medios de comunicación clásicos, que han caído en las espaldas de los trabajadores. CCOO no va a renunciar a fortalecer su presencia en los medios de comunicación. Yo por ser un poco provocador, lanzaría también la pregunta al otro lado: Quizás los colectivos vinculados a los medios de comunicación, especialmente los periodistas, se han sentido ajenos al hecho sindical, y han buscado formas de auto organización al margen de lo sindical y al margen incluso de su condición de trabajadores colectivos, buscando más figuras individuales. La visión que el gremio ha tenido a veces, es más la del verso libre, que la de la organización.
Entonces, la culpa según usted la tienen los propios periodistas
Creo que cuando un colectivo no está organizado lo acaba pagando antes o después. No quiero echar responsabilidades fuera y el sindicato tiene que aspirar a organizar a los trabajadores de los medios de comunicación, tanto a los periodistas, como al conjunto de las personas que hace que los medios publiquen o emitan.
¿Cuales son para usted los graves errores de las últimas reformas laborales?
Todo lo que tiene que ver con la negociación colectiva. Para mí hay tres cuestiones: Primero: el hecho de que un convenio de empresa pueda empeorar los salarios de un convenio sectorial, aunque no haya causa económica. Segundo: el riesgo de que un convenio decaiga por pérdida de ultraactividad, cuando no se renueva en un año. Está condicionando a la baja la negociación colectiva. Y tercera la enorme facilidad que tienen las empresas, hoy en día, para dejar de aplicar el convenio colectivo por causas muy laxas. La desvertebración de la negociación colectiva y la individualización de las relaciones laborales que lleva implícita esta desmembración. Por si esto fuera poco, la reforma laboral contribuyó a abaratar y hacer más fácil el despido. Aunque el despido sea el último recurso de las empresa, a la vez teorizaba esto, lo que hacía era abaratar y facilitar el despido. Cuando esto se hace en recesión, lo que se produce son más despidos. En una economía de mercado cuando algo se abarata, se utiliza más.
¿Qué medidas debería tomar de forma urgente, para paliar tanta desigualdad, tantos bajos salarios?
Revertir la reforma laboral, es decir si estamos diciendo que lo que ha provocado caída salarial incluso pobreza salarial y desregularización del mercado de trabajo es la actual legislación laboral pues hay que revertir esta legislación laboral. Si no ocurre, los sindicatos tenemos que tratar de organizar el mundo del trabajo para hacer frente a esta realidad. Otra línea de actuación tiene que ver con cómo se reparte la riqueza, no ya solo en el centro de trabajo, sino en el conjunto de la sociedad. Esto es recuperar una política de rentas y de redistribución mucho más justa.
¿Y cómo?
Hay tres aspectos que hay que tocar: La prestación de desempleo con 1.750.000 parados que llevan más de dos años buscando empleo, hace falta una Nueva configuración de la prestación por desempleo y que se adapte a esta nueva realidad de paro de larga duración. En segundo lugar, el sistema de rentas mínimas garantizado. No puede ser que en España cuando se te acaba la prestación de desempleo, o si no lo has generado, aquellas personas que eventualmente pueden perder el trabajo, queden en situación de exclusión social. Hay que ir a un proceso de rentas garantizadas para que las personas no queden en proceso de exclusión social. En tercer lugar, las pensiones. Otro pilar capital en cómo se configura un modelo de protección y de redistribución social. Para estos tres pilares, hace falta una reforma fiscal de calado y reforzar el sistema de servicios públicos, que si se deteriora, afecta mucho más a las clases de rentas más bajas.
¿Se va hacer algo para luchar contra la discriminación por sexo y por edad? Como los mayores de 50 años.
Todas las situaciones de discriminación hay que perseguirlas, y el sindicato en la medida de que haya denuncias, las va a perseguir y las va a poner en disposición de la inspección de trabajo. Llegando incluso a las demandas judiciales o de la acción sindical que sea pertinente. Para mí, la lucha contra la desigualdad en el mundo del trabajo, tiene que partir de una acción sindical permanente. No solo en el hecho concreto de una selección de personal o una medida de promoción interna, sino a través del desarrollo de planes de igualdad en las empresas. Ahora la ley solo obliga a las empresas de más de 250 trabajadores/as a tener un plan de igualdad, es una parte menor de las empresas en España. Sería bueno tratar de implantar planes de igualdad, evidentemente en esas empresas de más de 250 personas, pero también en las que tenga menos.
¿Qué defensa hace Comisiones Obreras del medio ambiente, del cambio climático?
Hay un debate mucho más estratégico, que si me apuras, debe afrontar este país. Por un lado combinemos la necesidad de tener unas fuentes de energía cada vez más sostenibles, donde las renovables jueguen cada vez con un papel más importante con la necesidad de garantizar el suministro energético. Garantizar un nivel de precios en la energía que hagan que la industria española no esté como está ahora, en términos de pérdida de competitividad. El sobrecosto en el acceso a la energía, es un debate que trasciende a los sindicatos; es un debate de país. Esa transición energética necesaria, tiene que ser compatible con la salvaguarda, donde no haya zonas de inseguridad de suministro de energía, sobre todo con industrias más intensivas en el uso de energía, y también racionalizar el uso de la energía a todos los niveles productivos, en los niveles del transporte, incluso en los niveles de la vida personal, en que muchas veces se ha hecho del despilfarro una forma de gestión de los recursos. Estas cosas hay que cambiarlas.
¿Hay alguna novedad sobre la firma del pacto salarial entre patronal y sindicatos? La fecha se acaba en Julio.
El acuerdo salarial depende de que se acabe de concretar, de cómo encajan las piezas que tenemos encima de la mesa. Ha salido la noticia de que la patronal sigue muy poco receptiva a la cláusula de garantía salarial. Si no hay acuerdo posible con la cláusula de garantía, el acuerdo se pone muy complicado. Si no hay acuerdo con la cláusula de garantía, los márgenes salariales que veníamos hablando no sirven. Comisiones Obreras no va a firmar un acuerdo salarial donde la banda mínima este en el nivel del 1,2%, sin cláusula de garantía. Las dos cosas no van a ser. Una de dos, o se mantiene la cláusula de garantía o se incrementa las bandas salariales. Y si no se firma, iríamos a negociar los convenios del segundo semestre del año sin una guía. El riesgo de incrementar la conflictividad en las negociaciones pendientes se incrementa de una forma importante, y seguramente estamos en peor disposición para abordar la renovación del acuerdo de la negociación colectiva, pensando ya en el 2018.
¿Va a seguir negociando, entonces, los convenios?
CCOO va a seguir negociando los convenios. No va a renunciar a plantear en cada convenio aquellos incrementos salariales que garantice la mejora del poder adquisitivo de los salarios, sobre todo de la gente que esté en peor situación. Es verdad que la gente que está en peor situación muchas veces está en los sectores menos sindicalizados, y por tanto donde es más difícil hacer acción sindical. Esta situación a su vez incide en que sigan teniendo menores salarios. Es una pescadilla que se muerde la cola. Por eso nos parecía importante mandar un mensaje claro, donde se diga que los incrementos salariales en lo que queda del año tienen que ser superiores a los que hoy en día se están pactando, que son del 1,27% de media y que tiene que ir en consonancia con ganar poder adquisitivo para la mayoría de los trabajadores mediante una cláusula de revisión, por un lado, y si esta cláusula de revisión no saliera adelante, desde luego las actuales bandas salariales a nosotros no nos sirven.
¿El sindicato tiene pensado alguna huelga general?
En la negociación de estos convenios es perfectamente posible que se den situaciones de conflictividad y de huelga. El sindicato no solo no va a callarse, si no que cuando sea necesario irá a la huelga, pero esto tiene que ver con la dinámica de cada una de las empresas.Nosotros ahora mismo no estamos contemplando una huelga general. Lo he dicho muchas veces, para nosotros seguramente lo más sencillo del mundo sería planificar los motivos, para en el plazo de unos meses, convocar una huelga general. (Por que los salarios no se incrementa lo suficiente, porque sigue habiendo medidas de ajuste, hay 1000 razones), creo que es bastante más complicado el planteamiento de refuerzo de correlación de fuerzas que estamos debatiendo, desde abajo para desde ahí, construir la propuesta sindical. No como una propuesta retórica, sino como una propuesta con capacidad de hacerse real en las empresas o en los sectores. Dicho esto, el sindicato nunca va a descartar la convocatoria de una huelga general. Pero a mí me parece un error situar el punto central de análisis de la acción sindical, en huelga general si o huelga general no. Me parece un debate binario, muy simplificador, cuando hoy en día los retos del sindicato son muchísimo más complejos y que tiene que ver con cómo fortalecemos la organización de la gente en sectores muy precarizados que no tienen una organización histórica del mundo sindical.
¿La huelga general tiene vigencia en el siglo XXI?
Yo creo que sí, creo que una demostración de una huelga general, cuando sale bien, hay un deterioro de la imagen y de la posición política del que ha provocado esa huelga general. Tiene efectos que se acaban viendo antes o después.Tampoco hay que perder la perspectiva de las cosas. Las huelgas generales que conseguían un efecto inmediato, se han dado en tiempos en los que la capacidad del gobierno de hacer una política A o B era más evidente. En los tiempos de la globalización, donde buena parte de los países de Europa están intervenidos, cuasi intervenidos o lo han estado, la capacidad de mover las posiciones a través de las huelgas generales, se han limitado.
En una frase defíname Mariano Rajoy
Un presidente del gobierno que se ha caracterizado por tener poco pulso político, sobre todo con los grandes temas de Estado. Ha sido un alumno aplicado en la implantación de las políticas de austeridad, devaluación salarial.
En una frase defíname Pedro Sánchez
Lo que se puede resaltar de él, es esta capacidad de convertirse en un Ave Fénix. No conozco un precedente en el que una persona que ha tenido un problema interno tan gordo, como el que le llegó a tener que dejar la secretaría general del partido socialista, sea capaz de recomponerse y recuperar a través de una primarias, la Secretaría General y creo que merece una toma de consideración en serio.
En una frase defíname Pablo Iglesias
Destacaría sobre todo hasta qué punto ha sido capaz de innovar en materia de comunicación política. Algo que ha hecho bien Podemos; ser capaces de situar el eje de rotación del debate político allí donde en cada momento le ha interesado.
En una frase defíname Albert Rivera
Albert Rivera jugó en el marco de la derecha o centro derecha en España una nueva posición autónoma, una mayor disposición a la transparencia en cuanto a las prácticas políticas que seguramente le dieron una chance en determinado momento de opción de alternativa. El apoyo acrítico a políticas de recortes neoliberales por parte del Gobierno ha diluido ese papel de renovación que quería jugar Ciudadanos y en cierto modo hoy en día parece más bien como una muleta.