Las primarias del PSPV han dado como vencedor al actual secretario general y President de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. Quien ha vencido de manera muy holgada al candidato “preferido por Ferraz”, Rafael García, que sólo ha obtenido un 41% de los sufragios emitidos. Da la vuelta a la tortilla política Puig, en cuya federación el sanchismo había obtenido una gran mayoría durante las primarias del PSOE estatal.
En todas las grandes ciudades de la Comunitat, Puig se ha impuesto con claridad a su oponente en Valencia, Elche o Alicante. En Castellón ganó García por un estrecho margen de votos. La participación ha estado más cercana a las habituales en los cónclaves socialistas y ha quedado en el 74%. Una cuestión que ha aducido García para justificar su derrota, en declaraciones a los medios de comunicación. También se ha quejado de “un calendario poco propicio, casi estival”.
Puig era visto como uno de los grandes demonios del actual secretario general, Pedro Sánchez, tanto por provocar su dimisión, ante el intento de un Congreso Exprés, como por haberse postulado muy a favor de Susana Díaz desde el primer momento. Desde Ferraz han querido no posicionarse en favor de ningún candidato regional, más por una cuestión de pragmatismo que de deseos, y García no ha contado con el aparato estatal en su favor. Eso sí, ha recibido elogios y apoyos de numerosos miembros de la ejecutiva federal en su lucha por derrocar a Puig.
Sin embargo, tanto García como Ferraz no podían sospechar que buena parte de los dirigentes del sanchismo valenciano apostasen por Puig, pues son copartícipes de su gobierno. Entendía, con razón Puig que presentarle una opción “oficialista” de Ferraz era atacar su labor al frente del Consell. Algo parecido pensaron otros sanchistas que decidieron apoyar a Puig, con quien mantienen una relación fluida, y piensan que se está avanzando mucho en el gobierno valenciano. La operación, que tenían pensada en Ferraz contra Puig, quedó desmontada por las presiones de ciertos sanchistas que entendían que generar una batalla contra los barones, si se perdía, dañaría la imagen de la nueva Ejecutiva frente a la opinión pública.
A todo ello hay que sumar, como ya se contó en estas mismas páginas, que en los congresos regionales cambian las tornas y se juegan a niveles más cercanos a la gestión política. Y si en las primarias federales era “gratis” apoyar a uno u otro candidato, en las regionales es diferente porque se conocen mejor las personas. Y Rafael García, pese a quien le pese, tiene muchos cadáveres políticos en el armario y una gestión muy discutida entro del propio PSPV.
Por cierto, esta victoria de los no-sanchistas se suma a la de Susana Díaz en Andalucía, Francisco Ocón en La Rioja o Guillermo Fernández Vara en Extremadura. Poco a poco se va perfilando la silueta del PSOE bajo el segundo mandato de Sánchez.