La teoría del eterno retorno de Nietzsche o Heráclito es una verdad absoluta sobre la que no cabe discusión alguna. Es lo que está ocurriendo en el caso de Duro Felguera y la gestión que está haciendo Miguel Zorita a la hora de buscar soluciones a la compañía asturiana. En realidad, la estrategia de quienes pusieron a Zorita para encontrar un modo de que Duro solucione su situación actual es exactamente la misma que se utilizó en el caso del Banco Popular, tal y como hemos explicado en Diario16 a través de los artículos de Esteban Cano y de otros periodistas de investigación del medio. En realidad, Zorita es el Saracho de Duro Felguera porque las líneas de actuación son paralelas e idénticas y con un mismo objetivo: hundir a la empresa asturiana para que los fondos buitres o los fondos de inversión estadounidense la compren a precio de saldo para, una vez adquirida, llevarse el negocio fuera de España y especular con el capital tecnológico, industrial y humano de Duro. Así funciona el capitalismo salvaje que nadie parece estar dispuesto a parar los pies.
Recordemos lo que hizo Emilio Saracho en el Popular. Se produjo una «rebelión» por parte de algunos consejeros para provocar la caída de Ángel Ron y colocar en la presidencia a un hombre afín que les hiciera el trabajo de liquidación para poder vender a la que entonces era sexta entidad financiera de España a otro banco y, de este modo, sacar beneficio corporativo o económico. El hombre que pusieron fue Saracho quien prometió que relanzaría al Popular. Un vicepresidente de JP Morgan lo valía, al menos de cara al mercado. Sin embargo, a Emilio Saracho se le fichó con una única función: liquidar al Popular, llevarlo a una situación límite que provocara que fuera absorbido por otro banco al menor precio posible. Y lo hizo. Fue todo un profesional. Lo hundió gracias al apoyo de los mercados, de los grandes fondos y de la banca de inversión, de algunos medios de comunicación que, incluso, llegaron a asegurar en grandes titulares que el Popular estaba quebrado, y, sobre todo, de las instituciones. El final ya lo conocen: el 7 de junio el Santander se hacía con el Banco Popular Español por un euro dejando a sus accionistas arruinados y a sus trabajadores pendientes del momento en que en Boadilla del Monte se tome la decisión de aplicar un ERE extintivo a todos los empleados. Eso fue lo que, a grandes rasgos, hizo Saracho.
En el caso de Duro Felguera, los acontecimientos se están llevando del mismo modo. Las diferencias que pueda haber son meros matices entendibles teniendo en cuenta que son sectores distintos. La empresa asturiana tiene problemas derivados del impago de deudas que arrastra de sus clientes en diferentes países, es decir, que sus clientes son morosos y, por tanto, esa deuda provoca problemas de liquidez que, con el apoyo claro de la banca, se resolverían en muy poco tiempo.
Para estudiar la situación y buscar una solución en el mes de mayo se incorporó Miguel Zorita con la función de asesorar al consejo de administración en el proceso de reestructuración, sobre todo en los términos y condiciones de refinanciación de la deuda, además de diseñar un plan de negocio.
En el día de ayer, Diario16 contó la trayectoria de Zorita y, desde luego, no es la persona adecuada para reestructurar Duro Felguera. Su actuación en el Grupo San José o en Proviti Spain avala esta afirmación. Realmente, según las fuentes consultadas por este medio, Zorita ha llegado a Duro como el hombre de la banca, exactamente igual que Saracho llegó al Popular como el hombre del Santander.
La estrategia en los medios de comunicación para generar pánico entre los accionistas ya está en marcha con único fin inicial: forzar la destitución o la renuncia de Ángel del Valle. Diferentes medios, tanto nacionales como regionales, publican casi a diario noticias negativas y tendenciosas que provocan el miedo en el mercado para que las acciones de Duro Felguera continúen bajando y, de este modo, tener nuevos titulares negros que ofrecer para continuar induciendo más temor. Un ejemplo de ello lo tenemos en las afirmaciones publicadas según las cuales los sindicatos ya han pedido la dimisión de Ángel del Valle. Según distintas fuentes sindicales consultadas por Diario16 esto no es así. Existe una evidente preocupación entre la plantilla por la situación de Duro Felguera, algo que es lógico por el miedo a perder sus puestos de trabajo y los representantes de los trabajadores lo que están reclamando a la empresa es una mayor información sobre la situación real de la misma o una mejora de la gestión del consejo de administración que se traduzca en una mayor carga de trabajo. Para tratar ya han solicitado varias reuniones con la dirección para tratar estos y otros temas que preocupan a los empleados. Evidentemente, hay diferencias entre el consejo y los sindicatos, algo totalmente lógico con la información sesgada e interesada que reciben de algunos medios. Pero, de ahí a afirmar que los sindicatos ya han pedido la dimisión hay un trecho.
¿A quién defiende realmente Miguel Zorita? Evidentemente, a Duro Felguera no, está defendiendo los intereses de quienes le pusieron ahí, tanto de una parte del consejo de administración que quiere quitarse de en medio a Ángel del Valle y a la familia González Arrojo. Son los mismos comportamientos de Emilio Saracho en el Popular. ¿A quién beneficia todo esto? Lógicamente, ni a Duro Felguera, ni a los trabajadores, ni al Principado de Asturias. Favorece a los grandes fondos que se quieren quedar con el patrimonio de una de las 5 mayores empresas epecistas del mundo, con su producción, con su tecnología y su know how por un precio de saldo para, posteriormente, una vez aterrizado, llevarse tanto la producción como la tecnología y el know how fuera de España dejando a Asturias y a España sin una de sus empresas de referencia.
Nosotros ya advertimos de que el problema de Duro Felguera no es Ángel del Valle sino los personajes como Zorita que aterrizan en una empresa con promesas de lograr soluciones a través de reestructuraciones cuando los pasos que da van en otra dirección para favorecer los intereses de otros. Saracho ya lo hizo y cientos de miles de pequeños accionistas quedaron arruinados. Aún se está a tiempo de parar esta operación que sólo beneficiará a intereses extranjeros que, posiblemente, podrían repercutir en alguna o algunas entidades españolas y dejará a Asturias con miles de trabajadores en el paro y sin una de las piezas fundamentales de su industria en manos de quien sólo querrá especular para sacar un beneficio rápido. Para ello, tanto las administraciones públicas españolas y asturianas tienen la obligación para con su pueblo de frenar esta operación de acoso y derribo que, incluso, está llevando a utilizar métodos poco transparentes para provocar un mayor problema económico a Duro Felguera que acelere la venta a un fondo de inversión extranjero que la hará perder su personalidad asturiana y española.