El otro día le decía a Rubén Uría, más en serio que en broma, que este año le van a filtrar de todo, no siendo de los más queridos por la planta noble. Incluso hasta a aquellos periodistas que han sido purgados Miguel Ángel Gil les van a filtrar todas las noticias que puedan. Están aterrados y enfadados igual no tanto pot la imagen ofrecido por los jugadores, que también, como por tener a toda la afición mirando al palco. De forma espontánea el último partido comenzaron los gritos al palco hasta que fueron apagados desde el megáfono del Fondo Sur.

Juanchito no puede más, está desbordado con la cantidad de información que le llega. Además de los representantes que quieren hacer negocio, le llegan filtraciones buenas. Uría clama en su canal que le están tirando a todo —aunque eso sea más típico del cliente del Pétalo’s—. Matteo Moretto ya ni cuenta lo que le dicen. Es más, si cualquiera se inventa que se piensa fichar a alguien, tipo Asensio, puede hasta que acierte. Otra cosa es que el aficionado espabilado, no el de las pajiplantillas, se crea algo.

¿Qué pasa? ¿Por qué esta apertura informativa? Hasta el momento la realidad ha sido que, salvo los manuscritos de Gil a través de sus amanuenses habituales, era imposible conocer algo de dentro. De vez en cuando se abría un pequeño resquicio. El marido de Érica ha estado lesionado y tocado durante casi todo el final de temporada y nada se ha contado (salvo alguna excepción en uno de esos programas de aficionados). Lo habitual durante todo este tiempo ha sido contar por encima los entrenamientos, creer intuir cosas de las palabras del Cholo Simeone en las ruedas de prensa y el clásico “para fichar primero tienen que salir”. Muchas informaciones, especialmente las aparecidas en los programas nacionalmadridistas, eran interesadas, falsas o de representantes. Cierre total a la información.

A día de hoy todo el mundo tiene información de sobra. Se pasa de querer fichar al portero del Escalerillas a Pickford. Lo peor es que será hasta cierto. Ese exceso de información es tan grande que no sería de extrañar que filtren hasta la marca, el tipo y la talla de los calzones que utiliza Enrique Cerezo. Todo esto lo que demuestra es que no hay ningún plan determinado y pensado de antemano. Si pueden no gastar es lo que van a hacer siempre y para ello no se necesita demasiado esfuerzo por parte de la dirección deportiva. Ahora salen como pollo sin cabeza y han llegado a estresar a Andrea Berta. Saben que con la imagen que se ha dado, con la afición abroncando al palco, primero, y a los jugadores y entrenador el negocio se devalúa. Y esto sí que le escama a Gil ante el pelotazo histórico de miles de millones que va a pegar.

Al menos nos van a tener entretenidos este verano.

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