Posiblemente no hay nada que le siente peor a Cristina Cifuentes que le acusen de haber metido la mano en la caja o haber ayudado a cometer alguna ilegalidad. El desconocimiento del funcionamiento de la Asamblea de Madrid, por parte de bastantes medios y periodistas, ha posibilitado que un informe de la UCO haya provocado un gran revuelo mediático. La composición de la mesa de contratación donde están cuatro técnicos (funcionarios) y los representantes de los tres partidos que había en aquellos momentos en la Cámara (las tres vicepresidencias de PP, PSOE e IU) imposibilitaría una decisión uninominal. Además, en este caso, al haber juicios de valor por tratarse de una cafetería y servicio de comidas se requirió un comité de expertos para que emitiese un dictamen que fue acogido por la mesa unánimemente.
Desde el entorno de la presidenta madrileña se han venido dando todas las explicaciones necesarias a cuanto medio de comunicación las ha solicitado. Es más emitieron un nota de presan con todas estas explicaciones. Por tanto, se entiende que quienes no preguntaron es porque tendrán otros intereses. Ni Cifuentes está cercada por la corrupción personal, ni podía tomar una decisión unipersonal en un comité con funcionarios y dos dirigentes de los partidos de la oposición. Un error que no han sabido ver los investigadores de la UCO que, en este caso, se han convertido en juez y parte. Han solicitado la imputación por delitos sobre sólo una persona mediante un extra petitum y superando sus propias funciones. La exposición de hechos circunstanciales (estar en la mesa y ser del PP) para acusar a la presidenta deja en evidencia, según comentan en el PP, cierta intencionalidad.
Lo que más enfada al entorno del PP es que muchos medios no hayan acudido a las fuentes primarias y sólo se hayan hecho eco del informe de la UCO, que fue rechazado por el juez Velasco y los fiscales de Madrid (esos a los que quería quitar Moix), y no del funcionamiento de la Asamblea y de la posición de la presidenta. O directamente no sepan de qué hablan porque casi ninguno de los medios y periodistas habituales han sacado artículos sin contrastar. Todas estas circunstancias han enfadado y mucho a Cifuentes que ha llegado a hablar de “conspiración” contra su persona. Justo el día en que se presentaba la moción contra su persona por parte de Podemos, se produce la lectura de un informe rechazado y fechado el 1 de marzo.
¿Por qué sólo se cita a Cifuentes y no a los otros dos representantes políticos? Eso se pregunta la presidenta. Es curioso cómo la persona que cerró el Canal de Isabel II primigenio por toda la basura que había allí y que cerró Arpegio por estar implicado en la trama Púnica (constituyendo Nuevo Arpegio) sea catalogada de corrupta. Cristina Cifuentes no tiene una gestión extraordinaria en muchas materias, pero ha demostrado hasta la fecha atacar duramente la corrupción de su partido, comentan en su partido y diversos mentideros. Y eso que el PP madrileño está corrompido hasta la entrañas por culpa de la gestión de los anteriores responsables políticos.
“No voy a permitir que nadie ensucie mi imagen” ha manifestado Cifuentes. Pero han caído en saco roto sus explicaciones. Rápidamente, sin saber qué ha pasado sólo que su nombre sale en un procedimiento judicial, personajes tan atrevidos como Albert Rivera han salido a solicitar su presencia en la Comisión Anticorrupción de la Comunidad de Madrid. Y a exigirle que dimita si la imputan. Juan Carlos Girauta también se ha mostrado duro con la madrileña exigiéndole una gran actitud ética. Como siempre Ciudadanos al ataque cuando la turba se mueve. Eso sí, permiten al alcalde imputado socialista de Granada seguir en su cargo. O no apoyan la moción de censura que presentará Podemos contra Cifuentes, para la cual han negado incluso la reunión con Ángel Gabilondo del PSOE. Cuñadismo on fire pero acciones light.
También aparecen personajes corruptos como José Luis Peñas, condenado por robar dinero de la ciudadanía en el caso Gürtel, y que denunció cuando dejaron de untarle afirmando que Cifuentes le había pedido que no denunciase la corrupción en 2005 en un despacho de Génova. Desde el entorno de la presidenta niegan que se produjese esa charla y más que Cifuentes le recibiese en despacho alguno. Cualquier persona con dos dedos de frente entendería que, una vez que Peñas había denunciado a compañeros por corrupción con grabaciones, nadie se fiaría de él y más para tener una reunión a solas. “Debe buscar vender algún libro o pagar la multa de la Gürtel” nos cuentan maliciosamente desde dentro del PP.
El caso es que Cifuentes se ha enfadado, y mucho, por unas acusaciones que considera injustas y alejadas de la realidad. Porque se sigue hablando del informe y no de las valoraciones del juez Velasco. Todo esto es como acusar a alguien de asesinato por residir en el pueblo y trabajar en la misma empresa que el asesino. Meras circunstancias que no prueban que Cifuentes fuese conocedora de los tejemanejes de Arturo Fernández con el aguirrismo. Deberían estar enterados y untados todos los partidos políticos y los funcionarios y expertos que participaron. Porque no hay decisión uninominal sino grupal. ¿Alguno de los medios que hablan del informe han presentado los nombres de los demás componentes?