Tal y como el mundo va si hay una misión casi imposible o de locos. O ambas cosas a la vez. Es la de ser poeta. Precisamente por ello se hace urgente que la poesía, esa luz capaz de aligerarnos pesos e iluminarnos el alma, sea más necesaria que nunca. Carlos Asensio http://www.carlos-asensio.com/ licenciado en Sociología y Ciencias Políticas y conocido poeta lo sabe bien. Sus andanzas literarias Sobrevolar la aurora (Chiado Editorial) o Dejar de ser le hacen tener claro que el arte “transciende a la persona que lo crea” y que “hay que estar en un estado de construcción permanente para no olvidarnos que estamos de paso por esta vida que tenemos”. Entre verso y verso aprovechamos para hablar con él y descubrir más de este arte tan antiguo como el hombre.


 

¿Qué es lo más difícil hoy para ser poeta?

SI hablamos en términos de literatura, yo diría que lo más complicado es encontrar tu voz poética: esa forma de versar o escribir única, que te define, que te caracteriza, que te sale natural, que es particularmente “tuya”. Al final sólo es cuestión de escribir y leer sin parar hasta que te sientes cómodo con lo que creas y el resto de la gente es capaz de asociar tu poesía a tu forma de ver el mundo.

 

¿Se puede hacer poesía con la que está cayendo en España (corrupción, ni de lejos meritocracia, persecución a la homosexualidad, maltrato a la mujer…)?

Se puede y se debe. Escribir es otra forma de luchar, y temas tan graves como la desigualdad de género o la discriminación por orientación sexual son lo suficientemente relevantes como para no callarse nunca. Por poner un ejemplo en relación con el segundo tema, el reciente poemario “Adán o Nada” del genial Ángelo Néstore, aborda el tema de los roles de género y cuestiona conceptos tan desfasados como la “hombría” de forma magistral.

 

Si hoy Bécquer levantase la cabeza, ¿qué crees que diría que es poesía?

Me hace gracia que menciones a Bécquer porque nunca me ha gustado mucho su poesía… pero yo creo que si levantase la cabeza y viera el estado del mundo diría que, a pesar de todo, poesía es buscar la belleza hasta en el rincón más oscuro.

 

¿La poesía es un refugio para unos pocos? ¿Por qué?

Creo que la literatura en general, y la poesía en particular, ha sido tradicionalmente el refugio privilegiado de unos cuantos locos. Quizás antes era algo más ligado a un determinado tipo de gente (bohemia, solitaria, “diferente”), pero hoy en día, gracias a las redes sociales y demás parafernalia digital, creo que el refugio se ha ampliado y ahora hay en él muchas más personas.

 

Escribir es un ejercicio liberador, en el caso de un poeta en construcción como tú, ¿dónde encuentras la inspiración?

La inspiración viene de muchos sitios, a veces de la forma más brutal e inesperada. Obviamente, muchas veces procede de la retroalimentación con el resto de disciplinas artísticas (música, pintura, escultura, cine…), pero son incluso más importantes las propias vivencias y sentimientos. Aquellas cosas que nos duelen, que hacen que sintamos, que provocan que algo nos estalle en el pecho. Escribir poesía es vomitar sentimientos.

 

¿Hay que ser un comprometido socialmente para ser poeta?

Éste es un tema complicado de explicar. En principio te diría que no, que no es una obligación. Pero si lo pienso bien no conozco a ningún/a poeta que, al final de todo, no esté preocupado por el mundo que le rodea, o cuya sensibilidad no le haga sentir empatía hacia lo que no está bien en nuestra sociedad. Si hablo de mí (y por mucho que mi poesía no sea especialmente “comprometida socialmente”) sí que tengo una sensibilidad extrema que hace que no pueda aislarme de lo que ocurre a mi alrededor y del estado de la sociedad en la que vivo, y que quiera luchar por mejorarla.

 

Gloria Fuertes deconstruyó como una reina los poemas para hacerlos de todos ¿dos como ella no hay? ¿Qué te gusta o no de ella?

Gloria Fuertes tuvo un don especialmente único y valioso: el de hacer más comprensible y popular algo tan “extraño” como la poesía, una disciplina literaria que parecía monopolizada por otro tipo de escritores/as menos accesibles. De ella me quedo con la brutal honestidad de su legado poético: la gente se queda con su poesía infantil, pero si indagas un poco dentro de su obra, encuentras un testimonio vital incomparable, donde la pobreza, la soledad, la guerra y la posguerra, la tristeza, el amor y el desamor van todos de la mano.

 

¿Pablo Neruda el gran poeta y violador? ¿Tan grande escribiendo como machista viviendo?

Desde luego. El otro día precisamente leí un artículo de Diego Álvarez Miguel en el que divagaba sobre la idea de qué pasaría si grandes escritores a los que admiramos –hoy muertos– estuvieran vivos en nuestra época y supiéramos mucho más sobre sus vidas privadas gracias a las redes sociales. Es una perspectiva inquietante: ¿los odiaríamos, nos gustarían menos al conocer sus miserias y opiniones sobre todas las cosas? Es cierto que es muy complicado separar a la persona de su arte, pero es más cierto que hay comportamientos y actitudes que no deberíamos pasar nunca por alto: si Neruda fue un violador, fue un violador, sin maquillajes. Si Ezra Pound fue un fascista que apoyó a Mussolini y a Hitler, o Camilo José Cela fue un homófobo repugnante, son hechos que no se deben olvidar, a pesar de toda la calidad literaria de sus obras.

 

¿Hay lugares, instantes o personas que provocan más las ganas de rimar?

Sí. Es gracioso porque la mayoría de gente tiende a asociar la poesía únicamente al amor y el desamor, a las relaciones sentimentales, pero hay miles de cosas que provocan ganas de escribir y de rimar: la soledad, el estado del mundo, la propia naturaleza del ser humano, el deseo y la sexualidad, la desigualdad, la pobreza…

 

¿No eres muy amigo de quienes piensan que la mejor poesía es la que brota del dolor?

En general estoy de acuerdo con la idea de que la mejor poesía es aquella que surge de una base “real”, de una vivencia extrema (un episodio traumático de nuestra vida, un amor que te desborda, un desamor que te rompe…), pero hay que matizarlo. Aunque el dolor inspira, es bastante difícil escribir algo aprovechable en un estado de mucha angustia, tristeza o desesperación. El dolor inspira mucho, sí, pero creo que más cuando está un poco reposado.

 

¿Recuerdas tu primer verso? ¿Y tu primer beso? ¿Saben igual ambas cosas?

Recuerdo mi primer beso con claridad, y mi primer verso con algo menos. Aunque no saben igual, al final son recuerdos preciosos de dos cosas que en algún momento de mi vida han hecho que me estremezca. Y que quiero que no dejen de ocurrir.

 

Se intuye cierta niebla, magia y suspense en cada estrofa que creas…

Me encanta esa imagen de la niebla. Para mí, la poesía es como un aire o brisa que te rodea siempre, que a veces se presenta como un sol radiante y cristalino, y otras como una tormenta que te arrastra y te lleva donde quiere. Luz y oscuridad. Día y noche. ¿Cómo no va a haber suspense y magia en algo tan salvaje e inexplicable?

 

¿Con qué verso acabarías esta entrevista?

Me despediría con dos. Uno de mi primer poemario:

“Porque al final sólo somos instinto mal disfrazado de razón. Animales camuflados en suaves cuerpos. Seres que respiran, aspiran y expiran”.

Y éste de la enorme Emily Dickinson:

“La Fuerza no es sino Dolor—
Amarrado, con Disciplina”.

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Es periodista, editora en @lideditorial y responsable de Comunicación y RR.PP de @juanmerodio. Además es Máster en Producción Radiofónica (RNE), Biblioteconomía y Documentación (Universidad Complutense) así como Mujer y Liderazgo (Aliter). Fue becaria Erasmus y Leonardo en Roma. Ha desarrollado su carrera durante 25 años a caballo entre el periodismo, la comunicación, la organización y presentación de eventos. Colabora con El Español, 20 minutos y Diario 16. Es madre de dos hijos y cree que el liderazgo y la defensa de los derechos y los valores sociales, en especial los de las mujeres, han de partir de uno mismo.

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