Todos los medios deportivos asegurando que sí, que Miguel Ángel Gil ha rechazado una oferta de casi 94 millones de euros del Manchester City por el defensa central José María Giménez. Las primeras dudas, no por el interés del equipo citizen que son conocidas desde hace tiempo, ni porque The Times lo haya contado antes que los medios españoles, venían por el “escribidor” de la noticia. Muy poco apreciado entre la parroquia rojiblanca que piensa está al servicio del palco y/o de alguna empresa de representación, la noticia se ha tomado como uno más de los globos sonda que mandan el dúo de la apropiación indebida. Más tarde otros periodistas que siguen la actualidad atlética –que sólo han tenido que leer el periódico británico y llamar a sus fuentes en el Atlético- o que hacen lo que les dejan en el mundo deportivo han confirmado por activa y pasiva que sí, que esa oferta de 94 millones de euros era verdadera y se había rechazado.
Lo que no han contado es el tabardillo que ha sufrido Gil al colgar el teléfono con Txiqui Beguiristáin y decirle que no. Mientras posaba el teléfono en la mesa del jardín ha ido palideciendo, ha sentido cómo le faltaba el aire y ha tenido que llamar al servicio para que le llevasen un sol y sombra on the rocks para superar el trauma que ha sufrido. Perder la oportunidad de ingresar casi cien millones de euros por un defensa, no poder utilizar parte del dinero para comprar un “rodillas raras” de esos que tiene Mendes en nómina y/o de un equipo como el Mónaco o el Benfica, ha sido lo más doloroso del año. Mucho más que tener cerrado el Metropolitano, porque al fin y al cabo esa venta perdida le afecta al bolsillo. Lo de cuadrar las cuentas le trae sin cuidado, pero no poder ponerse el salario que le da la gana y aplicarse bonus sí le duele. “¡Así no hay forma de ascender en el ranking Forbes!” ha debido pensar tras recuperar el hálito.
La duda sobre la veracidad de la noticia, al menos en lo que respecta a la cantidad, es muy razonable porque dado el contexto actual y teniendo repuestos como Nehuén, es raro que Gil no haya presionado al Cholo Simeone para que aceptase desprenderse del jugador. Además, como está encerrado en casa podría hasta haberse justificado con mala cobertura, que no le habían llegado los mensajes o cualquier trile típico del dúo dirigente. Casi cien millones de euros en la actualidad, que no parece que vaya a cambiar mucho de aquí a mañana, es una fortuna. Y no era como pasaba con Oblak que eran cuatro duros y jugadores descartados, aquí ponían el dinero billete sobre billete. Aunque, siempre hay un aunque, es difícil entender que el City llegue a cien millones cuando Koulibaly del Nápoles está tasado en 80 y llevan tiempo haciendo ofertas. A ver si la oferta ha sido otra…
Podría ser que hayan entrado en vereda en el palco y tengan conciencia de que lo importante es el equipo. Ya que no se pueden hacer grandes fichajes no descapitalizarlo… ¡Perdón! Esperen que pase la risa…
La realidad es que Simeone es el pilar fundamental para seguir haciendo triles desde las oficinas. Es la garantía de poder estar arriba cada año y poder hacer negocietes extraños, con amigos y con ciertos equipos y debe haberles amenazado con irse al día siguiente si vendían a alguno de los 12 jugadores con los que cuenta sí o sí. Giménez es uno de esos jugadores casi con seguridad. Pese a que alguno de los escribas del palco se meta con él para confundir a la hinchada rojiblanca y que no mire al palco por no conseguir algo más porque se ficha mal o con interés, la realidad es que Simeone si no dios es algo parecido en el Atlético actual. Saben perfectamente los dirigentes que sin él se acaba el chollo y han tenido que tragar con no vender a Giménez –aunque por ese dinero lo llevaban en brazos hasta algunos aficionados- pero no por la venta en sí, sino porque Simeone les habrá advertido que no acepta más jugadores raros –en este momento están algunos escribas a sueldo preparando artículos donde dicen que Simeone elige a los jugadores siempre-.
Es el miedo a que Simeone se vaya dando un portazo y tengan que recurrir a Gregorio Manzano –aunque igual David Vidal les pegaba más por aquello del espectáculo-, no meterse en Champions y acabar teniendo que entregar sus acciones a cualquiera de las empresas a las que deben dinero y quedarse sin la máquina de hacer billetes que es el Atlético de Madrid para Gil y Cerezo. Ha debido amenazar con dureza Simeone para que esas dos personas, que ni se arredraron en los juzgados, hayan perdido la ocasión de hacer un negocio de casi 100 millones de euros. Pierden más a medio plazo que el trinque que puedan hacer con esa cantidad. Son trileros pero no estúpidos. Todo esto suponiendo que hayan ofrecido 94 millones algo que está por ver y que sirve a los escribas del dúo para intentar mejorar su imagen… Da igual todo el mundo sabe perfectamente cómo son ya.