Podemos ha tenido un fuerte apoyo dentro de la militancia del PSOE. De hecho, Alfredo Pérez Rubalcaba se quejaba de la podemización de las bases poco antes de fallecer. Un apoyo que llevó a casi exigir a la dirección socialista que se pactase con Podemos el gobierno en la primera elección de 2019, en vez de tratar de una alianza con Ciudadanos que habría proporcionado una mayoría absoluta. Que se gritase “Con Rivera, no” a las puertas de la calle de Ferraz no refleja esta realidad vivida en el seno de las bases, entre otras cuestiones porque compañeros de Diario 16 que allí estuvieron observaron a gente vinculadas con la formación morada arengar a las bases. La militancia real estaba en las mesas de escrutinio aún. Pero eso no supone negar que había podemización.

Hasta hace bien poco las bases socialistas apoyaban más a los ministros podemitas que a los suyos propios, en alguno de los cuales veían ciertas querencias liberales que no les agradaban. Sin embargo, las cosas han ido cambiando radicalmente en los últimos meses de forma radical. En Podemos no han debido valorar bien sus ataques o han confiado demasiado en el aguante de los ministros socialistas, pero poco a poco el enfado de las bases socialistas ha ido creciendo contra las gentes de Podemos. Ese arrogarse todo lo bueno que hace el gobierno, aunque no sea parte de sus asignaciones; ese adanismo negando la lucha feminista de década del PSOE y creyéndose las inventoras del feminismo (del antifeminismo disfrazado de feminismo posiblemente sí); ese señalar como fascistas a los que les critican; ese señalar