Lo dijo Antonio Maíllo y nadie salió a desmentirle: “Hay más socialismo en Adelante Andalucía que en el PSOE-A”. De esta forma la confluencia de izquierdas le quitaba a Díaz la propiedad del socialismo que sus antecesores habrían defendido. No es imaginable que a Griñán o Alfonso Guerra le hubiesen quitado la bandera del socialismo andaluz, el “socialismo de los descamisados”. Pero la actual ocupante de San Telmo está a otras cosas, a otras legitimidades ideológicas, a lo suyo en otras palabras. Por tanto, la ciudadanía andaluza de izquierdas deberá elegir entre el socialismo que se encarna ahora en Teresa Rodríguez o en el social-liberalismo de Susana Díaz.

La diferenciación no es baladí pero refleja perfectamente los posicionamientos que ambas contendientes han mostrado durante estos meses de pre-campaña y campaña electoral. ¿Es Díaz una candidata de derechas? No, aunque desde posiciones más a su izquierda se afirme que sí. Pero es el mejor ejemplo de esa izquierda que se ha quedado anclada en el pasado, con recetas del pasado, modos del pasado y aspiraciones sociales más propias de sociedades estancadas que en continuo avance. A Susana Díaz le gusta más la adaptación al entorno en el que se encuentra que la transformación. No le gustan los