Dice la propia Nuria Ortega Riba que la concepción de Albatros le supuso una especie de liberación interior y una superación de una serie de desafortunados acontecimientos que le impidieron ir a vivir a países nórdicos. Y como lo dice la autora no hay que contradecir su propia expresión. El epílogo, menos mal que ha sido un epílogo y no se destripa la obra, muestra cómo es el proceso creativo del premiado poemario. Lo que no cuenta, porque es imposible, es lo que cada lector va a sentir y sonsacar de cada poema o de todo el conjunto. Ella se sintió así al disponerse a dar rienda suelta a la poesía que lleva dentro, el resto de mortales sentiremos eso o mil cosas más. La poesía no sería tal si no se tiene en cuenta que una vez escrito el poema vuela, como el albatros, libremente en manos desconocidas.

Sin duda el poemario es merecedor del premio Espasa (antes había obtenido en premio Adonáis) porque permite al lector viajar con ese albatros por veredas poéticas verdaderamente emocionantes y bellas. Destacan para este lector (aquí es algo completamente subjetivo y personal) una buena cantidad de poemas: “La luna”, “Eternidad”, “Altura”, “La lengua del gato”, “Los hijos de Ícaro”, el breve “Aurora borealis” o “Sabiduría”. Versos preciosos como «Pero si dejo de creer noto que la vida se me escapa» o «Naturaleza muerta es una tarjeta de memoria/que contiene fotos descargadas de internet».

El poemario entero es una lucha entre una libertad añorada, una realidad que posee sus cosas buenas y malas y un deseo de ir más allá del hoy, del ahora, del ya para trascender al propio yo en perfecta compenetración con la naturaleza, lo desconocido-deseado y volar, siempre volar con un lugar donde aterrizar. Cada poema tiene un algo especial que confiere sentido al todo. Un poemario que no es un mero añadir poemas, versos sueltos u ocurrencias como sucede en alguna que otra ocasión, sino un todo con sentido que se va descubriendo en cada verso, en cada poema, en cada momento en que se aparta el libro para pensar o quedar en una nebulosa poética.

Solo cabe recomendar su lectura. Cualquier añadido no sería sino un intento pretencioso por quedar por encima de la obra y la autora. Lo anterior es lo que el todo y las partes han transmitido a quien esto escribe. Si sirve de referencia, bien; si anima a leer, mejor; pero lo que posee la poesía con enorme diferencia es que un mismo poema puede tener mil sensaciones. Y ahí nadie que escribe puede señalar nada. Usted y su lectura serán los siguientes en descubrir si hay lo que aquí se ha explicado o parecido. Con un sencillo “Me ha gustado, léanlo” habría bastado.

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