Suele decir el editor Pere Sureda que cada libro tiene su tiempo. Una fórmula en la que podría encajar el libro que hoy se presenta aquí. No es un libro de esos que arrebatan las almas. No es un libro que pasará a la historia universal de la literatura. No es un libro que será superventas. No es un libro al uso y esto mismo es lo que le hace especial. El texto que ha presentado, tomado de su segunda edición francesa ampliada (no reimpresión, sino edición), Cabaret Voltaire está indicado para ciertos tiempos, no todos los tiempos.

El París de mi juventud de Pierre Le Tan, con prefacio de Patrick Modiano, es una bella colección de relatos sobre situaciones vividas en un París que ya no es. Entre otras cosas porque los personajes que por allí deambulan ya no están ni en la imaginería popular de la mayoría. Tampoco las descripciones estéticas, la búsqueda de la belleza hasta en un sencillo local de hetairas, de ese París pueden tener reflejo en un mundo globalizado y estandarizado como el actual. La belleza de un edificio puede persistir o no, pero el elemento humano-profesional que relata Le Tan es tan solo un fantasma.

Un libro de relatos que permitirá a cada lector añorar o imaginar un París que, en esta época de añoranza del ayer, parece mejor, mucho mejor. Si además el texto va acompañado de los típicos retratos y dibujos de Le Tan (lo que le ha hecho conocido), el dejarse llevar por su páginas es más una invitación que una obligación materialista (por aquello de haberse gastado unos euros). El recuerdo como mecanismo de rechazo de un tiempo que desagrada está aquí perfectamente plasmado. Tanto en los textos, llenos de ironía y sarcasmo, antiguos como en los nuevos.

Si a una bella y cuidada edición le suman que es un libro pequeño para momentos pequeños, esto es, para esos momentos en que cualquier amante de los libros necesita ese texto que permita pasar de un libro malo o extraordinario al siguiente. Este es su libro. Bien escrito, no tiene pretensiones de grandiosidad, ni el escritor piensa que es lo mejor que ha parido Calíope, es tan solo lo que promete, relatos sobre un tiempo ya pasado, el cual pudo ser mejor o peor, pero siempre pasado. Que sea sencillo no quiere decir que no contenga un poco de esa belleza creativa que a todo el mundo gusta. Un libro pequeño para momentos pequeños, para tener en la pila de pendientes hasta llegar a ese tiempo en que se necesita algo distinto y bueno.

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