El Congreso del PSPV ha sido más placentero de lo esperado porque el secretario general del mismo ha decidido que la integración de los derrotados era fundamental para su proyecto político. Ximo Puig ha integrado, como no hizo Sánchez (que abrió el Congreso el viernes), a las personas que apoyaron al derrotado Rafael García. De esta forma Puig ha evitado que el Congreso girase sobre nombres, aunque esto siempre pasa, y se discutiese sobre el futuro del País Valenciano, sobre el Gobierno del Botánico y sobre lo que interesa a la ciudadanía.
Aunque la Ejecutiva sólo ha sido apoyada por un 73% de los delegados y delegadas del PSPV, Puig ha incluido al 35% de los derrotados dentro de la Ejecutiva y el Comité Federal. También se ha asegurado el control del partido con Manuel Mata, portavoz en Els Corts, al situarle como vicesecretario general y a una persona de su absoluta confianza como secretario de Organización, José Muñoz. Respecto al nuevo número tres del PSPV, que fue miembro de la Gestora del PSOE, han salido los habituales “odiadores” del sanchismo criticando su nombramiento en las diversas redes sociales, pero es algo a lo que ya están acostumbrados quienes no se pliegan a la voluntad de Sánchez y sus acólitos.
Al final es una Ejecutiva que reparte responsabilidades entre todas las concepciones del socialismo valenciano y hace un reparto equitativo en el plano territorial. Hay personas de Castellón, Valencia, y Alicante, de Esquerra Socialista, del sanchismo y demás familias. Una integración para gobernar el presente y el futuro del País Valenciano como han comentado algunos electos.
¿Ximo Puig nacionalista?
Los medios de comunicación de la derecha han saltado a criticar a Ximo Puig por un “pretendido” giro hacia un valencianismo nacionalista. Un poco más y se hubiese visto salir al Cid Campeador (muerto y sujeto a la silla de su caballo) por las puertas del Congreso celebrado en Elche para reconquistar las tierras ilicitanas. Puig ha sido claro al marcar que la Comunitat Valenciana, como otras regiones de España, tiene un hecho diferencial. Sentirse valenciano, en base a una lengua, una cultura y un deseo, no implica nada diferente a lo que ha hecho el PP allí durante años. Salvo que han robado y despilfarrado el dinero de todas y todos los valencianos.
En una España plurinacional, como dice defender Sánchez sin saber aún bien lo que es eso (por muchas charlas que le dé Pérez Tapias), Ximo Puig entiende, como es tradición en el PSPV desde los años setenta, que Valencia es una “nación” como puedan ser Cataluña, Galicia o el País Vasco. El blasquismo (por Blasco Ibáñez) es una realidad sociológica, por ejemplo, y hasta se han escrito tesis doctorales documentándolo. Por tanto, nada nuevo bajo el sol. En un país donde cada cual se afirma de una especificidad cultural o política, Puig sigue la senda del socialismo valenciano. Mas en esa especificidad existe una verdadera demanda política que, día a día se expresa en el Consell o Els Corts, la permanente incapacidad de los gobiernos estatales para financiar adecuadamente a la Comunitat.