¡Ya está aquí! Todo el sufrimiento de los futboleros por ver a su equipo compitiendo se termina este fin de semana. El partido Almería-Rayo Vallecano ha dado el pistoletazo de salida a un campeonato que proporcionará a equipos y aficionados alegrías, decepciones y biberones. También comienza la Premier League que, dice Javier Tebas, es la gran competidora por los contratos televisivos allende las fronteras. La gran parte del botín se juega en las televisiones y otras formas de transmisión de imágenes audiovisuales.

Algunos aficionados tan solo verán jugar a su equipo. Lo normal. Lo que hace la gran mayoría. Los más futboleros podrán disfrutar de numerosos partidos donde descubrir esa nueva estrella, al jugador sorpresa o mofarse con las desdichas de algunos rivales. El fútbol es como la vida. Tienen cabida las mismas miserias humanas en un producto que hace décadas dejo de ser meramente deporte. Palancas incontables y ayudas administrativas desvirtúan la competición, como en el capitalismo de amiguetes. Aunque si usted es futbolero y tiene la suerte de poder pagarse ver otras ligas, tan solo verá a su equipo y otros partidos.

Mientras se estaba pensando qué escribir en este artículo estaba en la televisión el partido inaugural. Cierto que en Almería hace bastante calor y sería hasta denunciable tener a 22 jugadores corriendo tras un balón. Podrían jugar lento y tendría su interés. Lo malo es que lento o rápido la calidad dejaba bastante que desear. Dos goles de penalti entre bostezos hasta que comenzó el Burnley-Manchester City  (con bastante calor también) y se veía otra cosa.

Lo malo es que esto va a pasar durante todo el campeonato. Una liga que solo ficha descartes, donde solo dos tienen carta blanca para fichar e inscribir, donde la mayoría carece de aspiraciones (más allá del manido juegan todos para ganar), pues ilusionar, realmente, no ilusiona. Si lo que proponen los otros 18 equipos son bostezos fin de semana tras fin de semana pues poco se puede hacer. La juventud que hoy tiene la cabeza necesitada de impactos constantes no entiende esa táctica del cangrejo, el 7-2-1 o las estadísticas insustanciales (fuera del marco conjunto cualquier estadística no sirve de nada). Ilusión no parece que hay más allá del equipo propio. Y en algunos casos ni eso. Los que tienen dos equipos al menos buscarán disfrutar con ambos… o con uno solo. Tal vez es porque la edad se va cobrando su camino hacia la eternidad, pero ilusión cada vez menos.

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