Cuando los medios de comunicación de un lado y otro atacan a los mismos, con la misma saña y casi la misma alegría, ya supone un aviso de que algo raro está pasando. Es obvio que los medios más a la izquierda, dentro del sistema no se crean, piensan que dañándose Vox se pierde en España la posibilidad de un partido populista e identitario que arrase entre las capas trabajadoras españolas. Desde el lado más a la derecha del sistema se alegran porque eso de que pudiese haber un partido conservador (temen uno identitario tanto como sus amigos del otro lado) que pusiese al PP en su sitio no gusta nada. Desean el partido único dentro del espectro político de ese lado como a nivel estatal. Lo del pluralismo está bien si siempre ganan los de siempre.

Las razones económicas de financiación vía publicidad de los chiringuitos estatales, autonómicos y locales influyen en unos y otros, pero tienen menos que ver con algo que parece más sistémico. No se quiere, ni por asomo, una Meloni o una Le Pen a la española. Y es casi herético que pudiese surgir algo tipo oriental, como los distintos presidentes que existen en los países de la antigua URSS. Con la salida de Iván Espinosa de los Monteros, quien nunca ha recibido tantos elogios de la prensa, han estallado las críticas contra El Yunque, la camarill