Parecer ser que mañana, hay que fiarse de Javier Gómara, habrá reunión de la Comisión Social del Atlético de Madrid, ese engendro institucional que se inventó el gilismo para apaciguar a las masas. Se supone que en esa reunión, además de adular a los dirigentes máximos, se hablará de la vuelta o no del escudo. Que pudiese haber una consulta a la masa de socios no está tan claro, pero algo se dirá.

En principio presentarán un informe con los costes para cambiar de nuevo al escudo y abandonar el horroroso logo. El mismo coste, se supone –como han dicho numerosos atléticos en redes sociales–, que tuvo el primer cambio para el que no contaron con los socios, ni con nadie. Les salió de los pelendengues porque iban a ganar nosequé y resulta que no ha sido así. El caso es que algo dirán para que no haya cambio o para postponer el supuestamente tan demandado referéndum. La realidad es que desde la SAD se pelea, hasta arrancando de las manos si hace falta, para que no aparezca ningún escudo en ninguna imagen (lo de Morata con la selección les ha tenido que sentar como una patada en los dídimos).

Lo curioso del caso es que, pese a prometer que se hablaría más adelante, vuelvan a sacar el tema, que saben que es el favorito de las facciones más críticas de la afición, justo cuando quedan menos de dos semanas para que comience la pretemporada y el gran fichaje sea Nah-Die. Mucha filtración interesada por parte de Miguel Ángel Gil (y unos cuantos agentes que situando a sus jugadores como interés del Atlético consiguen moverles o aumentarles contratos, total tienen a los insiders de las redes sociales para hacerles el trabajo) y poco dinero en caja.

Gil es el mejor para vacilar a la afición. Lleva sin gastar un euro desde no se sabe el año y el único momento en que se ha gastado la pasta ha sido en algún que otro fracaso futbolístico (João Félix, el mejor ejemplo), esto es, un jugador que no puede vender por el doble y dinero para la buchaca. En realidad la lista de fracasos es enorme y solo los milagros del Cholo Simeone le siguen salvando de la quiebra. Jugadores que no quiere nadie, con un sueldo bajo (entre los equipos grandes) y con la esperanza de que salgan bien. O fichajes pagados con Cerezoles o a tantos plazos que se muere el jugador antes de estar pagado su fichaje. Debe poner cara de extrañeza cuando le piden dinero de verdad.

Ahora saca esto del escudo para que la afición se entretenga, cabreada o alegre, que nunca se sabe, mientras el Cholo Simeone va reclutando cedidos y jugadores con el cartel de transferibles para comenzar la pretemporada. Si se fijan en los listados de jugadores que van a comenzar el trabajo, salvo Soyuncu (el lesiones), el resto son jugadores que ya eran del Atleti. En breve comenzarán a filtrar que este podría ser el año de Lino, de Riquelme, de este o aquel porque llegan a Los Ángeles de san Rafael como unos toros. Incluso que el senderista portugués va a reventarla este año. Pero como están con la lucha del escudo pues, al comenzar la liga, ya nadie recordará que no invierten ni por despiste.

La vuelta del escudo es una lucha legítima porque implica una lucha por valores, pero que no esconda la realidad, van a mantener el equipo con alfileres hasta que lo vendan por un buen pastizal. No va a arriesgar nada. Ni hoy, ni mañana para hacerlo más apetecible. Y lo de vender más o menos camisetas no dirán dónde está el verdadero error: Nike, sus diseños horribles y su pésima distribución. Y no van a decir nada porque la marca estadounidense les tiene pillados por los dídimos y los bolsillos. Si llegase otra marca seguramente el escudo volvería, pero ni quieren, ni pueden cambiar así como así. Ni fichajes, ni escudo, ni nada, pero Gil vacilando a todo el mundo.

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