La bronca entre el locutor Paco González y el presidente de Asturias Adrián Barbón ha sido la comidilla de los últimos días y la base para que los hunos y los hotros hayan seguido con sus batallas políticas infectas. De Barbón no merece la pena ni hablar, entregado al jefe y haciendo el lilas con respecto al bable, siguiendo la senda de la izquierda que provee las filas de la derecha alternativa. Ahora bien lo de González sí que merece cierto análisis.

González nació en Madrid, ha vivido en Madrid y parece que su intención es seguir viviendo en Madrid con sus hijos madrileños (vamos que no ha cotizado, ni invertido en la región). De parientes asturianos, ha estado en la región de visita como bien cuenta. Lo paradójico es que señala que siendo pequeño allí había unas casas que daban asco, donde vivían familia apiñadas pero se ha olvidado de decir que cuando él era pequeño en España había una dictadura. La misma que obligó a su familia a trasladarse a Madrid para abrir un bar y sacar adelante a toda la parentela (¡Ole por sus progenitores!). La misma historia de millones de personas que huían de sus pueblos a labrarse una vida mejor. Por lo tanto, González reconoce que Asturias estaba hecha una piltrafa hace cinco décadas.

Y ¿la culpa la tiene Barbón ahora? Sí la pregunta suena completamente demagógica, pero no lo es menos que el relato del locutor.. Así que cuando afirma que “cuando hablan los mayores los demás se callan”, se le podría aplicar a él aquello de que “cuando hablan los licenciacados los bachilleres se callan”. O la más española, “si no sabes torear para qué te metes”. .

Seguramente Asturias no esté tan bien como Madrid. Tampoco, como han dicho por ahí, tiene Madrid la naturaleza que tiene Asturias, ni es cuna de lo que sería España. La España vaciada es lo que tiene. Gobiernos de los hunos y los hotros concentrando inversiones, infraestructuras y centros de producción de alto valor han vaciado muchísimas regiones españolas, las cuales, por ello, no tienen los recursos suficientes para generar más riqueza.

Por otro lado, están los que viven buena parte del año en el pueblo pero siguen empadronados en la conurbación. Estos gastan recursos que, en una gran parte, no sufragan. Si hay regiones que están peor en comparación con las infraestructuras madrileñas, barcelonesas, sevillanas, malagueñas o valencianas no es por una malísima gestión sino por el olvido de décadas de esas regiones.

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