Si en 2018 les ha parecido que los medios de comunicación no han sido justos con el presidente del Gobierno, aún no han visto nada. 2019, el año que acaba de comenzar va a ser el de la utilización de todo el arsenal disponible contra Pedro Sánchez. Desde todos los medios de comunicación controlados por el establishment financiero y empresarial se van a lanzar las invectivas más increíbles contra la persona que dirige el gobierno y sus adláteres. Quieren la cabeza de Sánchez y van a ejercer todo el poder como no pueden llegar a imaginar.
Controlan todos los grandes medios, da igual que se sitúen por aquello de la diversificación de lectores a izquierda o derecha, y a la mayoría de doxósofos/opinólogos más mediáticos. No hará falta que los directores de algunos medios, como sucedió con La Conspiración contra Felipe González, se reúnan para hablar y planificar los ataques. Cada uno sabe bien a qué juega en el tablero mediático. Cuando se intente desprestigiar a Sánchez por cualquier cuestión baladí o menor, el amarillismo de Eduardo Inda aparecerá en escena. Cuando sea algo más de disputas interministeriales El Mundo de Francisco Rosell, o incluso El País de forma sibilina, lo anunciarán a bombo y platillo. Cuando sea algo que afecte a una supuesta identidad de la patria española, entonces saldrá Francisco Marhuenda. Mientras tanto, desde las ondas radiofónicas, Federico Jiménez Losantos calentará la cabeza de la parte más rancia y Carlos Herrera de la más casposa. Todo lo que se les ocurra a estos medios será deglutido y devuelto en forma de lamento y crispación por Susanna Griso, Ana Rosa Quintana o Antonio Ferreras en televisión.
Han decidido en las altas capas del poder en España que Sánchez debe convocar elecciones ya. Y a ello van a dedicar todos los esfuerzos en una dura batalla en la intentarán coquetear con el apoyo más o menos sólido de Pablo Iglesias y Podemos. Si consiguen que la formación morada se venza hacia el lado de las elecciones, entonces el presidente del Gobierno se vería seriamente comprometido porque no podría gobernar ni con decretos ley. Esta fase del ataque al gobierno del PSOE, que en la Caverna catalogan como sanchismo, deben hacer tan insoportable la situación política y social que Iglesias y los suyos se echen atrás. Desean elecciones en el “Superdomingo” de mayo para que no quede ningún resquicio al poder del PSOE, salvo donde no lleguen.
No es que el establishment quiera a las baronías socialistas sino que las está utilizando para hacer ver que en el PSOE hay personas sensatas, patriotas y con sentido común. No les importaría, incluso, que venciesen en sus territorios en las elecciones autonómicas porque ello ayudaría a nutrir el relato de que los buenos socialistas vencen y los malos sanchistas son devorados por la soberanía nacional. De hecho, ciertas palabras que pronuncian esas baronías, no tanto respecto a Cataluña, como a la estabilidad del sistema son las propias de quienes están absorbidas por el entorno que se está creando contra el PSOE. Sí, porque no es un ataque sólo a Sánchez, es contra todo el PSOE aunque lo vendan interesadamente como sólo contra esa parte del partido. De momento ese relato, ese discurso mediático del sanchismo se ha llevado por delante a Susana Díaz que de sanchista nada tenía. Pero intentan engañar de esa forma porque quieren un PSOE derrotado, pero no tanto como para que pudiese surgir de los rescoldos algún tipo de socialismo más radical.
¿Cómo conseguir un estado de opinión favorable al adelanto electoral y la derrota de Sánchez? Decía el sociólogo francés Pierre Bourdieu que los sondeos de opinión eran en realidad una forma de violencia simbólica. Una forma de afectar a las personas de forma violenta porque nadie sabía realmente cómo se diseñan los sondeos, más allá de la cocina embrujada. Y no hay nada más violento para dominar, en parte a las personas, que indicarles que lo que piensan votar cada vez es menos popular. Que es, incluso, hasta inmoral. Por ello las empresas de sondeos, más tras el fracaso del método Tezanos, comenzarán a hacer caer al PSOE en la intención de voto, así no sea verdad en sí. De ahí los tertulianos, que son los mayores inoculadores de la doxa (estado de opinión), extenderán el discurso sobre las pretensiones de Sánchez de agarrarse a la silla de Moncloa. Y comenzará una bola de nieve que se irá agrandando con más y más posverdades y mentiras distribuidas como se dijo anteriormente.
Lo que pretenden en la Caverna en sí es violentar la capacidad de las personas para lograr que la realidad encaje en los deseos de los poderosos. No hay idealismo en todo ello, que sería lo que se produce con el síndrome de Procusto, sino ejercer el poder llevándose por delante la soberanía popular, la democracia real y lo que haga falta. Así, 2019 será un año terrible para todas aquellas personas que se sientan identificadas con el PSOE o Pedro Sánchez, porque la presión y la violencia simbólica que se va a ejercer podrían llegar a hacer caer el propio sistema democrático. Sólo la valentía que demuestren en Moncloa, en Podemos, en IU y demás partidos y movimientos de izquierdas, más la vuelta a la razón de los secesionistas catalanes (porque el PNV veremos hacia dónde se mueve, si con los de su clase o sus intereses identitarios), podría ser una forma de frenar los ataques contra el gobierno socialdemócrata y la democracia en sí.
Post Scriptum: En el PP tampoco deberían hacerse los valientes porque su partido también está en el punto de mira del establishment. Sólo observen de dónde les están llegando las noticias poco beneficiosas y comprenderán que los medios antes amigos (como El Mundo) hoy ya no lo son tanto.