Como suele cantinflear al final uno no sabe qué ha querido decir Pedro Sánchez en sus intervenciones. El cantinfleo no es producto de la inteligencia sino todo lo contrario. Es esa duda a hacer el ridículo, a no estar a la altura que corroe por dentro, lo que lleva al cantinfleo. También el mentir tan de continuo que al final se vuelve a la duda de si lo que se dice tendrá sentido, no lo tendrá o ya lo habrá dicho. Lo que sí ha quedado claro es que Ábalos, Koldo y Cerdán son «esas personas de las que usted me habla». Parece que nunca los hubiese aupado él a todos esos cargos y a ese poder interno. Un poder que le venía muy bien cuando iba segando la hierba de cualquiera que no se postrase a sus pies. Su esposa no debe serlo ya y carece de hermanos, también. Eso sí, a cargo de los bolsillos de los españoles se ha ido a Quintos de Mora para, debe ser, practicar el onanismo porque reflexionar no lo ha hecho.

De todo lo expresado, más allá de la mentira de no haber comido —confirmado por fuentes internas al PSOE—, ha dicho que se queda porque es obvio que si convocase elecciones perdería y gobernaría la ultraderecha. ¿Y? ¿En qué consiste la democracia sino en la alternancia según los apetitos y elecciones de los votantes? Se elige entre una oligarquía u otra, o la misma con distintos colores. Así viene funcionando este invento liberal. Es posible, no lo descarten, que piense que la democracia es que gane siempre él, lo demás es dictadura. Muy listo nunca ha sido ya que necesitó que alguien le hiciese la tesis doctoral o la copió de los textos de otra persona, que para el caso viene a ser lo mismo. Ergo conocer los conceptos fundamentales de lo político no es lo suyo. Por intuición, que no por estudio, sabe que esto se basa, en su fundamento último, en la dialéctica amigo-enemigo y a eso se aferra. ¿Emiliano García-Page y Felipe González? Enemigos. ¿Puigdemont y los de las pistolas? Amigos. Y así con todo. De hecho clausuró la democracia interna en el PSOE, con la ayuda de Ábalos y Cerdán, porque veía enemigos en todas partes.

Ese discurso, como el otro del peligro de la instauración de una dictadura personalista de Sánchez, es sencillo de desmontar. ¿Qué ha pasado donde ha gobernado la ultraderecha? ¿Se ha deteriorado la Sanidad? Igual que con Sánchez. ¿Se ha gastado dinero en estupideces? Igual que son Sánchez. ¿Se han puesto sueldazos y contratado a los más tontos? Igual que con Sánchez. En todo lo demás no han hecho más que imitar al PP y hacer el ridículo cada vez que han podido. Todas esas cosas peligrosas que han dicho desde el PSOE no han pasado nunca. Bueno, sí, han quitado la subvención a los penes lesbianos pero ¿eso no es malo, verdad? En el resto no han hecho más que hacer lo que hacen los demás partidos.

Con Giorgia Meloni no se le ve que tenga buen feeling —la presidenta italiana sabe torear a los guaperas narcisistas como Sánchez y Macron—, pero las políticas italianas no son algo completamente fascistoides. De hecho algún partido de izquierdas propone cosas similares respecto, por ejemplo, a la inmigración, la Unión Europea o los trabajadores europeos. Sánchez piensa que sólo él es de izquierdas y el resto es populismo o fascismo, su cabeza no da para pensar más allá. De ahí que para él Vox o Meloni sean ultraderecha pero Podemos, Sumar, lo que sea que es hoy IU y todas esas mierdas golpistas y asesinas no sean ultraizquierda —que es lo que pensaría cualquiera con un mínimo de inteligencia— sino populismo o simples seres que le vienen bien para gobernar. Dijo Alfonso Guerra que a su izquierda «el abismo», pues ahí está Sánchez, en el abismo porque hasta el momento lo de las políticas de izquierdas no se ha notado en la clase trabajadora.

Los sanchistas que no vengan aquí a venderme motos y números porque les puedo dar seiscientos mil datos que muestran todo lo contrario. Mejor que se dediquen a arrodillarse, lamer culo o lo que sea que lamen, y dejar de hacer el tolili en las redes sociales, porque la corrupción surge del núcleo duro sanchista y aquí nadie ha engañado a nadie. Uno colocando a la esposa como si fuese graduada en Harvard —pagado por todos los españoles— y otros metiendo mano en la caja. Sánchez sabía de todo ello hace tiempo y no se ha cargado a Ábalos hasta ayer. Si ustedes son idiotas —Sánchez está convencido de que lo son— no intenten bajar a los demás a su nivel ínfimo.

¿Lo peor que le podría pasar a España es que gobernase el PP con Vox de aliado? ¿Peor que entregarse a los golpistas catalanes financiando todas sus estupideces y dejando la sanidad (especialmente la catalana) hecha unos zorros? La realidad es que los jefes de Sánchez, que no son los ciudadanos y mucho menos los afiliados bobalicones, son los mismos jefes de Feijoo y de Abascal. Bueno, Abascal tiene algún jefe muy del uso de instrumentos del metal, como los que aparecen en el emblema antiguo del PSOE. Compensa los penes lesbianos y el lobby gay del sanchismo. No va a haber nada distinto a lo que se hace por un camino u otro. No hay ruptura. Ni reforma. Ni revolución. Ni nada de eso. Por ello, no haga como el de la fábula de «Pedro y el lobo», que ya sabemos que venir no viene y cuando llegue no será quien usted dice.

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